Reitero lo comprobado en anteriores ocasiones. Se nota esa
predisposición fidedigna de la ignorancia que muchos comentaristas, legos y
otros aparentemente versados, tienden a practicar acerca de la obra financiera y
empresarial de D. José María Ruiz-Mateos. No se me escapa el influyente sectarismo que durante décadas ha
perseguido al empresario al que represento, como tampoco la envidia visceral que
en España se profesa contra los genios, siempre en inferioridad numérica que el
resto de las comparsas de lo mediocre que se unifican cobardemente para atacar
a quien descolla por méritos propios.
No solo sucede con periodistas, “calientasillas” o tertulianos de tres
al cuarto- hay que ver cómo abunda ese género de la perorata que encandila al
gran público abstraído en las mentiras que le cuelan-, también es normal que
blogueros amartillados con la pistola de la crítica siempre presta, no tiren
una a diana pecando de simplista solemnidad propia de la lógica de las
ignorancias.
De la obra financiera y empresarial de D. José María se han vertido muchas mentiras con el fin de anatemizar su
identidad profesional y por ende personal. Es evidente que sus detractores se
cuentan a cientos entre simples teorizadores incapaces de crear una sola de las
empresas que el genial jerezano creó con su emblemático Holding, saqueado con
toma delictiva de las armas al servicio de un corrupto Estado, entonces
dirigido por el no menos delictivo dirigente que acabó su mandato robando el
10% del PIB español.
No hay castigo para el latrocinio desde la política, en tanto es perseguido el honrado generador de riqueza al que se le plantea, con carácter de continuidad, una trampa sin salida para esquilmarle por las bravas el trabajo de toda una vida. En España siempre seremos proclives al engaño con tanto farsante que se da de entendido para justificar , a posteriori, la degeneración de un país que oculta sus desvergüenzas incluso con la complicidad descarada de una Justicia que no se ha ganado, motu proprio, el respeto de los ciudadanos.
No hay castigo para el latrocinio desde la política, en tanto es perseguido el honrado generador de riqueza al que se le plantea, con carácter de continuidad, una trampa sin salida para esquilmarle por las bravas el trabajo de toda una vida. En España siempre seremos proclives al engaño con tanto farsante que se da de entendido para justificar , a posteriori, la degeneración de un país que oculta sus desvergüenzas incluso con la complicidad descarada de una Justicia que no se ha ganado, motu proprio, el respeto de los ciudadanos.
Sobre Rumasa se esgrimen peregrinas excusas que pretenden
justificar la aberración. Que si había deudas multimillonarias generadas…
Mentira porque los activos sobrepasaban, con mucho, esas deudas y solo con la
venta de “chatarra” se hubiera solventado lo que siquiera era un problema.
Otros decían entonces que la capacidad financiera de Rumasa estaba
destinada a soportar al Holding; otra aviesa mentira porque el 80% de la
actividad bancaria se canalizaba fuera de las actividades de Rumasa.Lo curioso es que las mentiras pretenden seguir sosteniéndose ante el desmentido implacable del tiempo pasado.
Cualquier pretexto no es que sea debatible, sino que es demostrable. Algo que en un tribunal no es deseable en una España de la corrupción que, debido a la permisividad de sus irregularidades flagrantes y silenciadas, ha terminado arruinando al conjunto de sus ciudadanos. Y encima orquestan una campaña de manipulación contra D. José María por parte de quienes, muy seguramente, se llevaron un bocado suculento de la asolación de Rumasa.Pocos son los hombres influyentes de entonces que no se beneficiaron del expolio cómplice.
Del tema de los pagarés se comenta mucho sobre la estafa piramidal sin considerar que, de haber continuado el proceso empresarial que D. José María pretendía, en buena lid esa presunta estafa piramidal hubiese constituido un normalizado ciclo de dinámica de pago con la que se contaba supliendo el corte del grifo crediticio y con la confianza inversionista de los particulares.
Nada hubiera sucedido si el Grupo empresarial Nueva Rumasa
hubiera sorteado los inminentes arrecifes en el intento de evitar un
hundimiento, si no se hubiera escorado la gran nave debido a ciertos factores
ajenos del empresario entre los que se cuentan una galerna de crisis económica
sin precedente.
La decisión de emitir pagarés fue una legítima decisión, con
todo lo que comportaba de arriesgada, no obstante sus beneficios eran acordes a
los riesgos asumidos, sabedor D. José María de que era posible remontar la
problemática, en principio, siendo honrado desconocedor de las verdaderas condiciones que fue descubriendo posteriormente.
Lo mismo sucede con la venta del hotel Eurocalas. El símil
del enfermo que es sacado de quirófano con las vísceras fuera a medio intervenir
por una cirugía de tratamiento delicado, explica la escandalosa visión de una
operación financiera inacabada que no tiene que ver con una actitud de estafa.
No en conocimiento de un hombre como D. José María cuyas transacciones
mercantiles fueron pulcras y rigurosamente legales en sus tratos con otros
empresarios y entidades durante 20 años de la primera Rumasa y otras dos
décadas con el Grupo empresarial Nueva Rumasa.
Los hay, quienes en el colmo de la lógica de lo simple y nada casualmente malintencionada, que pretenden asociar la crisis de Nueva Rumasa con la expropiación delictuosa de Rumasa. En este caso el sectarismo apesta pero no es algo que pueda extrañar siendo plumas sicarias que defienden la criminalidad y el estropicio de indignos políticos que han arruinado a los ciudadanos, con sordina y escapando de rositas a la verdaderas iras del pueblo que tanto debe a estos ladrones tras las sigla política que tanto se estilan en la Jet set del suma y sigue social de los vividores del cuento de la justicia social.
Es asombroso cómo lucubran con esa ignorancia pasmosa que
todo lo hace explicable, periodistas, blogueros, tertulianos de trapisonda,
para juzgar la obra de un genio, sin que nadie ponga en duda las miserables formas con las que fue
expropiado un Holding valorado en retasación de justiprecio por 18.000 millones
de euros (3 Billones de pesetas). La ignorancia en el fondo es siempre y será
atrevida para no preguntarse cómo ha podido existir semejante pacto de silencio
en lo jurídico y que nunca haya existido un juez que haya querido saber la
verdad sobre la vergonzante y brutal canallada de la expropiación. Claro, que
tampoco hubo juez que haya sido honrado intentando buscar la verdad de otros
misterios de nuestra maltrecha democracia y todo sigue como si nada hubiera sucedido.
En definitiva, me es chocante y tremendamente irrisorio- por la ridícula incapacidad personal de los detractores de D. José María-, que los ignorantes de simplista lógica ,críticos contra el empresario, no sean capaces de generar ni un gramo de la riqueza y el empleo que él multiplicó con facilidad.
Pensar que crear un Holding y resurgir de las cenizas para
fundar otro Grupo empresarial, es una cuestión de engaño, de estafa y de
irregularidad saltando las normas y la Ley, es de una intención propia de
cretinos, desinformados, ignaros y recelosos incapacitados.
La prueba de tanta estulticia hecha palabrería está en el contraste de tanta obra real levantada a base de esfuerzo, tesón, trabajo bien hecho, perseverancia en el objetivo, imaginación, capacidad de improvisación, dotes geniales en la negociación, disciplina, sacrificio, pundonor, abnegación, entrega, aprecio por los semejantes, lucha por la generación de riqueza por amor a un país… y la obvia capacidad personal que ningún financiero y empresario jamás mostró tan versátilmente en la España cañí del rencor injustificado... ante la destrucción canallesca de la obra ejemplar de un hombre paradigmático que nunca tiró la toalla y puede ir con la conciencia tan proporcionalmente limpia a las sucias entrañas de lo que le generaron tantos problemas. Seguro que él obtendrá su recompensa como otros pagarán la ofensa. Mientras tanto, los entendidos inoperantes seguirán dando al palique sin dar palo al agua.
Menos
palabra baldía y más obra fehaciente, al modo Ruiz-Mateos, serían aconsejables por el bien de una España donde
proliferan los necios como los políticos aprovechados.
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