jueves, 31 de mayo de 2012

Basta de las exigencias de Bruselas



Las circunstancias económicas, no dependiendo de nuestras propias eficacias de gestión, están abocadas a un derrumbe sistemático y radical que puede dar al traste con la identidad española para alegría de sus enemigos que no son los de fuera.  Sistemático porque no parece tener fin este totum revolutum de insalvables exigencias que nos acercan paulatinamente a la precipitación de nuestra identidad como país, más allá de de ser miembros de una estructura europea que nos asfixia de continuo; radical porque esto no tiene nada que ver con el otrora cumplimiento del Tratado de Mastrich del que salió reforzada España gracias a las excelencias de negociación, posicionando a los españoles como exigentes socios que no solo cumplian los deberes sino que también invitaba a cumplirlos a los demás. Ello nos pudo crear enemistades afuera, pero lo peor estaba en ese paripé del trabajo conjunto de España en treinta años que solo se dejaba crecer para futuros saqueos.
Así sucedió y el pistoletazo de salida fue un 11 de Marzo de 2004. Millones de ciudadanos creen que la  crisis fue provocada en España de manera política y es sorprendente que ante la evidencia de quiénes son los responsables, no estén imputados para evitar futuros y continuados destrozos.

El enemigo, el verdadero lo tenemos en casa. Basta ver la destructiva incidencia de la política estos 8 años pasados para saber con certeza que no nos encontramos en estos derroteros casualmente, no.

Existe ese aire de revanchismo interno que ha dado alas a la desintegración mimando los codiciosos intereses del nacionalismo. Lo han asolado todo políticamente y han dejado  los restos con los que pretendemos subsistir, para más inri, con el arbitrio de unos comisarios inflexibles e insensibles a la insoportable presión social que puede reventar España.

Bien mirado, existe un algo de revanchismo en esos socios europeos que explica la obediencia y la sumisión de Rajoy porque las obligaciones son muchas y en contrapartida los beneficios son del todo inciertos. Nos arriesgamos a supeditar ese carácter impositivo de las múltiples exigencias a un futuro sin expectativas, siendo muy peligroso que terminemos de cumplir tantos requisitos para ver definitivamente recortadas nuestras posibilidades como país autosuficiente y capaz de resurgir con propios criterios y directrices. 

De ahí, el llamamiento de José María Ruiz-Mateos que fue el primero en dar la voz de alarma sobre la supervivencia económica de España, lastrada por las obligaciones y exigencias que suponen la subordinación al Euro.


Un llamamiento a tomar las riendas económicas de nuestro potencial económico empieza a ser considerado por expertos que también contemplan la conveniencia de no seguir este sendero hacia el abismo de la indefensión. Llegará un momento en que este laberinto no tendrá marcha atrás y la huida hacia adelante termine por abismarnos a destinos de disolución.

http://www.expansion.com/2012/05/30/economia/1338391564.html


Cuando la experiencia demuestra que los resultados no satisfacen hay que modificar la orientación y evitar abismarse en la problemática que aboca a la incertidumbre, el prolegómeno de la certeza de las situaciones críticas que terminan por ser insoslayables. El problema de España es que se está adentrando en un laberinto tortuoso sin recordar los orígenes de los que proviene y que no dejan de ser una base de trabajo irrefutable como modelo del milagro español que fue y que sorprendió por su firmeza por liderar la cosntrucción europea.

Zapatero fue el nefasto gobernante que destruyó económica e institucionalmente una España servida en bandeja a los acreedores mayores que son los de esta Europa insaciable y que no perdona ver los triunfos del pasado mirándose con recelo todo lo relacionado con lo español. No obstante el presidente vergonzante nos convirtió en el hazmerreír de los socios europeos y nos puso de hinojos ante los poderosos que hasta no hace mucho habían estado subordinados a las políticas económicas que dictaba España. Siendo la envídia grave pecado de lo español, también la hemos exportado a Europa para ser víctimas de nuestro propio defecto convertidos en los últimos payasos del circo zapaterista.   Implicando la salvación del conjunto ,con el inexorable desgaste de lo español en un chantaje continuado, nuestro futuro es tan oscuro como las intenciones del anterior gobierno que se han dejado impunes.

España comete errores de bulto de los que puede arrepentirse:

1- No persigue a los impulsores de este destrozo que ahora el Partido Popular pretende enmendar con visos de un desgaste gubernamental, previsto por los buitres apostados  en la Oposición.
2- No confía en su propia potencialidad subordinando su capacidad de reconstrucción a unas exigencias que paradójicamente impiden mejores perspectivas que serían factibles con autonomía de criterio.
3- No se acomete una reestructuración económica y soporta su irreal solidez en la endeble teórica de los gestores europeos que no encuentran límites a los sacrificios ajenos.
4- No se profundiza en la verdadera esencia del problema que ha facilitado la ruina de un país por contentar las codicias de la estafa autonómica.
5- No se considera el talento de prohombres que pueden generar una nueva dinámica respondiendo a la necesidad de salirse del Euro y perder el miedo a no seguir las imposiciones de una Europa  que obliga sus tesis despreciando los factores vitales de España.
6-Basar en el recorte público y la austeridad el salvamento en vez de sacar rendimiento a lo potencialmente constructivo que deviene de una experiencia demostrada. Sólo es necesario creer en las posibilidades de lo propio y buscar nuevos horizontes que posibiliten un mejor posicionamiento de negociaciones.

Las claves no están fuera; las claves de nuestra reconstrucción son inherentes a nuestra propia consciencia de trabajo que debe prescindir del tinte político para ser eficaz con los hombres que son capaces de convertir en práctica lo teórico. Los parásitos sobran y habría que identificarlos y responsabilizarles penalmente de sus indecencias, las que todos conocemos.

Empresarios, banqueros en consonancia con el trabajo del Gobierno, pueden ser precursores de nuevas expectativas e idear estrategias que revisen en profundidad los errores que infieren sobre nuestro presente para evitar un despegue que urge con un cambio absoluto en la política económica, lejos de las interminables imposiciones que se nos volverán en contra por intentar mantenernos a toda costa en la moneda única.

lunes, 28 de mayo de 2012

La nefasta y sospechosa gestión de Bankia



Resulta harto curioso el magnífico despliegue de ayudas para intentar reflotar el barco hundido que representa Bankia , cuando en esta galerna de crisis y de modo impávido se ha dejado que se hundan naves más sólidas en el proceloso mar de los intereses financieros. Cuando no curioso ya sospechosa es esa defensa a ultranza de una inversión con dinero público que no convence a nadie, pese al empecinamiento gubernamental por sanear una Bankia destinada al descrédito bursátil y al enmarañamiento de la situación con una desconfianza generalizada que amenaza ser el prolegómeno de una hecatombe financiera sin precedentes.

Se ve llegar la derrota de una estrategia de salvamento forzada a pesar de las evidentes carencias y factores malogrados para seguir disimulando el favoritismo destructivo por mantener lo que a todas luces supone una sombra que nos sume en una oscuridad especulativa muy peligrosa; arraiga en un proceso degenerativo de falta de seriedad y de honradez encubierta con dinero de todos. Se ve la improvisación y el mantenimiento de tesis contradictoriamente prácticas que pese a todo son de continuada proyección pretendiendo forzar una confianza que no acaba de cuajar. Las señales de fracaso son alarmantes pero no lo es menos el experimento de ingeniería financiera que un Frankenstein practica con miembros de distintos cadáveres, en esa absurda  pretensión de mostrar rediviva una monstruosa obra que ya nace con el fin de que cunda el pánico y llegue a afectar seriamente la reconstrucción económica de un país constituido de individuos vivos, vivos y perplejos donde sentirse cobayas a cualquier precio; incluso al de la ruina.
Sospechosamente se intenta mantener un muerto cuando nadie ha protestado por el aniquilamiento de una Nueva Rumasa que estaba muy viva, como en su momento lo era aquella Rumasa saqueada delictivamente cuando nadie clamó Justicia ante el atropello criminal que sufrió José María Ruiz-Mateos. No puede quejarse esta España de pandereta y falacia al ritmo de esta ópera de los despropósitos, del desafinado constante de la honradez ahora que notamos esas estridencias que hace treinta años pretendimos ignorar.
Bankia es un experimento que va costar tan caro como la vida de los trabajadores que fueron abandonados a su provocada suerte, cuando el crédito se denegó para sostener una dinámica empresarial de la Nueva Rumasa que condenaron a muerte desde la codicia financiera de un Banco de Santander en la primera línea de la salvaje especulación; cómplice Botín también  de esta nefasta gestión que puede suponer con Bankia una puya definitiva contra la fiabilidad de un sistema bancario cuajado de intereses ocultos que confrontan directamente contra la seguridad de la ciudadanía, cada vez menos propensa a pagar los desaguisados de una pandilla de facinerosos que juega con la vida ajena en tanto enriquecen las propias. No es casualidad la cercanía del banquero porque es seguro que se llevará rédito si fracasa estrepitosamente salvaguardar el cadáver llamado Bankia.
El Gobierno se equivoca y lo peor es que ya muchos empiezan a dudar de la honorable intencionalidad de los errores.
Justificar lo injustificable es esa intención desintegradora que nos precipita a la incertidumbre de las consecuencias, habida cuenta de los despropósitos en la pretensión de salvar lo que es un fiasco repetido se haga lo que se haga y lo apoye quien lo apoye. Botín es capaz de ver elefantes rosas volando y apoyar la gestión de Bankia; también es verdad que sus fantasías están basadas en esa realidad vergonzante de que paga a la Justicia por librarse de penar delitos que a otros no se perdonan. Incluso inocentes son castigados por las criminalidades encubiertas de sus verdugos. Así es y va España.

La torre de Bankia en Plaza Castilla tiene de torcido lo que la gestión de ese banco. Nadie se acuerda de las dos torres de Colón, rectas y con la solidez que representaba el mayor Holding jamás creado en España con la emblemática enseña de la abeja. Ladrones, tantos en España, no se acuerdan de cómo saquearon y se beneficiaron de la expropiación de Rumasa.

Lo de Rumasa no está claro, salvo que el Estado debe una cuantiosa indemnización en el debe criminal de su silencioso carácter de estafa histórica. Lo de ahora es un reflejo de lo de siempre, solo que hoy vemos con bastante claridad la clase de intereses que prevalecen al margen del beneficio colectivo.

Seguro que si José María Ruiz-Mateos propusiera un pacto de Estado, todos estos controvertidos y sobrepasados gestores encontrarían nuevos cauces para solventar esta crisis que va de mal en peor. Pero en España, ya se sabe de la envídia, se persigue a quienes crean empleo y enriquecen el país. Se tienden trampas para anatemizar la honradez y el compromiso. Siempre se ha mirado por el beneficio de los pocos contra el beneficio de lo colectivo y se ha denostado al emprendedor hasta neutralizarlo como una amenaza.

Aún así necesitamos escuchar a hombres como Ruiz-Mateos capaces de plantear fórmulas prácticas para sanear la banca y sin minar más la resistencia del dinero público.

Bankia es el monstruo de Frankenstein como los ciudadanos las cobayas de un experimento donde los resultados no son fiables. A este ritmo y con ese afán por seguir improvisando cualquier día nos estalla el laboratorio.

sábado, 26 de mayo de 2012

Cinismo, a toca teja, de Botín

              
 http://www.eleconomista.es/economia/noticias/3997288/05/12/inspectores-de-hacienda-sobre-el-caso-botin-no-se-debio-haber-dado-un-trato-preferente.html

De alguien como Emilio Botín- al que denominan en la calle el gran depredador de la crisis económica- que se ha lucrado a base de especular con la tragedia de miles de personas a las que ha dejado sin sustento vital, no hay que creer nada que no sea impulsado por ese interés de lo insano que tan pronto acuerda tratos favorables fiscales y judiciales como recorta viáticos crediticios hundiendo Grupos empresariales. El dinero es moneda de cambio de Satanás en el mundo, ciertamente, y algunos parecen tener sucursales en el mismo infierno de lo bien que se mercadea sobre la Tierra y sin punición sobre los excesos. En todo sitio hay favoritismos. Habría que ver dónde se guardan algunos los contratos más secretos: los del alma.
Nada de lo que hace o dice un señor que no considera los males de sus acciones y cuya moral barre para casa a costa del perjuicio de miles de damnificados a los que sacrifica ferozmente con una usura desmedida e impenitente, nada es digno de considerarse si no es a través de esa rúbrica destructiva con que firma contratos o incumple tratos, con la misma facilidad que dora la píldora al Gobierno  agradecidamente  por las exenciones de responsabilidades judiciales que seguramente habrán supuesto un buen beneficio para los orquestadores del paripé ante los tribunales, con esos indicios de corrupción que al final quedaron en agua de borrajas.
Lo que ha sido demostrado es que los delitos no son tales si se puede pagar el precio por la compra de la inocencia. El rastro que vaya a quedar ante los ciudadanos sobre la sospecha de un alto grado de corrupción poco importa. El dinero también compra el olvido y rehabilita la dignidad.
No sorprende que ahora se prodigue el agradecido banquero en defensa de la gestión de Bankia, alabando la gran dosis de inteligencia gubernamental a la hora de abordar la crisis de la Caja. Menos sorprende ese cinismo visceral que manifiesta el orquestador de una debacle empresarial con Nueva Rumasa, cuando cerró el grifo del crédito sobre el que se sostenía una ingente labor  dirigida por los hijos varones de José María Ruiz Mateos, quien delegó las responsabilidades directrices en el año 2004.
Abocó a perjuicios mayores con medidas de emergencia en las que él es el responsable directo incumpliendo ese contrato crediticio que fue la puntilla contra Nueva Rumasa. Siendo la crisis de Bankia y Nueva Rumasa de vergonzantes similitudes, el trato recibido de lo financiero ante lo mercantil ha sido descaradamente diferenciador. De un cinismo repulsivo es escuchar a este agradecido especulador de la vida humana que la crisis de Bankia ha sido bien abordada, cuando él fue el precursor de la de Nueva Rumasa asumiendo un papel ejecutor realmente inicuo.
Emilio Botín no tuvo en consideración ningún factor de trabajo empresarial ni humano, cuando precipitó la hecatombe dejando sin sostén económico a un conglomerado de empresas que se debatía ante la crisis económica generalizada, subsistiendo con una gestión acorde a una tormenta colectiva en la que  él provocó un hundimiento sin calibrar el coste humano de la decisión. La vida continúa después del naufragio y lo importante es seguir enriqueciéndose sin pensar en los cadáveres que se quedan flotando.
Es comprensible que en el paquete de las correspondencias, Botín haga público-y de manera estentórea- el agradecimiento al Gobierno que le ha librado de alguna de las brasas en la quema que él acostumbra a provocar en los ajenos.
Su cinismo es espectacular. Nada menos que alabar el buen tino en el tratamiento de la problemática de Bankia, cuando él generó a gran escala la  de Nueva Rumasa. Es todo un ejercicio de hipocresía que muchos tildarían de demoníaca.
La moral botinesca es arteramente casera, barriendo para casa lo que dicta una conciencia que se paga a tocateja a cambio quizá de favores recibidos. El mundo funciona así, no cabe duda, y no hay nadie que esté dispuesto a rechazarlo de tan poderoso caballero; el dinero, digo.
Es notorio pues que en los discursos encontremos la tendencia a arrimarse a quienes a su vez se le arriman a él con esa pública condescendencia de lo poderoso ante tantos testigos que son esa ciudadanía estupefacta que advierte cambalaches  propios de mercado persa disfrazados de tratos  en las más altas instancias. No sólo sigue pareciendo un cambalache sino que a muchos de esos arruinados ciudadanos les parece que de muy poca vergüenza.
Y en eso estamos, agradecidos de que el dinero multimillonario conserve el gran valor de sus influencias que siempre serán ejercidas ante cualquier problema. Todo tiene solución si está en manos de quien sabe apreciar el pecunio y más con estos tiempos de crisis donde el problema no es que escasee; el verdadero problema es que está mal repartido y lo acumulan unos pocos. Todo tiene precio. Todo es verificablemente tasado: la conciencia, la moral, la dignidad, la verdad, la mentira y el alma. Ya puestos y viendo cómo va el país, el alma es la primera compra-venta especulativa por la que muchos destruyen las vidas ajenas y eso en la Banca es el único contrato que no se rompe.


jueves, 24 de mayo de 2012

Justicia a precio de saldo


España no oculta las miserias que se esconden tras la influencia corrupta del dinero que ha sido saqueado a los ciudadanos. El latrocinio se premia con la conformidad de una Justicia cuya parcialidad deja en evidencia la honorabilidad de muchas togas que hoy en día son como sotanas de fariseos, prestos a crucificar a cualquiera que no pertenezca a la casta bancaria.

Los empresarios asisten a su ruina con el beneplácito de la política que bajo el mandato de Zapatero destruyó el tejido empresarial que creaba empleo y sostenía las bases económicas de un país construido durante muchos años. Descubrimos que todo lo erigido ha sido un paripé permitido, en tanto se enriquecían más los verdaderos artífices de la manipulación que nos hizo pensar equívocamente sobre la óptima dinámica, desarrollada al encuentro de una fórmula eficaz de beneficio colectivo. Ahora que todo queda derruido, asoma esa cúspide bancaria que parece intocable ante la crisis, además de regenerarse con riquezas acumuladas siendo los intocables por poderse pagar la impunidad.

Este país posee una Justicia bajo sospecha permanente no sólo por la influencia del poder ejecutivo sobre su esencial imparcialidad a todas luces inexistente, sino porque la prevaricación, el favoritismo a ultranza con algunos sectores indemnes pese a sus componendas al descubierto, es ese orden del día previsible donde ya no hay disimulo por aparentar un poco de esa dignidad cuya carestía comienza a irritar muy seriamente a la ciudadanía.

Afortunadamente, también contamos con Magistrados como puntales de ejemplaridad, pero son pocos.

Mientras millones de ciudadanos quedan arruinados por la especulación brutal que ha supuesto la derrota de muchos años de lucha por conseguir un futuro ahora atrofiado, otros demuestran que no existe punición para los flagrantes delitos si hay pecunio con que pagar la exención de las responsabilidades penales.

El escándalo es aún mayor cuanto más se intensifica el drama de una población inmersa en un tráfago de corrupción cuyas consecuencias no las pagan los responsables, sino los más inocentes de esta situación catastrófica, acogotados por múltiples sevicias judiciales orquestadas por el gran mostruo de la Banca que embarga la vida con la misma facilidad que se paga con dinero de los diezmados la multimillonaria prebenda de la vergüenza, el descrédito, la iniquidad de las codicias, ante Tribunales con la misma bajeza de vergüenza, descrédito, e iniquidad de las codicias que supone el reflejo de los poderosos pagando exoneraciones a base de inadmisibles sentencias.

Mejor haría el banquero,  quien espera salir intacto de esta quema general, en proveer de viáticos a un país al que le debe todo. No obstante los millones que contiene en sus arcas son aquellos que millones de ciudadanos han perdido mediante una especulación que puede convertirse en una espada de Damocles que termine cercenando los cuellos que ahora se creen intocables. Vivimos tiempos de un desaliento trágico y cualquier abuso reverbera con más evidencia y menos capacidad para soportarlo.

Es peligroso no creer en la Justicia pero mucho más alarmante tener motivos más que justificados para no hacerlo. José María Ruiz Mateos fue esa víctima que descubrió que cuando el sistema lo falsea todo, ni los jueces son dignos del crédito que no merecen. La expropiación de Rumasa fue un saqueo orquestado por ese sistema de las mentiras que hoy va mostrando las máscaras con las que tantos disfrazaron sus miserias. Hoy son millones de ciudadanos los que sospechamos sobre esa mascarada de lo judicial que existe a conveniencia de los más poderosos que pueden pagarse los logros de sus delitos. Rumasa era muy poderosa, pero la víctima perfecta para una unión de sus enemigos múltiples escudados tras la cobardía, la hipocresía y el cinismo que convirtió al justo en perseguido.

Llevan ensayando años, ¿cómo les iba a salir mal la función? Demasiadas son las evidencias de que este escenario está manipulado hace mucho tiempo, quizá porque los que lo pagan poseen el secreto derecho a elegir un destino más allá del Bien y del Mal. No solo son los directores de escena, también son los dueños del edificio donde escenificar las obras más importantes del país; ante semejante practicidad, lo de algunos jueces es puro teatro y hasta salen baratos a sus multimillonarios protegidos.

lunes, 21 de mayo de 2012

Emilio Botín: Hombres como él para un Pacto de Estado


En España hemos de contar con aquellos hombres que han generado riqueza y la han expandido en beneficio generalizado para el crecimiento económico. Personajes que han demostrado capacidad de gestión con resueltas fórmulas de éxito en otrora tiempos de arraigo financiero y mercantil que fueron ejemplares para la Europa de un hoy exigente en tiempos de crisis. Una crisis que no es coyuntura ajena a ciertos puntales de la sociedad que en otras ocasiones han esquivado situaciones generalizadamente delicadas. Nadie se libra de la quema. No hay que restar méritos a quien los acumula.
Cuando hablamos de crisis ahora, es extensible al método y nada es previsible en el desarrollo de los conocimientos y las experiencias anteriormente adquiridos. La situación es cambiante pero no así los protagonistas de un resurgir económico que en su momento fue considerado el milagro español, por la descollante capacidad de  gestión que mostró un ímpetu arrollador ejemplarizante para nuestros socios comunitarios.

Por mucho que se haya modificado nefastamente el momento económico, seguimos contando con prohombres, como Emilio Botín, cuya valía competitiva no ha mermado un ápice y que puede ser sustancialmente práctica para afrontar la problemática económica que nos aqueja.

Personajes de gran talla del panorama socio-económico español se han visto influidos por ese vórtice desintegrador que provoca víctimas propiciatorias mediante un colectivo encadenamiento de vicisitudes inevitablemente adversas. Yendo cada uno por libre es muy probable que los daños se acrecienten y terminemos por competir contra la propia esperanza de no sucumbir en el encarnizado combate de un “sálvese quien pueda” desmoralizante y del que nadie saldrá indemne. Así pues ¿Por qué no unir talento y fuerzas ante la adversidad?

Banca y Empresa deberían ser aliadas frente a la situación crítica, con un reparto responsable y equitativo de responsabilidades. Hoy por hoy existe una contraposición de intereses que ha devenido en una quita generalizada de las posibilidades dinámicas de la gestión empresarial, a manos de una banca que ha recortado radicalmente el crédito. Si la empresa declina es lógico que el riesgo  aumente y los bancos valoren ese riesgo hasta el punto de negar el crédito. Si un particular no puede pagar una hipoteca se le embarga.  Es una consecuencia lógica, pero el tiempo ha demostrado que nada funcional y prácticamente arriesgada. Todos pierden.

¿Qué ha conseguido la banca protegiendo sus intereses con el embargo del mercado inmobiliario? Una inmensa problemática de activos tóxicos inamovible y radicalmente inservible. Quizá todo tiene su momento y ese momento, el ahora, también implique una reestructuración de objetivos después de comprobar que las medidas de choque primeras, a consecuencia de la sorpresiva crisis, han dañado vitalmente el conjunto de la economía.

 Estas medidas defensivas, intentando proteger el capital bancario,  sólo condujeron a un hostigamiento severo de la coyuntura crítica y a una asfixia lenta de unos y de otros. Como consecuencia de esta falta de coordinación, el sistema bancario está colapsado poseyendo activos tóxicos que han paralizado el importante mercado inmobiliario, sin recursos para reactivarse con la empresa en quiebra y los bancos paralizados intentando recomponer sus viáticos seriamente amenazados.

Lo cierto es que la banca dispone de un muerto imposible de reanimar que son los activos tóxicos causantes de un colapso inmovilista cuya incertidumbre incluso hace temer una caída del sistema bancario. Así que ¿Por qué no reconsiderar la situación desde una perspectiva más constructiva y de consenso, intentado rehabilitar las funciones propias de la Banca y de la Empresa?
Existen factores que pueden considerarse  y que han pasado inadvertidos. Tanto nos fijamos en los problemas y el alarmismo que provocan que se nos escapan soluciones que podrían surgir previo consenso de elementos imprescindibles para una regeneración económica a gran escala.  Una conjunción de intereses buscando el beneficio común es muy posible en el momento que no haya fijación por defender lo propio sin contar con lo ajeno. Sólo buscando beneficios comunes se pueden satisfacer también los que a cada uno atañen.

Sin duda que los activos tóxicos en propiedad de los bancos, sólo están acrecentando la gravedad que supone no posibilitar que la empresa pueda reactivar un mercado esencial para nuestra economía. Ante situaciones de tamaña gravedad ¿No es factible un Pacto de Estado que coordine las funciones de la Banca y de la Empresa con el objetivo de impulsar medidas de reactivación con opciones de consenso y colaboración?

Desgraciadamente, cada vez se comprueba de manera fehaciente que salvar la situación mediante recortes para cumplir requisitos de solvencia macroeconómica, no garantiza la resolución de ese conflicto de intereses de la banca y de la empresa que ha generado daños ingentes en una economía acometida de incertidumbre, por mucho que se vayan cumpliendo esos propósitos de convergencia exigidos por la Unión Europea. La solución que se contempla pasa por un saneamiento de la banca mediante dinero público, sin una reactivación de la maquinaria empresarial que es la que crea verdaderamente empleo. Nos encontramos ante la tesitura de solventar el conjunto de una problemática que si no se acomete de manera diversificada, puede generar aún más fracasos con una situación social extremadamente delicada y soportada por una ciudadanía expectante no sin el hartazgo que conlleva la presión fiscal obligadamente ejercida.

Urgen soluciones porque la dilación nos aboca a un peligroso destino que pudiera conllevar un camino desnortado. Emilio Botín es uno de los paradigmáticos caballeros que ha posibilitado una cruzada de evolución y progreso en que España sostuvo sus bases constructivas desde la Transición. Con todo lo que de benefactor y meritorio conlleva, en su exclusiva capacidad de  gestión que ha condicionado el destino de un país que tanto le debe, él mismo está inmerso en ese marasmo de incertidumbre  propiciada por la acuciante y caótica situación ya tan generalizada.
No es extraño que las encarnizadas luchas generadas por conflictos de intereses acaben en los tribunales de Justicia. Seguro que existen modos menos drásticos de conseguir resultados y evitar un desgaste innecesario.

España ha de ser consciente de los resortes de beneficios latentes que abundan en personajes como Botín. En estos tiempos prima aunar intereses en torno al gigantismo de hombres con una valía sobrada para dirigir nuevas expectativas, a la altura de las circunstancias que nos obligan a la genialidad más allá de las conformistas medidas que no nos benefician en absoluto, como demuestra el poco resuelto panorama económico.

Necesitamos líderes capaces de afrontar estas batallas de tiempos inciertos, siendo Emilio Botín uno de los grandes paradigmas que tome consciencia de que aunando esfuerzos todo es posible en la misma línea de eficacia que ha protagonizado  durante la extensa Historia de la España democrática que le reconoce su excepcional labor. Contamos también con empresarios que con oportunidad de trabajo pueden volver a obrar aquellos prodigios mercantilistas que caracterizaron una gran labor nacional e internacional.
Con prohombres de la gran talla que Botín representa deberíamos creer en un gran Pacto de Estado conducente a planificar una estrategia conjunta-más allá de los dudosos remedios del recorte- y generar pronta riqueza. Convertir los activos tóxicos en potenciales beneficios en manos de hombres de empresa capaces de recrear un mercado que hay que vitalizar reconstruyendo una base eficaz de gestión. Seguro que existen muchas variantes para alcanzar acuerdos satisfactorios para todos; una especie de “espíritu de la Transición” en que basar una reconstrucción económica allende el fracaso de ese método obsoleto por el que hasta ahora se ha guiado la crisis, sin contar con los máximos exponentes que son los genios capaces de generar riqueza adaptándose a los tiempos. Basta darles la oportunidad de negociar para encontrar fórmulas novedosas en que asentar un trabajo de recuperación económica a todos los niveles.

Con personajes como Botín y una actitud constructiva con el arbitrio del Gobierno, podría darse la oportunidad para pactar soluciones ante estas circunstancias adversas e inciertas. España cuenta con los mejores hombres  y por ende las mejores soluciones.
No puede parecernos descabellado una admisión de propuestas por parte de la Empresa y de la Banca para intentar solucionar esta crisis, cuando un señor como Paul Krugman ofrece tan esperpénticas soluciones económicas que nos hacen dudar de la seriedad de los Nobel para conceder sus premios.

Llegados al punto sin retorno sólo cabe un nuevo punto de partida. Pactar compromisos con un sello de Estado debería unificar los mejor de la Empresa y de la Banca para canjear soluciones. Dar una oportunidad a quienes son capaces de aportar esas soluciones. Sólo hay que facilitar una mesa de negociaciones, concienciar de la importancia que conlleva ganar todos  y esperar más que previsibles resultados. España necesita una especie de segundo espíritu de la Transición; acumula una muy experimentada trayectoria y es sobradamente capaz de pactar una gran estrategia financiera y empresarial aportando nuevas ideas y renovadas directrices.
 

viernes, 18 de mayo de 2012

Bankia versus Nueva Rumasa: Patente de corso política


                

Resultan harto paradójicos los contrastes en la solución de la crisis de Bankia respecto de Nueva Rumasa cuando existen tantas similitudes en los orígenes de la problemática.

Principalmente similar es el aspecto de recesión generalizada en que desembocó todo el proceso por intentar salvar la hecatombe mercantil de Nueva Rumasa y financiera de Bankia, siendo abandonada una y rescatada la otra. Muchas son las características parejas,otras secundarias, como para obviarlas. La opinión pública no debe dejar pasar por alto tantas coincidencias. En lo único que parecen diferir  ambos casos es en la solución final, con miles de perjudicados entre inversores y trabajadores del Grupo de la Familia Ruiz Mateos y la de una Bankia cuyos responsables no asumen ninguna responsabilidad obteniendo los favores gubernativos que se negaron a Nueva Rumasa.

Con paritarias circunstancias, sin embargo el cauce de resolución es judicial en uno y de favor político en otro. La injusticia es en demasía descarada y el disimulo tan evidente que no pasa inadvertido el trampeamiento que condena a unos y premia por la ineficacia de gestión a otros.

No sería extraño que los vergonzantes antecedentes del ataque frontal a la vez que traiciones contra José María Ruiz-Mateos con la expropiación de Rumasa en 1983, sean un pretexto perfecto para ignorar el drama en que ha desembocado el cierre del grifo crediticio por parte de un Banco de Santander que acumula 100 sentencias en su contra como prolegómeno de una importante pérdida de credibilidad de la Familia Botín.

No llamaría a sorpresa que los enemigos de entonces fueran los de ahora. Que los vergonzosos personajes de la política, la economía, de la política, la banca y del ámbito judicial, fueran los mismos que asestaron el golpe contra Rumasa siendo responsables, por acción u omisión, del salvaje coste que supuso una expropiación con indefensión absoluta del afectado.

La contemplación de un pago de 18.000 millones de Euros pudo ser suficiente preocupación como para orquestar un plan de pérdida de credibilidad con víctimas propiciatorias, para denostar al hombre que la justificación de lo moral permitía contemplar una compensación económica a la altura de los daños perpetrados hace treinta años. Bastaba desfondar la base de crédito sobre la que se soportaba el entramado mercantil de Nueva Rumasa, para que de carambola José María Ruiz Mateos perdiera su credibilidad empresarial, quedando atrapadas en el laberinto miles de personas. Perdida la credibilidad también moral nadie se afanaría en defender los derechos de Ruiz-Mateos, zanjándose definitivamente una carroñera deuda que España lleva en su haber más sinvergüenza.

No es nuevo que los sinvergüenzas ocupen los puestos de honor en esta España del puro engaño que se edificó durante una transición con muchos trapos sucios escondidos; tampoco que los honrados pasen por estafadores y se les echen a los perros feroces de los medios arrimados a conveniencia junto al poder corrupto que prevalece más allá de la alternancia política.

La expropiación de Rumasa es esa violación solapada que, dada la perseverancia por defender lo que legítimamente pertenece a José María Ruiz Mateos, es conveniente acallar de manera definitiva ante los indignados ciudadanos, quienes observan la impune corrupción política que nos ha arruinado a todos, con ese descaro continuado de dar carpetazo a miles de corruptelas por estar enarboladas tras siglas políticas o sindicales. Entre ladrones anda el juego, los dueños del tablero que deciden destruir fichas ajenas para seguir protegiendo las propias no pueden disfrazar ya la verdadera intención que adolece de falta de honradez y justicia. Siendo los grandes tramposos quienes amañan las reglas con la conveniencia evidente que ahora Bankia exhibe para vergüenza de todo un país, se colige que nada es lo que parece ni tampoco nadie.

Nueva Rumasa como Grupo Empresarial cumplía todos los propósitos para recibir un incentivo una vez cercenado el vital aprovisionamiento de crédito. Era evidente una intervención no traumática dada la coyuntura de la economía española. Sin embargo, sucedió todo lo contrario y es porque había mayor interés en hundirla que en mantenerla. Seguro que en esta ocasión tampoco son pocos los invitados al banquete, sólo que esta vez se ha prescindido de las metralletas. Es más efectiva la estafa social apuntando con el dedo al inocente y convertirlo en enemigo número 1; la misma injusticia hoy como entonces.

jueves, 17 de mayo de 2012

La memoria sucia de España: La expropiación de Rumasa (1983).

XV. La memoria sucia de España: La expropiación de Rumasa (1983)
En España la memoria histórica es un curioso ejercicio nemotécnico que olvida a conveniencia. Los intereses partidistas son capaces de reinventar la Historia buscando el mejor bocado-entonces como ahora- de ese recuerdo de lo indeleble que puede generar inmensos beneficios sectarios. La Guerra Civil todavía es susceptible de ser explotada mientras que otros acontecimientos más recientes son un pozo seco del que no se puede extraer nada. Se lo llevaron todo, cierto. No se pudo exprimir más lo que los carroñeros perpetraron y que siempre deberíamos recordar para explicarnos el porqué de tantas penalidades posteriores.

 Al contrario, sobre la expropiación de Rumasa está todo aparentemente olvidado en esta España hipócrita que dice no olvidar,  porque no puede estrujarse más aquel brutal saqueo. Tantos fueron convidados, en mayor o menor medida, siendo exponentes de todo tipo de bajezas morales extensibles a todos los sectores de la sociedad. Políticos, jueces, periodistas, economistas, fiscales, abogados… una retahíla de endemoniados implicados que por acción u omisión fueron protagonistas de una violación brutal con la que han seguido sus vidas honorables, siendo muchos en realidad  criminales y delincuentes de baja estofa.

Nos asombraría saber quiénes y cuántos fueron los depredadores que facilitaron- con las más diversas actitudes de hipócrita condición generalista en una España sustancialmente pútrida que pretendía aparentar una dignidad inexistente-, una canallesca intervención contra un Holding que generaba grandes beneficios empresariales de manera honrada y técnicamente correcta, impulsando el empleo y la pujanza de España mediante la diversificación en las finanzas y el ámbito mercantil.

Es paradójico que en una España confrontada de siempre por la ideología de la derecha y la izquierda, unos y otros convinieran en ejecutar delictivamente la expropiación, para transigir en busca de intereses personales y especulativos regidos por una avaricia colectiva e inexcusablemente ruin.

Quien no mintió, calló; quien fue cabeza visible del expolio no disimuló lo que otros para arrancar un pedazo; quien dio la cara sólo fue una marioneta de los que dirigían desde las sombras el crimen contra Ruiz-Mateos. La criminal especulación, vendiendo los despojos de Rumasa por cuatro perras que luego se renegociaban con suculentos negocios multimillonarios, fue de una impunidad nauseabunda con jueces presionados y comprados para silenciar cualquier defensa o denuncia de irregularidades.

Rumasa era un limpio enemigo para una España que cuando quiere ser sucia lo es a conciencia  y sin ningún escrúpulo moral. Muchas mentiras se han vertido sobre lo que fue realmente el Holding. Los libros de cuentas fueron secuestrados con intervención armada. Los documentos pudieron ser falsificados porque jamás Ruiz-Mateos pudo usarlos en su defensa. El golpe fue perfecto con ese origen político de unos desalmados que se enriquecieron con un revanchismo propio de criminales escudados tras la corrupción del poder.

José María Ruiz-Mateos era contrario al monopolio, consciente de que el principal enemigo de la dinámica de producción y de la flexibilidad aconsejable en todo mercado de ámbito nacional e internacional es el yugo monopolista; sin embargo sus aptitudes y talentos sí le motivaban para competir en buena lid con el objetivo de ser el número uno en todos los sectores con los que trabajaba. En Estados Unidos una loable intención de competitividad tan afín a los grandes empresarios, hubiera sido digna de admiración y encomio considerando el bien social que supone el incremento de la riqueza con especial énfasis en la creación de empleo, pero en España la envidia siempre ha supuesto traición y en el caso de Rumasa muchos enemigos parasitarios observaban con recelo una dinámica empresarial inalcanzable.

Con 24 bancos en el haber de Rumasa, los banqueros sospecharon  que peligraban sus intereses con un empresario generador de banca. Para los políticos, los muertos de hambre del socialismo felipista que encontraron la panacea del enriquecimiento sin miramientos, era un potencial objetivo bajo cualquier pretexto inherente a la demagogia y el populismo. Otros enemigos ocultos también acechaban las 700 empresas.

Un 23 de Febrero de 1983, la hermosa Rumasa sufrió una violación múltiple. Unos ejecutaron la infamia y repetidamente; otros fueron testigos y disfrutaron la iniquidad; otros cerraron la puerta y la custodiaron para que ella no pudiera escapar. Al otro lado de esa puerta de salida, múltiples conchabados se aseguraron de que no pudiera pedir ayuda. Cegaron las ventanas, apagaron las luces, insonorizaron la habitación y corrieron la voz-con la autoridad moral que Satanás otorga a sus hijos- de que la violada era una puta. De este modo más de un vergonzante juez dejó impune el crimen argumentando que la violada era culpable de su propia desgracia por llevar minifalda; llamar la atención por belleza era todo un crimen que nadie desmintió, dejando que los criminales se salieran con la suya en tanto la víctima se recompuso, sin dejar de denunciar la atroz injusticia, para veinte años después volver a ser ultrajada.

El sistema abrió las fauces y engulló a su víctima vulnerando todos esos derechos y monsergas por los que nos dicen a los ciudadanos que  somos iguales ante la Ley… para seguir tragando el engaño.  

España es un país de violadores y visten traje y corbata como togas y hasta sotanas. Un país de mentira construido sobre fingidas dignidades donde muchos ocultan el crimen tras la apariencia de la honradez. Pocos son los que se libran de estas inicuas complacencias de la mentira aceptada y quien es honrado se le hace pasar por criminal, con todo el sistema falaz pugnando para falsificar las pruebas. Rumasa, de este modo lo sentencia la malvada maquinaria de una aparente España que asume las consecuencias de sus mentiras, se violó a sí misma. Así de panchos nos quedamos mientras los verdugos dirigen nuestros destinos. Somos idiotas.

España posee su memoria histórica y sucia con lo sucedido con Rumasa. Conviene olvidar la delictiva intervención porque muchos fueron los beneficiados directa e indirectamente de un crimen que además conllevó la indefensión de la víctima, porque así quedamos aún más desprotegidos todos los españoles y, lo que es imperdonable, hasta agradecidos. Un marzo de 2004 lo descubrimos de golpe y dejamos que nos arruinaran sin rechistar.

 Nada es casualidad si la impunidad es continua.  Tan voraz era la codicia de un sectarismo socialista que perpetró el crimen-sin ninguna sutil medida que no fueran las abruptas  metralletas y ese populismo rastrero que busca en la ignorancia del pueblo la justificación criminal- como la indiferencia por no recordar lo que a todos nos ha costado muy caro. Lo cierto es que Felipe González trincó, repartió, solapó y se aseguró futuro siendo un delicuescente fresco que España ensalzó a conveniencia, no obstante buitres de toda condición y color político se llevaron lo suyo y jugaron con la vida de miles de personas además de suponer un coste a los españoles de dos billones de pesetas.

 Si tuviéramos que pasar esa factura, no se libraban de pagar muchos de esos que aparentan ser prohombres de España. Pero mejor es no saber lo que se esconde tras esas dignas apariencias; todavía llevan las hienas los restos de Rumasa entre sus afilados colmillos.

miércoles, 16 de mayo de 2012

José María Ruiz-Mateos, a pesar de los enemigos y los ignorantes

     José María Ruiz-Mateos.
La genialidad consiste en ir de A a D, sin pasar por B y C. Muchos son los que critican a un ingenio único, honrado y digno, cuando son incapaces de llegar a D aún pasando obligadamente por una preparación previa que nunca se llega a culminar con el genio de lo elegidos con un don exclusivo. Me gustaría ver a esos comentaristas económicos de pacotilla, practicar el genio creativo de las finanzas y lo mercantil como hizo José María Ruiz- Mateos repetidamente, con todo tipo de zancadillas y los intentos de acabar con su persona y su prodigiosa obra.
Al comentarista económico le pasa como al crítico literario; algunos son frustrados y mediocres cuando no ejercen la creatividad propia. Dan el pego porque le pegan mucho a la lengua pero en realidad las manos son un nudo chapucero incapaz de obrar beneficio real. De ahí la saña, cuando despachan a quien envidian por pura necedad de lo vulgar y lo impotente.
En el Boletín.com, un memo que firma con las siglas E.B. se mofa de Ruiz-Mateos; el hombre que seguramente no lo hubiese contratado ni para limpiar una de las cientos de instalaciones que forjó con talento y esfuerzo únicos para expoliarlo todo mediante una trampa conjunta de tantos arrimados e  incompetentes que le veían como una amenaza. Dice el tal E.B que “se atreve a dar consejos como si de un experto se tratara”. Hay que ser imbécil para mostrar esa necedad que sólo un frustrado y un mediocre es capaz de lucir con semejante ridículo personal.
José María Ruiz-Mateos es el pragmático entendido que demuestra con obras la eficacia de su alcance empresarial inalcanzable para el resto. Es el más autorizado para disponer de criterio demostrable y no es baladí el consejo acerca de la situación de España frente a la sumisión ante las exigencias de la Unión Europea.
E.B adolece de esa autosuficiencia bastarda de lo teórico, criticando la practicidad de la que él es incapaz; de ahí la altanería de lo idiota que ha dejado escrita para vergüenza propia.
En algo no se equivoca: José María Ruiz-Mateos es único.
Los enemigos y detractores José María Ruiz-Mateos deberían advertir la talla del oponente para evitar comparaciones y creer que pueden desafiarle en la misma altura. En realidad comprobarían que se rasan en la bajeza de no considerar los méritos de un contendiente que está a años luz de sus críticos, a modo de Supermán de lo financiero y mercantil cuyos enemigos se aglutinan en manada carroñera para hacerle frente y siempre a traición. El genio siempre es una amenaza para el grupúsculo multitudinario de la envidia. Que pregunten a los buitres que disfrutan aún del saqueo de Rumasa nutriéndose de la expropiación delictiva que incluía una indefensión orquestada por indignas como sucias togas.
Ruiz-Mateos se mueve por la inspiración de lo providencial pese a los tejemanejes de la confusión que se dirigen contra él y el tamaño de su entereza moral no es comparable a la mediocridad de quienes le dan por acabado. ¿Qué esperar de una sociedad de fingidos entendidos que se reparten el pastel de las influencias para coger apenas migajas, en comparación con la creación prodigiosa de riqueza y empleo recreadas  una y otra vez por el extraordinario empresario?
El golpe contra Nueva Rumasa fue todo lo sutil que se podía esperar de una gentuza de altos vuelos y bajos instintos. Ayer, Rumasa,  como hoy, Nueva Rumasa, ese mal oculto de la avaricia ajena persiste con una misma hipócrita condición contra Ruiz Mateos, inalterable con el paso del tiempo.
A muchos guiados por las estulticias del sectarismo, les gusta creer que José María Ruiz-Mateos está sentenciado, aunque no le lleguen a la suela del zapato para ejercer semejante idiocia recelosa y vengativa.
La apariencia engaña y nadie es quien parece en ese reparto consabido de buenos y bellacos que pretende practicar un juicio paralelo como el tan acostumbrado de la televisión basura.
Pese a la insistencia de la enemistad y de la traición, han de saber los vulgares contendientes de un genio de las finanzas irrepetible que la realidad es otra, cuanto más necio es el envidioso observador de tanta grandeza atacada en la diana de una derrota definitiva.
La inspiración no pertenece a esos lumbreras que se alaban unos a otros sin salir de esa estupidez barata con que se pagan los salarios de lo conformista en tertulias de tres al cuarto. Son nada, gallinas de corral cacareando. Nadie ha sido capaz de generar empresa, empleo y banca como Ruiz-Mateos y eso no lo perdona la inmundicia incompetente de lo influyente. Enterrar un gigante no es tarea fácil, otra cuestión es apuñalar, cuando no envenenar, el buen nombre de uno de los prohombres dignos que ha confrontado con la bazofia generalizada de ese submundo del engaño que es el aspecto político, económico, jurídico y social de una España tramposa donde los benefactores pasan por demonios y los demonios aparentan hombres de bien y de provecho social. Cada uno en su sitio, quizá algún día.
Siempre existirán necios como E.B. que cuanto más rebuznen más razón dará a la calidad personal de un empresario honrado que aún tiene mucho que decir y en defensa de los que confiaron en él. No se rindió entonces y no lo hará ahora… pese a quien pese.

lunes, 14 de mayo de 2012

COMUNICADO OFICIAL DE JOSÉ MARÍA RUIZ-MATEOS

Comunicado oficial de JOSÉ MARÍA RUIZ-MATEOS
Nota de introducción:
José María Ruiz-Mateos, Profesor mercantil, es la figura del Empresario generador de empleo por antonomasia. Expropiado un Holding como Rumasa hace treinta años, aún no ha sido juzgado en la globalidad para demostrarse la delictiva intervención el 23 de Febrero de 1983. Perseguido y abocado a la indefensión más canallesca por los saqueadores de Rumasa, es inquebrantable luchador por los derechos legítimos de su obra empresarial que se repartió delictivamente y con salvaje especulación por los protagonistas del expolio. Obteniendo numerosas sentencias favorables y en el punto de contemplarse una indemnización de 18.000 millones de euros, un nuevo golpe-más sutil- ha llegado a través de una traición bancaria que ha provocado la caída de Nueva Rumasa, generándose una inmensa problemática cuyos responsables han tirado la piedra y escondido la mano.

Con otro frente abierto de traiciones pretendiendo anatemizar su labor empresarial, José María Ruiz Mateos analiza la situación actual de España respecto a las exigencias de la Unión Europea a punto de producir un colapso social.



               La salvación a contracorriente y fuera de la U.E.
 
De todas las disposiciones que mi larga vida empresarial ha inspirado con denodados esfuerzos y no pocos sacrificios procurados por causas ajenas a mi desempeño profesional, la más clara ha sido la intuición, desgraciadamente acertada, que advertía sobre el peligro de alinearse en principio con el S.M.E. para lastrarnos con imposiciones de un mercado global europeo en el que entramos por la puerta de atrás; buscando la gloria del mérito político ante la opinión pública. Desde sus orígenes, el mal ya estaba hecho con el sacrificio del potencial empresarial español a merced de las conveniencias de un conjunto europeo que tarde o temprano debía pasar factura. Así ha sido con las consecuencias exponenciales del momento.
 
 Hoy se advierte con alarmismo el equívoco de supeditar nuestras posibilidades a las exigencias de un mercado común que ni entonces ni ahora nos ha facilitado los instrumentos legítimos, afines a nuestro potencial económico con derecho a la equidad de oportunidades.
 
Lo cierto es que ahora nos encontramos inmersos en una menguada dimensión de supervivencia, procurando cumplir con las exigencias europeístas al precio de nuestra estabilidad más vital, acaso desempeñando una función sumisa ante los países más fuertes de la U.E. que refuerzan su equilibrio, en tanto nos asfixiamos con medidas perentorias y ciertamente desesperadas con visos de agravarse a corto y medio plazo.  La cuestión es saber cuánto podemos aguantar en esta situación límite. La asfixia es absolutamente abrumadora y se percibe en los datos  macroeconómicos que marcan  la realidad de un país en permanencia de crisis y con  el sometimiento a las disciplinarias directrices de Europa.
 
El riesgo de seguir las pautas a la desesperada de las severas instrucciones para el salvamento español dictadas por la U.E., es que la incertidumbre cree peores perspectivas e intentando cumplir los requisitos para evitar un hundimiento, terminemos por satisfacer intereses ajenos al precio de los propios nuestros y para mucho tiempo.
 
De esta crisis solo puede salirse pensando en el beneficio sin asumir el papel de chivo expiatorio que se pretende imponer y que España puede permitirse el lujo de ignorar, driblando esa alternativa de lo sacrificado para tomar las propias riendas en rebeldía práctica contra la imposición que, si bien podría facilitar no seguir el camino de Grecia, sí puede suponernos la continuidad de una obediencia que debilitará el verdadero potencial económico que España es capaz de generar por sí misma.
 
De algún modo debía perjudicarnos lo que ya por el año 1992 argumentaba en un artículo del ABC intitulado: Mercado Común ¿Para qué? Nuestras condiciones de mercado ofrecían mayor potencialidad de manera independiente que la idea de un mercado único. Muy probablemente, de seguir los pasos de adaptación para cumplir con las expectativas impuestas, encontremos más problemas que solución a una crisis sin precedente que es más grave con la dependencia a los intereses conjuntos de Europa.
 
España es capaz de dirigir su propio destino con el arbitrio de las decisiones que implican un beneficio abierto en todos los sectores del mercado. Representa nuestro país un paradigma de potencialidad con una producción competitiva y sin lastres de acuerdos, para contemplar esa equidad inexistente que tanto ha dañado nuestra economía.
 
Otra vía es posible pero no aleccionada por la tibieza, sino por el coraje que implica apostar fuerte por la propia confianza aunque suponga perder la de quienes no velan por nuestros legítimos intereses. Solo así se puede marcar el sino que huye de las dependencias considerando la fortaleza que nos avala, sin barreras, como país.
 
Otro artículo que escribí en 1995 se titulaba: S.M.E. Salir antes de que nos echen. Ahora que pesa una amenaza de expulsión si no nos asfixiamos lo suficiente, quizá es el momento de pensar en oxigenarnos de esas contaminantes dependencias y alentar la posibilidad de crearnos un espacio en el que respirar. España no da para tanto con estos denodados esfuerzos en que los más perjudicados no solo han perdido el tren europeo sino que también han perdido el tren de sus vidas.
 
 España posee fuerza para orientar sus perspectivas hacia fines de reorganización. Mejor solos que mal acompañados. Reino Unido e Italia demostraron que todo es posible y España no puede ser menos con una calidad negociadora que necesita de, manera imperativa, posicionarse más allá de la sumisión actual.
 
Hará veinte años que avisaba sobre lo sucedido este tiempo. Puede ser beneficioso y vital  que vayamos considerando el mismo horizonte europeo desde otros caminos menos tortuosos. Una salvación, a contracorriente, decidida a tiempo.
 
José María Ruiz-Mateos

Botín: Depredador bancario por omisión de socorro.


Algo amoral conlleva la omisión de socorro en los más variados escenarios en que suele darse. Un accidente es la situación proclive a dejar en evidencia a desalmados que no solo son indiferentes al sufrimiento ajeno, sino que incluso aprovechan la tragedia para sacar un rédito. Existen ladrones que en la confusión despojan a sus víctimas de los objetos de valor siendo carroñeros sociales, sobrantes que se marchan disimuladamente dejando en el abandono más atroz a quien agoniza.

En la banca advertimos de diario esa práctica de la omisión de socorro en todos los niveles donde se presta a engaño la aparente función social de un banco. Primero la publicidad atractiva con el deseo de “ser su banco”; a continuación la dentellada sorpresiva como la que han recibido innumerables empresarios, también individuos sociales.  La disolución del tejido empresarial en España se debe a los intereses especulativos de los bancos que han creado un escenario de victimismo en que han de cobrarse, con intereses superlativos, las miserias de quien no puede cumplir con leoninos contratos hipotecarios. Quien tiene una hipoteca se arriesga a que se le secuestre toda una vida. La banca merece rescate, el ciudadano no; esa indefensión provoca mayores dentelladas depredadoras de quienes se enriquecen cuanto más se empobrece la población.

Si detestable es la brutal indiferencia de lo bancario con el ciudadano, repugnante es denegar socorro a la empresa cuando pretende salvar una actividad de la que dependen miles de trabajadores. Sucedió así con Nueva Rumasa, con un Botín merodeando el accidente para ver qué rédito se podía sacar de la tragedia ajena. No sólo omitió socorro sino que en consecuencia se lucró a base del destrozo generalizado de miles de personas trabajadoras. No obstante el Botín padre ya se llevó su parte de bocado al que fue invitado junto a  un conglomerado de bancos puntales que se encarnizaron con los restos  del sector bancario de Rumasa. Toda una orquestación secreta de rapiña que treinta años después sigue en secreto, estando a buen recaudo las verdaderas razones parasitarias de los causantes de una delictiva expropiación de la que se lucraron no pocos buitres políticos, económicos, sociales y alguno jurídico.

Por lo visto, la pragmática de negar auxilio engrandece las posibilidades de la especulación a destajo y parece que el Banco de Santander no solo asalta jubilados presionando cuando existen deficiencias para el cumplimiento de compromisos difícilmente soportables en estos tiempos de crisis, sino que también genera ganancias a la espera del hundimiento de sus clientes dejando que se desfonde la actividad empresarial. Así se denuncia ahora, cuando al banquero se le empiezan a acumular las recogidas de sus muchas irregulares siembras.


Díaz Ferrán y Gonzalo Pascual, denuncian el modus operandi de este buitreo a escala superlativa que ha destruido empleo y la posibilidad de remontar una situación cuya desatención ha provocado una quiebra social de brutales dimensiones.

El flujo monetario del banquero parece circular por las alcantarillas de lo amoral, máxime cuando además las víctimas son convertidas en culpables y servidas en bandeja a las iras de los perjudicados y el escarnio de la opinión pública. La indefensión del cliente está servida y acaso se contaba con ella cuando se firmaron multimillonarios contratos crediticios. La estrategia de  la asfixia da millonarios dividendos, sin duda.
Debe de brotar ya fuego de tanto frotarse las manos el reputado benefactor social.