Dada la coyuntura económica actual que nos precipita hacia un punto de no retorno, presos de equívocas decisiones que afectarán con daños irremediables nuestro futuro como país, me siento obligado a expresar mi criterio con el fin de impedir una debacle nacional de consecuencias catastróficas:
1-
La exigencias europeas conllevan beneficios ajenos a los de España. La
conveniencia de un rescate es mayor para las naciones avanzadas de la
Unión, que para la misma España rescatada.
2-
Posicionarse en las negociaciones con actitud de sumisión es un grave
error, siendo España un país de innumerables recursos y potencialidad
económica inmensa, una vez solvente el momento de crisis actual que
necesita de tiempo y toma de decisiones adecuadas. Con un
rescate nuestra potencialidad sería anulada supeditados a trabajar sine
die para pagarlo.
3- Las consecuencias de un
rescate podrían ser aun más dañinas ante el previsible estallido de
rebelión social ,con una ciudadanía harta de presiones que además es
condenada a no tener esperanza en el futuro.
En
consecuencia, urge un cambio de dirección con radical e inexcusable
valentía, asumiendo cuantas responsabilidades conlleven una resistencia a
pasar por el aro de unas exigencias que nos condenarán
irremisiblemente. Aún estamos a tiempo de un brusco giro de timón para
esquivar el arrecife de la intervención que podría significar el
hundimiento de España como nación independiente.
El
futuro de España estará mejor en manos de profesionales prácticos de la
Banca y
de la Empresa que en los desorientados criterios teóricos de
lo político. Es así que
propongo una reunión de alto nivel profesionalizado, en concierto con
el Gobierno, para hallar perentorias soluciones. Hay que "echarle
huevos" y recordar que el símbolo de España es el toro; de otro modo,
con dañinas tibiezas, vamos
directos a un caos.
José María Ruiz-Mateos y Jiménez de Tejada
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