La corrupción impune es una suerte de juego malabar donde el espectador es engañado con las distracciones hechas a propósito para que el trucaje sea inadvertido. No hay magia en realidad, en este Sistema de nuestra España pseudo democrática no existe; sí hay fraude permanente e institucionalizado y la prueba más fehaciente del truco ante nuestras narices es ese salvamento de la Banca con 40.000 millones procedentes del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) y de la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF) con 18.000 millones destinados a Bankia, una entidad corrompida cuyos denuedos por no airear los trapos sucios no escatiman descarados y sospechosos esfuerzos por salvarla de la quema de la bancarrota. No bastan las ayudas para responder por las preferentes de cuyas consecuencias tendrá que hacerse cargo el Gobierno a través del erario público.
El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), ya ha puesto 4.500 millones de euros y aportará 13.500 millones más. Una buena inyección para una gestión bancaria poco ejemplar. Catalunya Caixa, Banco de Valencia y Novagalicia esperan también las ayudas como primeros beneficiados.
En el caso de Bankia-BFA, el Estado-el mismo que expropió con el felipismo delictivamente Rumasa y silencia la canallada posponiendo decisiones judiciales sobre las indefectibles indemnizaciones por retasación o justiprecio- es quien ha comprado el 100% de las acciones de BFA, en tanto BFA ha adquirido el 48% de las acciones de Bankia. Todo queda, sin duda, en casa, todo con tal de no lavarse trapos sucios de manera pública y con responsabilidades jurídicas.
D.
José María poseía 23 bancos y le acusaron en 1983, con estafadores
pretextos, de usar las entidades para financiar sus propias empresas del
Holding Rumasa haciendo caso omiso a las exigencias del Banco de
España.
Mentira. El Sr. Ruiz-Mateos era una financiero muy incómodo para sus
colegas de Banca por ser un competidor de juego limpio pero duro de
roer, capaz de
barrer a sus adversarios con el ingenio y la destreza de los que los
otros carecían. Ése fue su pecado que concitó las envidias para que
fuera expropiado delictivamente a punta de metralleta. Desde entonces
tuvo que defenderse como si caminara entre serpientes y escorpiones.
Exculpado de toda imputación, nadie de ese Sistema de corrupción con fingidas honorabilidades de la política, la empresa, la
finanza o de la judicatura-por no hablar de los medios de comunicación
arrimados a los expropiadores para llevarse la migaja del saqueado
pastel-, se ocupó de resolver legalmente el repugnante expolio al que
fue sometido el empresario y financiero.
Es
paradójico que fuera un banco el que hundiera el Grupo
empresarial-acaso bien sabía D. José María sobre la indefensión del
empresario frente a la voracidad depredadora de banqueros sin
escrúpulos- que surgió de las cenizas y haya sido Emilio Botín el que
ejecutara la hecatombe cuando los riesgos adquiridos con el Santander
estaban muy por debajo de los activos de Nueva Rumasa. Aparte de las
cuestiones que irán aflorando sobre la gestión ajena de D. José María
en el colapso empresarial de Nueva Rumasa y por los
Pagarés emitidos, queda claro que la génesis de todas estas
problemáticas están en el impulso especulador del hijo de aquél que
felicitó al corrupto felipismo por la expropiación de Rumasa. Entre
pillos andaba el juego, como el crimen solapado.
Treinta
años después, nadie movió un solo dedo para evitar que Nueva Rumasa
colapsara y mandara a 10.000 trabajadores al paro. Era previsible que el
Sistema de corrupción que expropió delictivamente Rumasa y cercenó los
derechos fundamentales del damnificado, mediante vergonzantes decisiones
judiciales, treinta años después obrara con la misma repulsiva
hipocresía con la que hoy acude velozmente a rescatar bancos de gestiones de dirección nefastas.
Cuatro
grandes bancos han sido los beneficiados de esta operación de
salvamento que pagamos todos los ciudadanos. Todo un contraste de
cinismo cuando nadie ha sido juzgado por la expropiación de 23 bancos de
D. José María que terminaron especulativamente en las garras de los
grandes bancos de entonces. Especial mención al Banco Popular , en manos
de un inefable Luis Valls Taberner que guió durante dos años al
confiado D. José María hacia la espeluznante trampa de la expropiación. Numerosas cartas se guardan que corroboran la implicación de muy concretas identidades.
Muy
protegido ha de estar el entonces delfín de Valls Taberner,
cuando el Banco Popular se ha visto obligado a una ampliación de capital
sin cambiar el equipo de dirección que casi lo lleva a la ruina. Ni
beneficiándose de los bancos de Rumasa en 1983, ha sido capaz de una
gestión limpia tapando todos esos trapos sucios que quizá han convertido
las arcas del banco en un saco roto que ahora otros han de coser.
Cinismo
institucionalizado el de algunos bellacos que encauzan, a base de
fraudes históricos, nuestro presente. Es fácil anatemizar una víctima de
un latrocinio concertado-la expropiación- tras el que se esconden
insignes nombres de la banca, de la política, la finanza y hasta de la
judicatura, con ese politizado Tribunal Constitucional que es la
vergüenza a gritos de nuestro sistema judicial pútrido, convenido y
sectario. Veremos dónde queda el Recurso Contencioso Administrativo
contra ese deshonroso TC, ahora sobre la mesa del Tribunal Supremo.
Es
normal pues que nos traguemos el truco de la corrupción de las altas
instancias, tan acostumbradas a silenciar los escándalos que podría
incriminarlas como criminales de baja estofa. Pero en este país es
posible robar a gran escala comprando, en ocasiones, la Justicia y los medios de
comunicación. Así que no debe parecernos extraño que acudan en la
actualidad al rescate de ladrones y no haya ley ni justicia para quien
vio intervenidos 23 bancos que engulleron los magistrales miserables y
mangantes que llevan engañando a los españoles durante décadas.
Si
a los 23 bancos tomados por las armas-para descubrirse después que no
procedía semejante arbitrariedad delicuescente-sumamos también 800
empresas como piezas de la cacería institucional de la corrupción
generalizada, lo del rescate bancario es ya una estafa sin paliativos.
Maleantes
hay en todas las instituciones de España y tienen nombres y apellidos.
Felipe González es uno de esos delincuentes que vive muy bien pagando la
impunidad del crimen-con el botín del saqueo- y encima se le considera
prócer de la patria. Aviados estamos con tan hipócritas justicias que
encumbran al bellaco y anatemizan al inocente.
Por
cierto que el Estado debe la retasación, entre otras, de Galerías
Preciados valorada en 1 Billón de pesetas. ¿Quién responde por el saqueo
de los bancos , siendo entre otros: Banco Atlántico, Banco de Jerez, Banca Masavéu, Exbank, AVA, Eurobank, Banfisa...?
Mucha deuda contraída la de esta inmoralidad institucional y morosa del
país que tiene a algunos mal denominados jueces como peones para que no exista
reparación por el brutal perjuicio causado contra D. José María. Truco
tras truco, engaño tras engaño, ésta es la democracia en la que dicen
que vivimos. Ya somos muchos los españoles que comprobamos esa falacia,
como ya conocía desde hace treinta años el Sr. Ruiz-Mateos. Aun así no
hemos de perder la esperanza de que algún juez no sea cínico, cobarde,
ni sectario; con ser normal y digno , bastaría. Los hay, sin duda, y capaces de hacer Justicia histórica. Ojalá.
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