Comunicado de Prensa en vísperas de la presentación ante la juez de Palma.
Europa Press
La
expropiación de Rumasa fue uno de esos hechos delictivos, contra un
ciudadano
honrado, que ha revertido múltiples males contra toda la población por
la
ausencia de respuesta popular-engañados los ciudadanos con una orquestación
generalizada-, y la permisividad de una sociedad junto al silencio
conchabado de cuantos se beneficiaron del saqueo en 1983. Siempre se ha pretendido silenciar lo que sucedió verdaderamente más allá de las mentiras "oficializadas".
Del comunicado de hoy, 20 de Agosto de 2012, solo cabe una interpretación que se puntualiza en tres puntos importantes, más allá de falseadas o malintencionada lecturas:
1- D. José María Ruiz-Mateos trabaja con férrea voluntad en busca de soluciones sobre la problemática generada de los pagarés. Es su primer empeño y toma consciencia de vital responsabilidad para solventar el drama de los Inversores.
2- Se denuncia la apatía, o lo que es peor, la indiferencia de la Administración, del Gobierno y de “poderes fácticos”, para recibir propuestas efectivas que podrían paliar con eficacia los perjuicios.
3- Existen recursos sobrados para responder por todos los damnificados a poco que se atisbe una mera voluntad de arreglo que, paradójicamente, no se constata en comparación con los rescates de otras entidades cuyas ayudas tienen menos lógica de ser por la consecuencia de improductivos resultados.
Es así que la intención jamás fue
de estafa por parte del empresario y nunca ha dejado de atender los
requerimientos de quienes compraron los pagarés.
En España sabemos,indefectiblemente, que la corruptela de los políticos nos ha llevado a la ruina, a la bancarrota del tejido empresarial español, por ende al paro desbocado, y se sigue exprimiendo a los ciudadanos sin desmantelar ese estado de la autonomías que es el bajo fondo de la economía española que no parecen querer tocar, para que no se expanda un tufo asfixiante, a modo de fosa séptica, que sería la prueba del porqué han saqueado todo un país con absoluta impunidad. Tal y como sucedió hace 30 años con Rumasa.
Es harto sospechosa la absoluta falta de voluntad para solventar, de la manera menos perjudicial posible, un problema con múltiples fórmulas de solución que ni siquiera se avienen a escuchar… ¿Por qué esa complicidad de lo indiferente? Eso habla de la indignación popular latente que observa cómo la exigencia impositiva no aporta resultados.
No querer escuchar es la mejor prueba de que algo se oculta y es que no conviene que se sepa cuál es el motor que nos impulsa sin dirección: el pasado de corrupción que hoy queda más que nunca al descubierto…La indiferencia por intentar resolver un conflicto de soluciones factibles cada vez apesta más.
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