Mi querido y admirado amigo, D. José María:
Sé que no desfallece aunque haya sentido que la luz se apaga. No se preocupe, Usted ilumina el horizonte y habrá camino. La verdadera Justicia ha de brillar. El tiempo pondrá todo en su sitio y esplenderá su inocencia tal y como yo la conozco pese al marasmo de lo aparente.
Dios
nos guarde de acomplejados; de seres erráticos y descompensados
de emociones difíciles que se enfundan una toga para juzgar al prójimo.
Más de un inocente será víctima de la miseria personal que disfraza la
judicatura y habrá más deseo de creer en la justicia divina lejos de la
indecencia de lo terreno.
Mi primer libro ya relataba la misérrima concepción del dislate de lo humano cuando ejerce la imposición arrogante que no la ecuánime diligencia.
¡Cómo le conozco! Usted es como los héroes históricos que aun atravesado por decenas de venablos siempre saca fuerzas para decir que está en forma y dispuesto seguir combatiendo... así dar excusa a la saña de sus cobardes y envidiosos enemigos que justifican ataques continuados. No hay piedad con Usted, ni la necesita. Nadie habló en treinta vergonzantes años, así que no le extrañe que ahora gruñan contra Usted las mismas alimañas que se callaron antes. Las vergüenzas hipócritas son de ellos no de Usted.
¡Cómo le conozco! Usted es como los héroes históricos que aun atravesado por decenas de venablos siempre saca fuerzas para decir que está en forma y dispuesto seguir combatiendo... así dar excusa a la saña de sus cobardes y envidiosos enemigos que justifican ataques continuados. No hay piedad con Usted, ni la necesita. Nadie habló en treinta vergonzantes años, así que no le extrañe que ahora gruñan contra Usted las mismas alimañas que se callaron antes. Las vergüenzas hipócritas son de ellos no de Usted.
Dios
nos guarde de la misérrima concepción del niño que se crece con
carencias personales y convierte sus debilidades en un envanecimiento
carente de emociones ni juicio imparcial, cifrando todo empeño en el
empecinamiento del respeto inmerecido que se pretende imponer mediante la coacción legal.
D.
José María, ha visto resentida su salud por uno de esos misérrimos
factores que le engrandecen cuanto más se le daña. No es explicable a la
necedad los argumentos de lo sincero. Las orejas del mundo pertenecen a
los mismos que rebuznan en contra de Usted, mi querido y tan incomprendido amigo.
Prisa se dio la "ruin estrella"-como
así fue bautizada por los periodistas que cubren la información en
Alondra, 2- en lanzar el garfio con la manipulación de las informaciones y el fin de que el sufrimiento fuera acrecentado. Le extraviaron durante unas horas pero siempre estuvo con nuestros corazones. Algo me dice que
más allá de la justicia humana, tan imperfecta, otros recogerán la
siembra del envanecimiento en la carne abierta de un ser querido, así
emerjan los sentimientos de lo humano y callen los demonios del orgullo.
La
salud se ha minado pero la razón de la fortaleza moral se le ha
acrecentado. D. José María, Usted conoce la hipócrita condición nauseabunda de
una sociedad que silencia sus vergüenzas, así como conoce el apestoso
carácter del juicio que le pretende ofender, sabiendo de la ínfima talla
moral y profesional de sus detractores.
Nunca
se rió de la Justicia porque no puede reírse de payasos con afilados
caninos que durante treinta años le han silenciado; le entristece saber las manos que dictan los designios perdidos
de los españoles y el teatro de la vergüenza disfrazado de dignidad. Usted
sabe que no puede creer en la Justicia, pero nunca se negó a acometer
sus obligaciones aun vulnerando malignamente sus derechos.
Nunca
se mintió sobre los impedimentos para no poder acudir al juzgado de
Palma. Todo fue explicado y se aportaron pruebas. Se contó la confusión
que creó un cretino forense de Palma. Se argumentó el deterioro de su
salud por la carencia del estricto tratamiento que se sigue contra el
Parkinson, como Usted mismo ha declarado hoy.
La primera detención fue la
decisión de una precipitada estrella de un oscuro firmamento judicial.
Un agujero negro que explica la debacle generalizada en una Españadisociada moralmente, donde los verdaderos latrocinios se obvian y se juzga
severamente a quien desea arreglar las problemáticas y responder por los
perjudicados.
De nada sirvió explicar,
responder, sincerarse, argumentar con pruebas, aunque el impulso de Usted fuera alentarse por el ímpetu de su corazón que le mostró
deteriorado por la injusticia cometida contra él. No se le perdona su pundonor y su eterna disposición a que se haga Justicia verdadera. Su voluntad férrea es
permanente, su salud condicional; depende un estricto tratamiento que la
juez de Palma ha desvirtuado con riesgo grave paraUsted. No se preocupe, mi querido amigo, Usted regresa con nosotros y le cuidaremos en cuerpo y alma como merece.
El infierno y los demonios se quedan en Palma.
Ni
exhorto, ni videoconferencia, ni ser recibida, bien recibida con
atención. La señora eligió la soberbia por ley. Dios se lo pague con la
misma moneda de injusticia, convertida en justicia.
Una
nueva estrella ha brillado grotescamente en el firmamento de la
estulticia humana. Eso es algo que da más luz a D. José María
Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada.
Con todo mi aprecio, su privilegiado portavoz y defensor.
Ignacio
2 comentarios:
Ahi dejo el enlace.
¡Ánimo, Ignacio, ahora es cuando te necesitan de verdad! Sabrás salir airoso, como de costumbre. Abrazo. Jesús.
Muchas gracias, Jesús. Un abrazo.
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