domingo, 8 de julio de 2012

La verdad que se esconde tras una falsa apariencia



La apariencia engaña, es cierto. El refranero compila esa sabiduría popular que con el tiempo conforma un conocimiento arraigado en el sentido común, del que se dice que es el menos común de todos los sentidos. Esa apariencia engañosa es la que los necios aceptan como verdades pues no hay peor consejo de justicia que la soberbia y creer que se está en posesión de la verdad. En España somos muy dados a juzgar lo que desconocemos y peor es que el juicio equívoco se base en lo aparente, sin uso de prudencia ninguna y prescindiendo de humildad.

La necedad es así de concluyente: Juzga sin saber y condena por ignorancia. José María Ruiz-Mateos lo sabe bien pero no por ello pierde un ápice de la dignidad que le caracteriza pese a las traiciones lejanas y allegadas o las trampas de sucios enemigos encubiertos tras una hipocresía especulativa que afecta a todas las instituciones, especialmente a la Justicia.

De no ser por prohombres como Ruiz-Mateos, la evolución del mundo hubiera dependido de gentes como sus detractores. Desde siempre, grandes hombres encontraron en su camino incomprensiones, traiciones y  sacrificios, para canalizar la evolución de la que se han beneficiado miles de millones de seres humanos que son este conjunto colectivo de Humanidad al que pertenecen también los idiotas.

Desde que tomé como labor de entrega la búsqueda de Justicia verdadera y el camino para responder por miles de inversionistas y trabajadores- como así desea y trabaja por ello incansablemente el Empresario-, buscando soluciones allá donde otros zancadillean creando falsedades y engaños aparentes, he encontrado mucho idiota. Muy a propósito del juicio popular desconocedor de muchas verdades, he encontrado mucha idiocia, mucho juzgador de apariencias, muchos resentidos sistemáticos, dignos payasos- porque al menos causan alguna gracia- y no menos desgraciados, con apariencia payasa, que ni sirven para propiciar gracia ni generar un bien social como pretenden aparentar. España es un circo donde todo el mundo se quiere montar un numerito amañando circunstancias, situaciones o dramas humanos. Todo sirve para aprovechar la coyuntura y paradójicamente los payasos, en ocasiones con caninos muy afilados, son respetados como hombres honorables siendo los hombres honorables tomados por payasos.

Muchos engañados por las apariencias suelen creer que José María Ruiz-Mateos es fiel reflejo del escenario de esperpento que montó inteligentemente para denunciar el crimen y la canallada estatal de la expropiación de Rumasa a punta de metralleta. Lo cierto es que la estrategia dio resultado porque permanece en la memoria colectiva de España. Solo los necios pueden creer que se levanta un Holding haciendo payasadas, obrando con trampas, dirigiéndose por la vida con oscuras maniobras o moviendo comas a ver si cuela y se paga menos a Hacienda. Hay que ser imbéciles; en realidad ser el conjunto de un espíritu de idiotez colectiva que refleja fielmente la, acertadamente llamada, televisión basura.

Los españoles ignoran que José María Ruiz-Mateos, hombre generoso, providencialista y que siempre miró por el bien de sus semejantes, otorgó más que generosas donaciones de miles de millones de pesetas, en ocasiones con mil millones de un solo pago. Ignoran que cedió tierras y compartió con los más necesitados las ganancias generadas de su genio empresarial. Desagradecidos como malnacidos también abundan. Un día detallaré esas obras benéficas multimillonarias que el Empresario prodigó sin que su mano derecha pretendiera saber lo que hacía la izquierda.

Pensar que hizo una emisión de pagarés con el fin de apropiarse del dinero, es solo característica de mentes simplistas que en nada se ajustan a la realidad. José María Ruiz-Mateos continuaba al timón  de Nueva Rumasa después de que el Banco de Santander incumpliera el crédito con que se financiaba el Grupo. La intención era seguir el desarrollo empresarial y corregir esos errores de gestión que su hijo Pablo reconoció una vez producida la quiebra. El error de gestión principal pudo ser debido a que la filosofía del Grupo no contemplaba el despido de trabajadores, consciente de la importancia del empleo y el drama del paro. Se hizo todo lo posible para  intentar evitar que  los trabajadores quedaran desasistidos, pero acechaba una traición interna.

El tiempo dará claridad a los nombres que se resguardan tras la identidad del empresario, presentado como cabeza de turco por su dignidad ante las responsabilidades que acata con una entrega sacrificada por la nobleza de sus actitudes que distan mucho de la malignidad de sus traicioneros enemigos. No pocos son los que se benefician con las confusiones, pero es seguro que cada uno acabará en el lugar que le corresponde, siendo espacio de honradez sin tacha el que ocupa José María Ruiz-Mateos, más allá de quienes le juzgan con ligereza por una equívoca apariencia... tal cual sucedió de manera menos sutil un 23 de Febrero de 1983.

Lo que se pretende ocultar sobre las razones legales y rigurosamente legítimas para proceder a pagar la indemnización de la expropiación de RUMASA, ejecutada delictivamente en 1983:  

Razones legales y legítimas ocultadas sobre la indemnización de RUMASA.

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