La
genialidad consiste en ir de A a D, sin pasar por B y C. Muchos son los que
critican a un ingenio único, honrado y digno, cuando son incapaces de llegar a
D aún pasando obligadamente por una preparación previa que nunca se llega a
culminar con el genio de lo elegidos con un don exclusivo. Me gustaría ver a
esos comentaristas económicos de pacotilla, practicar el genio creativo de las
finanzas y lo mercantil como hizo José María Ruiz- Mateos repetidamente, con
todo tipo de zancadillas y los intentos de acabar con su persona y su
prodigiosa obra.
Al
comentarista económico le pasa como al crítico literario; algunos son
frustrados y mediocres cuando no ejercen la creatividad propia. Dan el pego
porque le pegan mucho a la lengua pero en realidad las manos son un nudo
chapucero incapaz de obrar beneficio real. De ahí la saña, cuando despachan a
quien envidian por pura necedad de lo vulgar y lo impotente.
En
el Boletín.com, un memo que firma con las siglas E.B. se mofa de Ruiz-Mateos;
el hombre que seguramente no lo hubiese contratado ni para limpiar una de las
cientos de instalaciones que forjó con talento y esfuerzo únicos para
expoliarlo todo mediante una trampa conjunta de tantos arrimados e incompetentes que le veían como una amenaza.
Dice el tal E.B que “se atreve a dar consejos como si de un experto se tratara”.
Hay que ser imbécil para mostrar esa necedad que sólo un frustrado y un
mediocre es capaz de lucir con semejante ridículo personal.
José
María Ruiz-Mateos es el pragmático entendido que demuestra con obras la
eficacia de su alcance empresarial inalcanzable para el resto. Es el más
autorizado para disponer de criterio demostrable y no es baladí el consejo
acerca de la situación de España frente a la sumisión ante las exigencias de la
Unión Europea.
E.B
adolece de esa autosuficiencia bastarda de lo teórico, criticando la
practicidad de la que él es incapaz; de ahí la altanería de lo idiota que ha
dejado escrita para vergüenza propia.
En
algo no se equivoca: José María Ruiz-Mateos es único.
Los
enemigos y detractores José María Ruiz-Mateos deberían advertir la talla del
oponente para evitar comparaciones y creer que pueden desafiarle en la misma
altura. En realidad comprobarían que se rasan en la bajeza de no considerar los
méritos de un contendiente que está a años luz de sus críticos, a modo de
Supermán de lo financiero y mercantil cuyos enemigos se aglutinan en manada
carroñera para hacerle frente y siempre a traición. El genio siempre es una
amenaza para el grupúsculo multitudinario de la envidia. Que pregunten a los
buitres que disfrutan aún del saqueo de Rumasa nutriéndose de la expropiación
delictiva que incluía una indefensión orquestada por indignas como sucias
togas.
Ruiz-Mateos
se mueve por la inspiración de lo providencial pese a los tejemanejes de la
confusión que se dirigen contra él y el tamaño de su entereza moral no es
comparable a la mediocridad de quienes le dan por acabado. ¿Qué esperar de una
sociedad de fingidos entendidos que se reparten el pastel de las influencias
para coger apenas migajas, en comparación con la creación prodigiosa de riqueza
y empleo recreadas una y otra vez por el
extraordinario empresario?
El
golpe contra Nueva Rumasa fue todo lo sutil que se podía esperar de una gentuza
de altos vuelos y bajos instintos. Ayer, Rumasa, como hoy, Nueva Rumasa, ese mal oculto de la
avaricia ajena persiste con una misma hipócrita condición contra Ruiz Mateos,
inalterable con el paso del tiempo.
A
muchos guiados por las estulticias del sectarismo, les gusta creer que José María
Ruiz-Mateos está sentenciado, aunque no le lleguen a la suela del zapato para ejercer
semejante idiocia recelosa y vengativa.
La
apariencia engaña y nadie es quien parece en ese reparto consabido de buenos y
bellacos que pretende practicar un juicio paralelo como el tan acostumbrado de
la televisión basura.
Pese
a la insistencia de la enemistad y de la traición, han de saber los vulgares
contendientes de un genio de las finanzas irrepetible que la realidad es otra,
cuanto más necio es el envidioso observador de tanta grandeza atacada en la
diana de una derrota definitiva.
La
inspiración no pertenece a esos lumbreras que se alaban unos a otros sin salir
de esa estupidez barata con que se pagan los salarios de lo conformista en
tertulias de tres al cuarto. Son nada, gallinas de corral cacareando. Nadie ha
sido capaz de generar empresa, empleo y banca como Ruiz-Mateos y eso no lo
perdona la inmundicia incompetente de lo influyente. Enterrar un gigante no es
tarea fácil, otra cuestión es apuñalar, cuando no envenenar, el buen nombre de
uno de los prohombres dignos que ha confrontado con la bazofia generalizada de
ese submundo del engaño que es el aspecto político, económico, jurídico y
social de una España tramposa donde los benefactores pasan por demonios y los
demonios aparentan hombres de bien y de provecho social. Cada uno en su sitio,
quizá algún día.
Siempre
existirán necios como E.B. que cuanto más rebuznen más razón dará a la calidad
personal de un empresario honrado que aún tiene mucho que decir y en defensa de
los que confiaron en él. No se rindió entonces y no lo hará ahora… pese a quien
pese.
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