Quizá convenga creer a muchos ignorantes o sectarios que D. José María ha especulado con el dinero de una manera arbitraria y egoista. Nada más lejos de la verdad.
Ígnaros y sectarios son los que engañan a la opinión pública cuando dicen que no pagaba la Seguridad Social de sus Trabajadores. Ya expliqué que al adquirir empresas con déficit, se contraían las deudas ajenas para sanear la empresa y se pactaban los aplazamientos legalmente. Al poco tiempo las empresas deficitarias daban millonarios rendimientos y estaban al día con los impuestos, incluidos los de la Seguridad Social. Con Galerías Preciados todo estaba legalizado y la deuda de 14.000 millones de pesetas pertenecía a los anteriores gestores, no al Sr. Ruiz-Mateos que estaba dispuesto a dirimir la problemática.
Dhul se compró deficitaria y con una nefasta gestión y al cabo de un año rendía 500 millones de pesetas. D. José María era el único empresario que podía permitirse el lujo de comprar sin dinero porque su genialidad de gestión multiplicaba los beneficios pudiendo pagar poco tiempo después la adquisición a los anteriores dueños. La brillantez era su secreto exclusivo e intransferible.
Su vida, sin lujos propios, ha sido trabajar por los demás con un don magistral y único, creando empleo con pasión y entusiasmo profesional. Recordemos, una vez más y las que sean necesarias, su genialidad exclusiva iniciada con 300.000 ptas y los "7 magníficos", los 7 empleados fieles con los que inició el milagro económico:
http://es.scribd.com/doc/100456139/RUMASA-1961-1981-XX-Aniversario
A lo largo de su intensa vida siempre ha sido consciente del reparto equitativo de las ganancias y jamás ha dejado de pensar en sus semejantes, canalizando inmensas cantidades de ayuda a través de instituciones que podían servir al propósito de entregarlo al prójimo.
Después de una lucha contra la corrupción estatal en que ideó modos de una noble defensa, prescindiendo de la violencia, él puede tener la conciencia muy tranquila sabedor de que ha donado miles de millones de euros durante su gestión profesional con el Holding Rumasa y su posterior trabajo empresarial.
Se le acusa de ser moroso con las cuentas del Estado, precisamente por parte de un Estado que expropió delictivamente su patrimonio y se encargó de enviciar jurídicamente todo derecho que le asistía a ser compensado por un canallesco expolio que ha quedado impune hasta ahora. Su conciencia está muy limpia porque sabe que ha dado mucho más que lo que debe y no se arrepiente de no haberlo otorgado a quienes le robaron impunemente. Él ha cumplido con creces el propósito de los impuestos, solo que lo ha dado a quien cree merecerlo.
Muchos piensan que el peligro de sus denuncias ha pasado y que se salieron con la suya. No canten victoria los confiados ladrones...
En el año 2009, lejos de imaginar el terrible calvario que vendría después y añadido a la vida de un luchador sin parangón, D. José María fue recibido por el Cardenal Bertone para imponerle la más alta condecoración que puede recibir un laico de la Iglesia, por su contribución innumerable de ayuda a sus semejantes con donaciones que en nada pueden hacer pensar que él fuera a quedarse con nada que no le perteneciera, siendo un generoso gestor de magníficas obras sociales.
La medalla de Caballero de la Orden de San Gregorio Magno fue el colofón a sus extraordinarias aportaciones, de continuo pensando en los demás.
D. José María siempre ha sabido distinguir a Dios de las obras de los hombres que usaron instituciones bien intencionadas para esconderse vilmente y traicionar por unas codicias inconfesables que se desparramaron sin freno por la politica, la judicatura, la empresa y la finanza, tomando todos a dentelladas la pieza indefensa de su gran obra empresarial y financiera.
José María Ruiz-Mateos posee muchos más méritos que lo que nadie imagina. En la vida de este gran luchador nadie es lo que parece ser y algún día lo detallaré en un libro que describirá todo lo vivido a su lado durante este tiempo de batallas al descubierto y otras secretas. Dios y el destino de la verdad, pondrán todo en su sitio y a cada uno en su lugar. Tarde o temprano todo se acaba sabiendo.
Un día escribiré una obra intitulada: "Cómo José María Ruiz-Mateos pagó a sus Inversores". Pero primero se anunciará una gran gesta y queda ya muy poco tiempo para hacer público comunicado del fin de la pesadilla.
En este viaje llegamos pocos a la meta por la que hemos trabajado muy intensamente. Hablaré de quienes pusieron las trabas de manera mezquina, pero también de cómo se vencieron tan arduas problemáticas.
Este martes hablaré de las prontas soluciones con 50 Inversores. El momento tan angustiosamente esperado, pese a las muchas trabas y dificultades impuestas, está muy cercano.
Por cierto, si seguimos el acertado aforismo de que "de bien nacidos es ser agradecidos"... ¿Dónde están los que se nutrieron de tan cuantiosas ayudas durante toda una vida, para defender ahora la dignidad y honradez de D. José María, pese a las confusas y retorcidas apariencias? Hipócritas, raza de víboras, los llamaba Jesús. Esa cuestión vergonzante del desagradecimiento es otro cantar... coral y desafinado.