sábado, 29 de marzo de 2014

Documento histórico rescatado: RUMASA-23F. Debate de televisión en La Clave de José Luis Balbín. Año 1990



 


 Clarificador debate-pasado el tiempo y viendo el percal de corrupción estatal mantenido durante décadas-, que se ha diluido en la confusión de los tiempos creada mezquinamente y a propósito por los beneficiarios del delito de la expropiación, aglutinados en tropel  elementos indeseables de la banca, la política, la justicia etc. que terminaron por expropiar el futuro del pueblo.

Seguramente la trampa sin salida de Nueva Rumasa venga de la treta de malnacidos que pretendieron alejar la sospecha de sus delitos estigmatizando a D. José María y entrampando a miles de Inversores.Botín debe una deuda "imposible" de 800.000 millones de euros, según el Club Bielderberg, y nadie le corta el grifo como él hizo con todas las Pymes y grandes empresas españolas.

En dicho debate en que participaba José María Ruiz-Mateos quedaron en evidencia cuestiones que sólo la corrupción generalizada ha podido solapar, para que no se supiera la verdad de una estafa estatal que además de no repercutir en beneficio ninguno sobre la ciudadanía, para más inri supuso una deuda, pagada por los españoles, cifrada en 2 Billones de pesetas.

En el debate quedaba en evidencia el trasfondo manipulador y la ignorancia supina de Enrique Badia que escribió un libro titulado Rumasa, no sólo falseado en las formas sino también desvirtuado en un fondo sospechoso de profesionalidad falaz.

Otro contertulio alegaba, desde el sectarismo político, la legalidad de la expropiación esgrimiendo los complejos universales del marxismo respecto a la actividad de creación de riqueza por parte de la gran empresa.
  Luis Ramallo, diputado del PP dejaba claro el oportunismo delictivo de quienes llevaron a cabo el expolio.


Las claves de este debate se apuntalaron con exposiciones elementales que la inmoral de la Justicia ha convertido en interrogantes perennes, siendo las cuestiones básicas de muy fácil entendimiento:

1-El proceso de la expropiación delictiva se inició interviniendo el Holding Rumasa sin que la canalla del gobierno socialista tuviera  idea del estado de las empresas.

2-El proceso de reprivatización fue hecho con pago de dinero público y de un modo descaradamente vil con aquiescencia de la Justicia que puso todo tipo de trabas para vulnerar los derechos fundamentales del Sr. Ruiz-Mateos.

3- Los españoles por entonces ya habían pagado un 1.5 de Billones de pesetas siendo testigos de pelotazos tan evidentes como la venta de Galerías Preciados a los amigachos del impune ladrón Felipe González y a otros correligionarios de tropelías delictivas.

4 -Ningún pretexto esgrimido para la expropiación fue con el tiempo válido convirtiendo el golpe del miércoles 23 de Febrero de 1983 en una acción delictiva de los poderes políticos apoyados por el sectarismo jurídico que ha imperado treinta años.
   Gentuza como Carlos Solchaga decía que mientras él fuera ministro de Economía, la expropiación delictiva de Rumasa no se investigaría. España estaba entonces en manos de facinerosos que aprovecharon los complejos democráticos para meterla doblada y nadie movió un dedo para evitarlo. Así nos va ahora.

5 -Es paradójica la sencillez miserable de la Justicia en su proceder acerca del expolio ilegal, para después sumergirse el proceso jurídico en el acostumbrado laberinto de complejidades que ha permitido el vergonzante hito histórico de que los tribunales sean cómplices delictivos ocultando la propia implicación tras parapetos legales que encubren a delincuentes.


24 años después de este debate


1-El Tribunal de Estrasburgo condenó al gobierno felipista por no dar ninguna mínima garantía procesal al empresario. La Justicia española lo obvió entonces por decir no estar supeditada a  tribunales europeos. 
    Luego quedaron en evidencia los jueces cuando se subordinaron a una sentencia de Estrasburgo, décadas después, que permitió dejar en libertad asesinos y violadores. No podía haber existido mejor prueba de la suciedad en los tribunales que con este contraste extremo y  nauseabundo de conveniencia jurídica.
   Muchos piensan que a José María Ruiz-Mateos le faltaron armas en las manos para defenderse de la indefensión atroz a la que fue sometido. De haber matado a sus cobardes verdugos, tantos,  nadie ahora le culparía de ladrón cuando nunca lo fue. Lo hubiesen llamado "luchador por la libertad", como a los terroristas santificados por mor de una extraña Ley sometida al dictámen político. Sin embargo, se dio la circunstancia de que D. José María se defendió en inferioridad de condiciones por ser honrado y de noble corazón.
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-2-Sucedió que algún juez independiente ignoró la consigna del silencio  para encubrir la estafa estatal de Rumasa y absolvió de toda imputación en 1997 a D. José María Ruiz-Mateos dejando sin excusa legal al golpe delictivo pergeñado por Felipe González bajo los auspicios del deleznable Luis Valls Taberner, entonces presidente del Banco Popular y Rafael Termes, Presidente de la Banca,  instigadores por engaño contra la obra de Rumasa.

-  Inopinadamente la Justicia se vio al descubierto, incapaz de justificar los trapos sucios desde que se impusiera un repugnante decreto ley que fue el comienzo de la impunidad para vulgares chorizos metidos a políticos. Aún con dos autos del Tribunal Supremo de 1999 que admitían el pago de indemnizaciones, complicaron lo elemental sacando de la manga togada una obstaculización por consolidación de balances que dilató el proceso aún 15 años más.

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- 3-En Mayo de 2013, del Ministerio de Justicia se enviaron camionetas con documentación de Rumasa datada en 1987 con el objetivo de destruirla en una planta de reciclaje. ¿Qué se temía treinta años después del golpe?


Significativo reseñar que en aquel debate de 1990 quedó clara la incomparecencia de alguno de los responsables administrativos de la expropiación. Cobardes, fulleros, estafadores, ladrones, criminales, chusma de la democracia española han vivido como parásitos a costa de este crimen que es la vergüenza de la Justicia en España y que constituyó la base corrompida para perpetrar todo tipo de crímenes; siempre con la complicidad sucia de una extraña justicia que acabó solapando hasta el asesinato masivo de 192 personas y dejando expedito el sendero de la criminalidad para cuanto tercie cuando venga en gana.

Maravilloso país en manos de hijos de Satanás que sembraron la semilla de la cizaña que hoy asuela todo, después  de contagiar las miserias de tanta malignidad sin castigo.

Lo importante después de todo lo sucedido que es inmenso y execrable para la Historia de España, consiste en cumplir el compromiso de D. José María pagando a los Inversores. Quizá así se llegue a comprender el alcance de honor de un hombre que sufrió una canallesca vileza por parte de honorables criminales que han destruido en tres décadas nuestro país.

miércoles, 26 de marzo de 2014

La cigüeña bizca


Me dice D. José María haber avistado una cigüeña bizca en vuelo rasante, con cara de vértigo, el pico encorvado de la deformación causada por un raudo aleteo, y que ha dejado la bestia en la chimenea una criatura de 23 años con un cartelito que indica ser la décimo cuarta de un conjunto hermanado. La leche.

  Pasmado se ha quedado el presunto paterno con la celeridad del aterrizaje de quien en dos décadas apenas ha dado señales de vida; ya crecidita la niña  fue a colarse  como regalo de un tardío Papa Noel que anuncia buenas nuevas natalicias de una cariñosa hija con demanda bajo el brazo… será por lo que pueda caer. Ésta sí que es buena.

  Y como si de eterna Navidad se tratara, esto va de regalos, a modo de nacimiento, renacimiento después de dos décadas, la niña aparece en el pesebre flanqueada por Bueyes, la Teresa. Anda, ¿quien fue apoderada de Nueva Rumasa?… ¡dónde anduvo y dónde ha parado!... al fondo del saco de un código deontológico que se pasa por el forro de las brasas, le dicen colegas.
  
  La ética  sirve de adorno a  algunos cuando ya no se enriquecen. Se dirá Ruiz-Mateos, perra suerte de abogados que siguen buscándose la vida a costa de su persona, cuando ricos los hacía y ahora desesperados, el caso es seguir sacando los cuartos. Perlas, demasiadas, recibieron los que se revuelcan en el fango dejando claro su grado de pericia profesional. Lo que se es ni disimularlo.

  De la madre de la criatura Adela se acuerda de su listeza permanente, que no la conoció en Chicago sino en la campaña “100 mujeres para un Gobierno” y tan adelantada recuerda a la tal Patricia que la habrían hecho presidente. Arrimada al árbol se quedó con la fama precedida que allí a nadie engañaba la lista. Al acecho que andaba cual felina para agenciarse el mejor cacho, preferible el del Ruiz-Mateos.


   José María no recuerda salvo las intenciones de la tipa que le endosa una criatura crecidita ahora. ¿Dónde estuvo antes que no dio señales de vida? Que de 1.700 metros cuadrados de la casa habrá tenido  que acondicionar, exactamente, 586 para guardar la correspondencia que Adela María ha mantenido todo este tiempo. Quizá telepática en todo caso porque alguna letra ni la a del abecedario. Cubierto de besos desde el otro lado del Atlántico de quien se dice hija y no supo desde que, unilateralmente, se le hizo padre para años después pedir cuentas. ¿Pero quién es ésa que cuenta ridículos romances de telenovela? Fama tenía la señora de buscona y ya se sabe que quien busca encuentra… a saber de quién.
  
  Escrito estaba en el destino de lo aprovechado que al pensar en la edad del "querido papaito", la niña se apresurara a picar por si se diera el caso de que hubiese algo. Así que prestas al juzgado que la Bueyes de lo deontológico no sabrá, pero de pasta gansa conoce un rato. 
 Si se arregla la situación, en cola las primeras. Oportunistas con el " a ver si cuela".

  Y entre gansos y cigüeñas el nido pretenden bien surtido todo sea colar el accidente, si es que lo hubo, y llevarse la pasta en mano raudas "pa" Chicago.

  El caso es que el demandado no tiene ni idea de quién es la niña. Acaso la conozca su verdadero padre.

domingo, 23 de marzo de 2014

Adolfo Suárez: Promete quien puede


  D. José María Ruiz-Mateos manifiesta sus condolencias a los familiares y amigos de D. Adolfo Suárez, en la convicción de la imprescindible figura que representó el primer presidente de la democracia en España

A menudo el compromiso con el bien del pueblo ha sido la mejor excusa para ir contra el mismo pueblo, pero Adolfo Suárez se integraba con una singular responsabilidad que siempre defendió, pese a la adversidad generalizada, por y para el ciudadano. Le importaba España y sacrificó su identidad personal y política por la supervivencia del país en que nadie creía después del franquismo.

Delinear las pautas prácticas de convivencia en una nación virtualmente confrontada ante los fantasmas guerra civilistas, le costó, quizá así fuera, la predestinación del vilipendio por parte de los beneficiados de su abnegación; denostado hasta la asfixia, defendió su particular credo de libertad plural adelantándose a su tiempo. Finalmente, la semilla del pionero incomprendido acabó germinando después de que se prescindiera del sembrador, porque su sino parecía estar escrito en la incomprensión y la inmolación que facilitaron el asentamiento del consenso constitucional.

Nadie por entonces creyó en la intención de sus promesas en beneficio de todos. Aquel Presidente de Gobierno tuvo que morir varias veces para que se le rindiera el homenaje de su tributo personal y político. Suárez resucitó en la memoria de los españoles una vez fue muerto por la incomprensión de cuantos le martirizaron para advertir el resultado de su gran obra. El destino de un hombre imprescindible al que repudiaron después de dejarse la vida en el empeño, fue de mayor mérito siendo acaparador de tanto desprecio.

La Transición se debe a su capacidad para vislumbrar aquella España de futuro que nadie veía en el otrora difícil tiempo de buscar consensos más allá del enfrentamiento o de la discordia histórica. Contemplando, desde la clarificación de las décadas transcurridas, aquella labor por conseguir lo que la mayoría pensaba imposible, se antoja inverosímil el resultado sin la existencia de este prócer de la patria que lo hizo todo posible.

Suárez se defendió de sus propios miedos con la valiente convicción de que el puente hacia la democracia era viable, consciente de que la firmeza de su resolución debía ser guía para cuantos recelaban de sus antecedentes políticos, como así se manifestaban tantos con hostilidad en el convencimiento de que su presidencia sería caracterizada por la arbitrariedad y el engaño.

Prometer lo que nadie vislumbraba lo convertía en visionario y además concitaba toda clase de recelos que provocaron un desgaste como destino de su audacia para mantener el equilibrio que, de haberse fracturado, habría abismado a los españoles hacia la confrontación.

Abrir la compuertas para que manara el agua turbia del estancamiento de la libertad, largamente coaccionada durante cuarenta años, era todo menos previsible y Adolfo Suárez aceptó el papel de compromisario con la sapiencia añadida de que su papel moderador se vería salpicado de las agresiones de todos, por atreverse a unificar los intereses de una España minada de divergencias ideológicas. La envergadura de su misión era colosalmente ignorada.

Prometía con solemnidad, porque sabía que el honor del juramento daba credibilidad a su proyecto de progreso más allá de las cortapisas juramentadas, de las múltiples ambiciones que preponderaban por encima de todo consenso. A base de prometer terminó por conseguir lo que se propuso intentando moderar un corral de fieras descontentas. Así se fue construyendo esta España que entonces lo olvidó. Y es que su compromiso era para con la cierta Historia, aunque muchos lo tacharan de farsante cuando tuvo que bregar con todos los conflictos que terminaron arrinconándolo en su tiempo de batalla, para convertirse después en un benefactor patrio al que le debemos nuestra vida en libertad.

Pocos pueden prometer y cumplir como Adolfo Suárez lo hizo. Su palabra histórica prevalece y queda su compromiso rubricado en este país que hoy lamenta su ausencia, después de que él sufriera un calvario por el cumplimiento de su honroso y fructuoso deber asumido con dignas promesas que supo cumplir.

Descanse en bien merecida Paz.


http://www.elimparcial.es//adolfo-suarez-promete-quien-puede--135644.html

jueves, 20 de marzo de 2014

José María Ruiz-Mateos es quien condena a la hacienda pública



El cinismo es algo repulsivo en la convivencia social. Hipócritas elementos que son perjudiciales para el prójimo, hacen y deshacen con permanente manipulación para que sus víctimas parezcan culpables ante los ojos de los demás. La práctica del cínico es deleznable, vomitiva, desgraciadamente eficaz y oculta una iniquidad que suele disfrazarse de aparente rectitud.

El hipócrita es un individuo dañino para la sociedad en que desenvuelve sus artimañas, arteras y repetidas en la consciencia insana del beneficio personal que propicia.

Luis Valls Taberner lo era, según los documentos existentes que lo demuestran. Felipe González vive de ello. Los dos expelen hedores y se les localiza, aunque uno de ellos ya esté en la tumba.

Pero ¿Qué sucede cuando esa hipócrita condición se extrapola hasta el punto de darse en una corrupción a nivel estatal, preponderantemente dañina para todos los ciudadanos e históricamente solapada para mayor beneficio del grupúsculo que se beneficia del engaño al máximo nivel social? ¿Qué clase de daño perpetuo se inflige contra la sociedad generalizada, cuando el cinismo y la hipocresía proceden de un Estado que termina siempre arruinando a sus ciudadanos?

Pasa que lo hipócrita se convierte en un arma contra la libertad y el derecho; el cinismo vulnera mínimas garantías en las víctimas de las que se aprovecha, encubriendo delitos mediante una inmensa maquinaria de ocultamiento sin vergüenza ni dignidad. En resumidas cuentas, se da un latrocinio estatal y se abandona a la víctima en absoluta indefensión jurídica para mayor gloria de los ladrones que disimulan el carácter criminal tras el omnímodo poder institucional.

Puede decirse que con la expropiación delictiva de Rumasa, la hipocresía, el destructivo y repulsivo cinismo se institucionalizó con rúbrica de Estado.

Treinta y un años después del robo de Rumasa y de la indefensión sin mínima garantía procesal, ahora la valiente justicia condena a José María Ruiz-Mateos por un delito contra la hacienda pública. Una cantidad apróximada de 4.4 millones defraudados que le condenan a casi 4 años de cárcel y a una indemnización de 10 millones de euros.

http://vozpopuli.com/actualidad/40370-ruiz-mateos-condenado-a-tres-anos-de-carcel-y-a-pagar-10-5-millones-de-euros-por-el-caso-waltari 

Qué paradójico y pestilente el contraste de condenar a una víctima de un latrocinio de 22.000 millones de euros, con intereses, por deber 4.4 millones al ladrón que aprovechó su inabarcable cobardía para escudarse tras la ley y embolsarse sin justificación legal 700 empresas más 23 bancos del Sr. Ruiz-Mateos.

Algo así sólo pudo suceder en España, demostrado el grado de criminalidad que es capaz de esconderse tras las togas cuando se perpetra un delito universal sin parangón en la historia de la Humanidad.Si  a Rumasa sumamos el 11-M seguro que tampoco vamos desencaminados. Cobardes, fulleros, ladrones y asesinos. La ristra histórica de choriceo que llevamos arrastrando tres décadas, para que politicastros desalmados negocien la impunidad de los desastres propiciada con el sectarismo en los tribunales.

D. José María ya sabe por experiencia y hartazgo moral lo que puede esperar de esa justicia un tanto tuerta a conveniencia.  De existir la verdadera, ya se hubiera condenado al Estado por mucha simulación que se pretenda e incluso destrucción de pruebas sobre el delito de la expropiación, aniquilación de cajas de documentos datados en 1987 acaecida en Mayo de 2013.

Evidencias para que la Justicia investigue y condene el expolio son sobradas:

1- D. José María Ruiz-Mateos fue exculpado de toda imputación en 1997, dejando sin justificación legal lo que fue el crimen de Rumasa que nos costó a los españoles 2 billones de pesetas. Luego, todo el beneficio repercutió sobre estafadores particulares.
2- La sentencia de Estrasburgo a favor del Sr. Ruiz-Mateos condenó al gobierno de mangantes felipistas, por aniquilar toda garantía procesal del empresario y financiero. Entonces la  justicia española no se subordinó a la europea. Pura conveniencia  como ahora, quedando en vergonzante evidencia los oscuros entresijos en algunos tribunales que excarcelan hasta asesinos de niñas y violadores. Extremos  contrasentidos que constatan la insanidad moral de algunos aún respetados por la sociedad que los soporta.

Treinta y un años, haciendo mutis por el foro toda probable dignidad aún no manifestada con esta estafa del Estado en tiempos del felipismo, son demasiados  como para soportarlo con estoicismo.

D. José María es quien  condena al estado español a devolver lo que robó impúnemente y sin justificación jurídica. Aconseja también la creación de ópticas especializadas, para aquéllos que no ven tres montados en un burro a través de esas lentes desenfocadas que llevan tres décadas usando algunos jueces.

La conciencia del empresario y financiero está muy tranquila:  las cuentas que no pagaba al Estado que le robó, las donaba en  obras benéficas y sociales. Mucho mejor aprovechadas que dándolas a exigentes despilfarradores que después regalaban 500 millones de euros para un metro en Saigón o esquilmaban nuestras reservas de oro. Ésos son los que deberían estar encarcelados junto al mísero que saqueó el 10% del PIB, siendo el 2% perteneciente a RUMASA.
   Pagando a los Inversores se demostraría la honorabilidad que les falta a tantos respetados delincuentes de este maravilloso país tomado en ocasiones por desalmados. En ello estamos.

Sin duda que hay magníficos jueces con la vocación de la Justicia prescindiendo de la inspiración de la prevaricación protegida. Seguro que sí y loado sea Dios. Pero hay otros que son evidentes, así se disfracen de santos. Total, en carnavales todo el mundo se disfraza de juez y da el pego. Como la vida misma.

19-Marzo-2014. Mensaje de José María Ruiz-Mateos a los Inversores




Desde mi infancia, profeso una devoción especial y entrañable por el fundador del Opus Dei, San José María Escrivá de Balaguer, con mi más absoluta admiración.

Todos los días pido de su bondad ayuda para satisfacer el compromiso adquirido. Hemos trabajado duramente para cumplirlo.

Quede claro de una vez para siempre que nuestra intención es atender como corresponde nuestras obligaciones con los Inversores.

Soy consciente de mi estado de salud y avanzada edad, pero aún tengo la voluntad y capacidad, día y noche, de trabajar con dedicación plena para conseguir  lo que se ha convertido en el único objetivo de mi vida: Pagar.

José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada

martes, 18 de marzo de 2014

Respuesta a las declaraciones de Antonio Biondini en Espejo Público



 Dios sabe que estaría más tranquilo y menos indignado si fuese capaz de no reaccionar ante la falacia o la ignorancia que, en ambos casos, son factores proclives a desencadenar consecuencias igual de dañinas. La salud me lo agradecería. No es que me busque problemas, es más bien que no puedo permanecer impertérrito ante las injusticias y más si está en juego la vida de miles de personas y la dignidad de una persona injustamente tratada después de trabajar genialmente por crear empleo y defenderse de una corrupción generalizada de la que fue víctima de modo vil e irrepetible. Acaso fue tal el descaro de lo canallesco con Rumasa que no hay imprudencia delictiva capaz de repetir tan sucia componenda. Basta que se mantenga en el tiempo con una justicia amañada, parcial, cuadriculada y no ciega, sino tuerta a conveniencia.

Biondini tampoco brinda justicia a su suegro pretendiendo dar por acabado a un luchador nato que no se rinde. No  es cierto que haya un estancamiento en el recuerdo que lo incapacite a nivel cognoscitivo. D. José María no ignora lo sucedido con Nueva Rumasa, como tampoco olvida el latrocinio de Rumasa hace treinta años. El sufrimiento padecido ha derivado en la consecuencia de no creer, con razón, en ninguna justicia. Sólo usa la práctica racional sin prescindir de la emocional, harto de tanto engaño histórico.

Lo cierto es que en España las malignidades de unos son sufridas en consecuencias desorbitadas por los que menos tienen culpa. Ejemplo de ello es lo sucedido con Nueva Rumasa y los Inversores, de recuerdo perenne todo este tiempo en que se ha trabajado para poner fin a esta pesadilla.

Llevo junto a D. José María dos intensos años de batalla sin descanso para calmar los ánimos, sí,  pero con la consistencia de un trabajo muy serio desarrollado bajo los auspicios de una voluntad férrea.  La gran envergadura de las soluciones tratadas, más allá de la indiferencia o la ígnara mala intención de no pocos elementos disuasorios, podría ser de carácter épico porque el sacrificio de diario a espaldas del mundo-entre las cuatro paredes de un sentido de urgencia agobiante con tensiones por conseguir objetivos vitales, por ascender los peldaños de una escalera de planificación profesional con el vértigo del más alto nivel- ha sido verdaderamente desquiciante, luchando contra toda clase de obstáculos con la espada de Damocles permanente del riesgo a perder la continuidad de unas gestiones harto dificultosas ya sólo en el plano técnico.

Los problemas y las demoras, así lo he manifestado, han sido causados por codicias, egoísmos rayanos en la criminalidad y la tendencia parasitaria a aprovecharse de un drama para llevarse un insaciable bocado. 


Según Biondini, pretendemos calmar el ánimo de miles de personas angustiadas sin realizar ninguna gestión; nos cree ejecutores de esa deleznable mezquindad que supondría un repugnante exabrupto moral del que nos acusa sin menor atisbo de conocimiento de causa, ni falta que le hace. La necedad no necesita conocer para creer que sabe.

Desmiente esa falacia los testigos de estas batallas, siendo Inversores que han apoyado esta ardua labor dificultosa en extremo y no exenta de riesgos, como bien saben ellos.

Estos amigos Inversores sí conocen los pormenores de tan agotadora labor, a diferencia del beligerante yerno del Sr. Ruiz-Mateos. Ellos han ayudado mientras que el otro ha estorbado. Antonio Biondini no ha formado parte del plantel de profesionales, abogados, empresarios, banqueros, juristas, CEO´s etc. que han constituido una maquinaria en negociaciones de gran calibre con el fin de subsanar los muchos daños derivados de la caída de Nueva Rumasa, provocada más allá de la responsabilidad de D. José María.

Desde ese simplismo recalcitrante no tiene derecho ninguno a romper la esperanza de los Inversores, cuando su único mérito ha sido cantar a la inutilidad como las cigarras, con tono malhumorado, en tanto las hormigas se han afanado, con cariz constructivo, por conseguir avituallar de respuestas más allá de la apariencia de la imposibilidad. Se ha trabajado a destajo bajo la martilleante cantinela de los derrotistas. Había que intentarlo y eso es lo que se ha hecho. Una larga travesía por el desierto que puede encontrar su oasis.

Calla en su intervención el Sr. Biondini las muchas intrigas pergeñadas, más allá del interés humanitario de responder por los Inversores, para consumar un plan de acción jurídica que lleva el fin de litigar por la cantidad de 250 millones de euros. Él perdió algo más de un millón y luego dos millones de la casa hipotecada. Hasta 250 millones hay un trecho en el que quizá se extravíe la moralidad para explicarse sin dejar de lado a los Inversores que no parece que le importen nada. De ahí su ligereza para simplificar los esfuerzos ajenos que no le competen; será el puro desinterés por lo que no sea o considere suyo.

Al margen de lo sucedido que la Justicia habrá de dirimir en este endiablado entresijo de intereses contrapuestos, es perentorio para D. José María hallar el modo de resolver la dramática situación actual. Eso es justamente lo que se ha trabajado sin descanso al margen del desinterés y el voluntario desconocimiento de personas como Antonio Biondini.

José María Ruiz-Mateos padece Parkinson, pero de tonto no tiene un pelo. Aprovecha las aparentes carencias para usarlas en su provecho y saber, en constante experimentación, quién es quién del entorno; conocedor de la hostilidad circunstancial no comulga con ciertas actitudes alejadas de sus deseos de pagar. Es lógico que no muestre sus cartas si alguien no quiere acompañarle en su juego. De este modo ha auscultado permanentemente a amigos y adversarios hasta constatar con quién puede contar.Sabe perfectamente quién es su yerno, sin confusiones mentales.

 
El Parkinson afecta a a la forma de la expresión pero no al fondo de la comprensión. Existe un abismo en la intención de la enfermedad respecto a otros en la intención de darle por demente. La ventaja del Parkinson es que da tregua después de los más virulentos ataques. En nada se parece D. José María, un día de otro,  durante ese ir y venir de la enfermedad que también le deja respirar en ocasiones.
 

Su salud se deteriora en el caminar, en los movimientos, en el intento de recorte de su valiosa funcionalidad, aunque sigue haciendo ejercicio para ganar la pelea contra su dolencia, día a día y de modo admirablemente disciplinado. Es consciente de que el enemigo pretende ganar terreno al músculo, aunque pugna por mantener su cabeza equilibrada.  
Por tanto, D. José María está enfermo de Parkinson,sí,  pero es consciente de la realidad por muy compleja que sea, incluso bregando con la intencionalidad de otros por  adjudicarle esa incapacidad y así  dejar expedito el camino hacia la conquista del litigio con fines netamente personalistas.

Afortunadamente el empresario permanece en la consciencia del compromiso de pagar y así hemos obrado con ese objetivo este tiempo. Nadie previó que fuera fácil pero la escalada ha sido constante y sin un paso atrás. Si Dios quiere nos llevará a la cima de los esfuerzos culminados en una victoria por la Justicia verdadera que se le negó toda una vida. Esa cima sólo se conquista pagando; bien lo sabe.
 

Continúe Antonio Biondini porfiando por conseguir lo que considera suyo, pero no a base de avasallar planteamientos de solución general, tan alejados de su conocimiento como de sus intenciones. Por consiguiente, afirmo con resolución que sigue vigente la expectativa de anunciar el fin de esta pesadilla, pese a quien pese.
 


domingo, 16 de marzo de 2014

En España es fácil robar, abusar y condenar al inocente





   Las heridas de guerra de D. José María Ruiz-Mateos, en su batalla legítima contra el latrocinio estatal de Rumasa con la connivencia de una corruptela jurídica tan vergonzante como la demostrada desde hace treinta años hasta nuestros recientes días, son un honor.

   Pocos creen en la imparcialidad y en la sanidad moral de algunos que dictan sentencia con un golpe en la mesa, mientras esconden las vergüenzas con el oscurantismo que ha permitido una miserable indefensión, propiciada por los que no son ejemplo de respetabilidad por decisiones que escandalizan a justos e inocentes.

  El Estado español robó, a través de unos sinvergüenzas de la política y la banca que han vivido del botín de Rumasa, 18.000 millones de euros a un empresario y financiero que fue exculpado de toda imputación dejando sin pretexto legal el expolio de 1983. Normal que para la credibilidad de una Justicia inexistente sea importante seguir disimulando dignidades fingidas.

Esa misma indignidad es la que ha dejado libre al "Gran Devaluador" Felipe González, quien devaluó un 50% la entonces moneda española en 14 años, además de ser el logístico criminal de vastas corrupciones cuyo testigo recogió aquel nefando Zapatero con el que ha quedado encubierto un trágico 11-M del que devino nuestra ruina institucional y económica. Mismo modus operandi del "secreto sin resolver" y la Justicia encubriendo la mafia política de turno.

Algunos jueces mantienen tatuado el logotipo del PSOE en impudendas partes que no muestran, cuando asoman la jeta con aparente honorabilidad. No hay ciudadano honrado que no los haya calado ya en tres décadas.


  En España se echa de menos la implicación del honor para investigar una estafa silenciada desde los mismos tribunales. Ser condenado a tres años de cárcel por defraudar a esa Hacienda que le debe a él 18.000 millones de euros es de risa, si no fuera por la repugnante indefensión  sin mínima garantía procesal que le propiciaron aquéllos mismos que han dejado en libertad criminales de toda índole sin importar la vomitiva representación de la Ley ante la estupefacta ciudadanía; una extraña ley que ya va quedando al descubierto por esos tufos inevitables de fosa séptica histórica en que se pringa la credibilidad de algunos que ya no son respetados y sí mirados con recelo como poco ejemplares ciudadanos de ventaja inmerecida. García Pelayo inauguró la vergüenza pública que ha continuado hasta la inexcusable interpretación de sendas sentencias de Estrasburgo con la evidencia de que algo huele a podrido y se ventea al margen de la ecuanimidad deseable.


  D. José María ha sido condenado a tres años de cárcel y a pagar 10,5 millones de euros  por defraudar 4, 4 millones de euros a cuenta de lo que le debían los criminales protegidos por una maquinaria de estafa generalizada y consentida. Una protección hacia gran número de beneficiados que se llevaron el botín de manera particular pasando, para más inri,  factura de dos billones de pesetas a los españoles. La politización de la Justicia es lo que tiene de descarado en un país enviado a la ruina por politicastros impunes.



  Así funciona este escenario del cinsmo pagado por una ralea de respetados sinvergüenzas que siguen disimulando el atraco jamás conocido en el mundo, con esta España oscura plagada de mafias encubiertas.


  Con honor y la cabeza bien alta, es sentenciado D. José María Ruiz-Mateos por tomarse lo que era suyo, toda vez que lo que no pagaba a la Hacienda  que le sustrajo su patrimonio de manera delictivamente solapada, lo donó en obras sociales y benéficas por valor de cientos de millones de euros.

   Él manifestaba públicamente que le costaba moralmente pagar a los que le robaron todo su patrimonio. Suerte tuvieron que fuera  de noble proceder porque otro hubiese invertido en armamento para tomarse una venganza de la que, muy seguramente, habría resultado mayor respeto y eficacia en las demandas legítimas.


  La sinceridad de su conciencia calma todo conocimiento de su lucha justa, a diferencia de la vomitiva hipocresía de los que niegan lo evidente para hacerse pasar por víctimas. Villanos que cuando críen malvas deberán con sus pútridas almas rendir cuentas de sus escondidas tretas criminales. Pobre de aquéllos que se crean a salvo dictando ahora los desórdenes que en el saco de sus ganancias terrenas serán convertidas en la inmundicia de la siembra de sus obras.

   Estas añadidas heridas de guerra de D. José María son sus méritos contra tan cómodos, falaces y ruines verdugos.

   Dios quiera que un día podamos anunciar el pago a los Inversores y quede en evidencia la peste de la mentira que hoy condena, de nuevo, a un luchador inocente.    

  Hagamos un trato. Que le devuelvan los ladrones 22.000 millones de euros, con intereses, y que pague D. José María a euro los 10, 5 millones, tirándolos por el suelo para que se arrastren los beneficiados del latrocinio en vez de ir con la cabeza alta. Miserables.

lunes, 10 de marzo de 2014

¿Imputado el Sr. Ruiz-Mateos? ERE: Corrupción política que no empresarial



http://www.elimparcial.es/sociedad/ere-corrupcion-politica-que-no-empresarial-135213.html
 
La trama ERE fue una corrupción política en un feudo de corrupción durante treinta años. Los empresarios no podían saber lo que sucedía y se limitaban a cumplir con la normalización de lo implantado, como trámites acordes con la imposición de la Ley que allí campaba por sus respetos.
    No seamos hipócritas y desavisados. En España es moneda de cambio usual el "pase usted por caja". Si alquien quiere un trámite de una administración autonómica, se topa con el funcionario de turno que orienta pecuniariamente con impune descaro y no hay más remedio que cumplir.
 

  Los empresarios en Andalucía seguían directrices impuestas y la funcionalidad de empresa se rige por el pago de comisiones comerciales, no por tráfico de influencias. Alguien puede ir a comprar en una tienda de aparente legalidad. Si después el dueño usa el dinero para traficar con drogas, no puede culparse de traficante a quien ha pagado en el mostrador por un producto legal. ¿Es tan difícil de entender, perdidos en hojas de sumarios que no dejan ver lo elemental? ¿Qué iban a saber en Madrid de lo que se cocía por Andalucía en el rancho del PSOE andaluz? Allí se cumplía con lo estipulado por representantes legales, política y socialmente respetados y consentidos.
  

  La Justicia llega tarde en ese proceso acostumbrado de la ralentización por la deferencia del desorden que en España se concede a algunos colectivos. O no llega, como en el caso del Sr. Ruiz-Mateos que lleva esperando un mínimo de elemental decencia jurídica-expropiación delictiva de Rumasa- que siempre se le ha negado, a diferencia de ese otro colectivo de  criminales vergonzantemente amnistiados que gozan ahora del desmesurado orden de la competencia cuando a los intereses judiciales, mediante la sectarización política, les conviene.
  

  La estafa del fondo de reptiles fue en su momento una normalizada coyuntura, promovida desde la Junta de Andalucía en connivencia con sindicatos e intereses particulares que se nutrieron de fondos presupuestarios con el beneplácito de la Justicia ciega, muda y sorda y sin sospechas de investigaciones policiales.
   

  Si era una corruptela generalizada, en realidad imperaba el orden establecido porque tres décadas son muchas para montarse un chiringuito y hacer pasar por el aro hasta al lucero del alba. Culpar al lucero  es poco inteligente y cínico pero ya sabemos cómo el sentido común es asignatura pendiente de los tribunales españoles.
  

   Lo único positivo que se sonsaca de todo ello es que hay una juez Alaya que vindica la claridad contra la corrupción, metiendo mano donde antes el puño y la rosa sodomizó a toda una Andalucía supeditada a la anarquía de la esquilmación; es de suponer que después de treinta años podría existir un solo juez decente que decidiera investigar el latrocinio de Rumasa, cuyos beneficiados han quedado al descubierto con mutis implícito de la Ley.
    

  A D. José María esta burla cruel e hipócrita ya le ha hecho decir basta. Mil quinientos millones en euros de propiedad privada embargada no bastan para iniciar alguna acción con el fin de dirimir el drama que asfixia a miles de personas. Independientemente de lo expuesto, se ha trabajado de firme para conseguir anunciar el pago a los Inversores, allende unas decisiones que miran más por la interminable burocracia que por la vida de las personas. No hay Justicia  en casos flagrantes de indefensión al ciudadano como quizá nunca la hubo tras la pantalla de una apariencia en este país donde nada ni nadie son lo que parecen ser en cuanto atañe al expolio entre particulares de Rumasa.
    

  Hace poco hablé con una Inversora que argumentaba sobre la ruina del Sr. Ruiz-Mateos. Respondí que D. José María no estaba arruinado, sino asfixiado. Todo embargado hasta el punto de encontrar etiquetas del juzgado sobre cuadros sin valor alguno. 

   Existen mil quinientos millones de euros intervenidos en propiedades y ningún diligente juez se apresta a investigar cómo solventar un desquiciante drama de miles de personas. Francamente, ignoro con qué conciencia pueden dormir algunos coleccionando causas mientras son indiferentes al brutal dolor de los inocentes.
    

   Así pasó durante treinta y un años y la Justicia sigue su anodino paso, a espaldas del decoro moral por cumplir un cometido humano del que robóticamente se prescinde.
 

     La salud de D. José María permanece salvaguardada en Alondra  siguiendo rígido tratamiento, pero él no está para viajar a Sevilla. La juez Alaya podría hacerse un viaje en el tiempo para imaginar las condiciones de desgaste en un hombre que ha bregado con tan inadmisibles injusticias.
 

     A pesar de los riesgos de salud que asume si lo detienen, D. José María no acudirá a Sevilla el miércoles 12 de Marzo de 2014  porque su experiencia sacrificada de vida le ha demostrado que esa Justicia en la que quiso confiar es  inexistente y, como él dice, en caso de que existiera, carente de honorabilidad. La subordinación o no a la sentencia de Estrasburgo es tan ruin y  vergonzante que consolida ese criterio que le acompañó en su lucha contra un muro insalvable de corrupción; precisamente el de aquéllos que están autorizados para juzgarla... y así tres décadas.

   Incongruente, mezquino y definitivamente nauseabundo. La náusea histórica que ya acusamos una década, económica e institucionalmente, todos los españoles.