Cuanto
más nos adentramos en el siglo XXI, más observable es la evidencia de
que el balance de lo construido durante la democracia española es una
batiburrillo de mendaces apariencias donde nada estaba bien delineado,
viviendo a expensas de antojos y permisividades vergonzantes. La clase
política es un carroñero lastre que se ha procurado todo tipo de
prebendas y beneficios a costa de arruinar a millones de ciudadanos que
están además indefensos ante la agresión contra sus derechos. Los
culpables pasan de puntillas ante el juicio popular en tanto la
Justicia, la de la corruptela disfrazada con togas, juzga a la
ciudadanía por las consecuencias de actos ajenos a la voluntad popular.
La mierda aflora
institucionalmente pero no debiera engañarnos que lo haga ahora; en
realidad esa inmundicia siempre se manifestó, pero no colapsó el país
mientras hubo dinero para pagar las vergüenzas y fingir que todos éramos
iguales ante la Ley. España es profundamente hipócrita, sucia,
desmadejada, con intereses ocultos para la mayor parte de la población.
Siempre lo fue.
Una
democracia asentada sobre pilares que son misterios sin resolver debido
a inconfesables conchabamientos no es democracia digna ni en el fondo
de sus gobernantes ni en las formas de sus directrices. La intentona
golpista del 23 F de 1981, fue un gran engaño que pretendía, mediante la
generación del miedo, un vuelco político evidente que llevó al poder a
un sinvergüenza honorable que no pagó por sus crímenes al descubierto y
que se aseguró una jubilación multimillonaria a costa del 10% del PIB
español. Otros de su ralea
siguieron en política para destrozar un país, veinte años después, que
siempre ha sido víctima de la demagogia barata por parte de aquellos
destructivos engendros que arruinan todo para seguir viviendo del cuento
político, hasta nueva oportunidad en que asolar con todo sectarismo el
presente y el futuro de los siempre desconcertados ciudadanos, los
primeros engañados de estas chanzas de politicastros encumbrados
permanentemente en el pedestal de la gloria por muy inútiles que se
hayan mostrado.
No es
de extrañar que otro de los secretos mejor guardados de esta democracia
infame sea la expropiación de RUMASA, un 23 de Febrero de 1983,
mediante un violento atropello que el tiempo ha demostrado de una
factura criminal en la que tomaron parte no pocos de los miembros
honorables de este país de las mentiras viscerales donde nada ni nadie,
siempre lo diré, son quienes parecen ser. La codicia de
los mendaces procuró el hostigamiento sorpresivo contra un Holding
honradamente dirigido cuyas cifras de empleo y volumen de negocio
constituyeron una amenaza contra los mediocres, amorales, zafios y
falsas gentuallas de la banca, de lo mercantil, del negocio político, el
mejor negocio demostrado, y de otros menos visibles factores que
convencieron a la opinión pública sobre la corrupción ajena, la
inexistente, para convertir en oficial la corrupción de lo legal
mediante la estafa generalizada contra todo un país.
Los
grandes misterios de este vergonzante país siempre revelan un mismo
modus operandi: la mentira, el engaño masivo redundando en ella y la
denostación pública de quienes sirven como chivos expiatorios para
desviar la atención de las criminalidades obradas desde las altas
instancias para camuflar las
intenciones.
Tomemos como ejemplo esos misterios sobre los que se asienta esta democracia que no es tal:
1-
Primer gran misterio: Intentona golpista del 23 de Febrero de 1981- La
mentira subyace en aquellos que son los primeros engañados cuando se
asalta el Congreso. Surgen todo tipo de desconciertos entre aquellos que
eran protagonistas de la acción. Muy seguramente los primeros engañados
son los Generales y Tenientes Coroneles que ignoran estar actuando
precisamente para consolidar políticamente lo que ellos desean evitar:
un giro definitivo hacia la izquierda. Son usados para conseguir
precisamente lo contrario de lo que pretendían.
Unos
son los autores intelectuales, siempre ocultos, que usan a peones como
chivos expiatorios para que se encubra permanentemente lo sucedido,
otros los cabeza
de turco donde prima que sean los primeros en no comprender nada de
lo sucedido. De ahí que jamás se logre saber la verdad de lo acontecido
porque los protagonistas del Golpe fueron los primeros desnortados y
engañados. El silencio está intimamente ligado al desconcierto. Lo
importante es que el objetivo fue conseguido y permanentemente ocultado.
2-
Segundo gran misterio: Expropiación de Rumasa. Sin previo aviso se
interviene un Holding consolidado. A punta de metralleta se roban los
documentos que nunca se podrán conocer y se propala la falacia de que se
posee la certeza de hechos delictivos de los que nunca podrá defenderse
la víctima propiciatoria que, en este caso, solo era un hombre que
había trabajado eficazmente en el ámbito de las finanzas y de lo
mercantil.
Mismo uso
de la mentira para convertir a un hombre inocente en un forajido
ante la opinión pública. Se especula salvajemente con el patrimonio
saqueado; se aconseja vilmente al afectado para que salga de España y
así poderse consolidar fácilmente el latrocinio y se maneja
corruptamente al Tribunal Constitucional para dar el visto bueno sobre
una intervención política, cuyas raíces ahondan en oscuros intereses que
subyacen con autoría intelectual y siguen engañando a todo un país.
2-
Tercer gran misterio: La matanza del 11-M. Tiempo después se sabe que
los islamistas fueron reclutados, ad hoc, por parte de confidentes de la
Policía. Se conoce que los chivos expiatorios fueron asesinados en
Leganés para ocultar la autoría intelectual de la masacre y resalta la
certeza de que aquel vil atentado fue un resuelto golpe de estado que se
oculta tras apariencias políticas de honestidad, por parte de los
mismos que han destrozado institucional y económicamente un país
que ya no disimula su profunda corrupción de décadas, hostigando a los
ciudadanos como si fueran los culpables de todos los males que ha
generado la clase política y otros poderes orquestados desde las sombras
que son los verdaderos responsables de las tragedias a la carta que han
servido a una manipulada población.
A
estas alturas no pocos despiertos saben que vivimos un escenario
conformado por grandes mentiras en que la Justicia es solo un peón sin
imparcialidad en las decisiones, aparentando una honorabilidad
inexistente cuyo exponente es ese vergonzante TC que está absorbido
ideológicamente y suciamente influido por una inmoralidad propia de
auténticos delincuentes cuyo respeto es inmerecido. España suma y sigue
en su involutiva trascendencia. Nada es verdad si no es aparente y lo
aparente es excusa de inexistente honradez para delinquir con
permisividades legales. Lo legal es un cuento
del que viven los que escriben las reglas para incumplirlas
sistemáticamente.
En
España somos tan sumamente ruines que tendemos a culpabilizar a las
víctimas con ese orgullo cainita de la envidia, del estúpido recelo, del
dar por hecho lo que está por comprobar o no considerar lo evidente
porque se gana más con la codicia de valorar lo conveniente. En España
se gana mucho dinero por la estupidez generalizada que es consejo de
diario.
Es
repulsivo no considerar una gran realidad como fue el latrocinio de un
emporio empresarial valorado en billones de pesetas; no atender a la
sospechosa indefensión de la víctima propiciatoria del engaño;
convertirse en sobrados jueces de la apariencia engañosa y sentenciar,
desde la ignorancia, a quien es víctima de engaños más sutiles para
quitarle la autoridad moral que le permite saber quién es
quién en esta España de las mentiras donde pagó cara la osadía de ser
genuino frente a comparsas de una criminalidad aceptada
institucionalmente.
En
1982, un año antes de la delictiva expropiación, el Club Bildelberg se
reunió en el Balneario de la Toja. Fueron invitados banqueros,
empresarios, gentes que entonces poco significaban en la realidad social
de España como Polanco o Felipe González pero que luego fueron
catapultados. Significativo que, siendo número uno como
emprendedor financiero y consolidado empresario dueño del mayor Holding,
José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada no fuera invitado a la
reunión.
Muy
seguramente el gran ausente fue un objetivo prioritario en aquel
aquelarre de inmundas influencias y solo meses después se pudo ver el
resultado de las decisiones. Así va este
mundo en manos de ese demonio respetado que conforma una sociedad
repugnante, cuya representación española es digna de tener propia
sucursal en el mismo infierno.
La apariencia contra José María Ruiz-Mateos es engañosa, una vez más, pero vende el escándalo que no la indagación sobre las causas de los males. Así es este país que se traga lo que le echen mientras pretende vomitar el aire que le permite seguir respirando. Incoherente, amañada, masoquista, imbécil... son muchos los calificativos que podrían definir esta España del hoy, pero ninguno haría más justicia que el de víctima. Solo aquí se es capaz de demonizar a la gente ejemplar, mediante trampas destinadas a engañar a los incautos, y de enaltecer a los demonios que causan nuestras ruinas. España es nauseabunda y manifiestamente diferente, con permiso del oscurantismo, el verdadero gestor de nuestra existencia colectiva y personal.
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