jueves, 24 de enero de 2013

Rescate bancario a conveniencia, corrupción mediante


 La corrupción impune es una suerte de juego malabar donde el espectador es engañado con las distracciones hechas a propósito para que el trucaje sea inadvertido. No hay magia en realidad, en este Sistema de nuestra España pseudo democrática no existe; sí hay fraude permanente e institucionalizado y la prueba más fehaciente del truco ante nuestras narices es ese salvamento de la Banca con 40.000 millones procedentes del  MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad) y de  la Facilidad Europea de Estabilidad Financiera (FEEF)  con 18.000 millones destinados a Bankia, una entidad corrompida cuyos denuedos por no airear los trapos sucios no escatiman descarados y sospechosos esfuerzos por salvarla de la quema de la bancarrota. No bastan las ayudas para responder por las preferentes de cuyas consecuencias tendrá que hacerse cargo el Gobierno a través del erario público.

 El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), ya ha puesto 4.500 millones de euros y aportará 13.500 millones más. Una buena inyección para una gestión bancaria poco ejemplar. Catalunya Caixa, Banco de Valencia y Novagalicia esperan también las ayudas como primeros beneficiados.

En el caso de Bankia-BFA, el Estado-el mismo que expropió con el felipismo delictivamente Rumasa y silencia la canallada posponiendo decisiones judiciales sobre las indefectibles indemnizaciones por retasación o justiprecio- es quien ha comprado el 100% de las acciones de BFA, en tanto BFA ha adquirido el 48% de las acciones de Bankia. Todo queda, sin duda, en casa, todo con tal de no lavarse trapos sucios de manera pública y con responsabilidades jurídicas.

D. José María poseía 23 bancos y le acusaron en 1983, con estafadores pretextos, de usar las entidades para financiar sus propias empresas del Holding Rumasa haciendo caso omiso a las exigencias del Banco de España. Mentira. El Sr. Ruiz-Mateos era una financiero muy incómodo para sus colegas de Banca por ser un competidor de juego limpio pero duro de roer, capaz de barrer a sus adversarios con el ingenio y la destreza  de los que los otros carecían. Ése fue su pecado que concitó las envidias para que fuera expropiado delictivamente a punta de metralleta. Desde entonces tuvo que defenderse como si caminara entre serpientes y escorpiones.

Exculpado de toda imputación, nadie de ese Sistema de corrupción con fingidas honorabilidades de la política, la empresa, la finanza o de la judicatura-por no hablar de los medios de comunicación arrimados a los expropiadores para llevarse la migaja del saqueado pastel-, se ocupó de resolver legalmente el repugnante expolio al que fue sometido el empresario y financiero.

Es paradójico que fuera un banco el que hundiera el Grupo empresarial-acaso bien sabía D. José María sobre la indefensión del empresario frente a la voracidad depredadora de banqueros sin escrúpulos- que surgió  de las cenizas y haya sido Emilio Botín el que ejecutara la hecatombe cuando los riesgos adquiridos con el Santander estaban muy por debajo de los activos de Nueva Rumasa. Aparte de las cuestiones que irán aflorando sobre la gestión ajena de D. José María en el colapso empresarial de Nueva Rumasa y por los Pagarés emitidos, queda claro que la génesis de todas estas problemáticas están en el impulso especulador del hijo de aquél que felicitó al corrupto felipismo por la expropiación de Rumasa. Entre pillos andaba el juego, como el crimen solapado.

Treinta años después, nadie movió un solo dedo para evitar que Nueva Rumasa colapsara y mandara a 10.000 trabajadores al paro. Era previsible que el Sistema de corrupción que expropió delictivamente Rumasa y cercenó los derechos fundamentales del damnificado, mediante vergonzantes decisiones judiciales, treinta años después obrara con la misma repulsiva hipocresía con la que hoy acude velozmente a rescatar bancos de gestiones de dirección nefastas.
Cuatro grandes bancos han sido los beneficiados de esta operación de salvamento que pagamos todos los ciudadanos. Todo un contraste de cinismo cuando nadie ha sido juzgado por la expropiación de 23 bancos de D. José María que terminaron especulativamente en las garras de los grandes bancos de entonces. Especial mención al Banco Popular , en manos de un inefable Luis Valls Taberner que guió durante dos años al confiado D. José María hacia la espeluznante trampa de la expropiación. Numerosas cartas se guardan que corroboran la implicación de muy concretas identidades.

Muy protegido ha de estar el entonces delfín de Valls Taberner, cuando el Banco Popular se ha visto obligado a una ampliación de capital sin cambiar el equipo de dirección que casi lo lleva a la ruina. Ni beneficiándose de los bancos de Rumasa en 1983, ha sido capaz de una gestión limpia tapando todos esos trapos sucios que quizá han convertido las arcas del banco en un saco roto que ahora otros han de coser.

Cinismo institucionalizado el de algunos bellacos que encauzan, a base de fraudes históricos, nuestro presente. Es fácil anatemizar una víctima de un latrocinio concertado-la expropiación- tras el que se esconden insignes nombres de la banca, de la política, la finanza y hasta de la judicatura, con ese politizado Tribunal Constitucional que es la vergüenza a gritos de nuestro sistema judicial pútrido, convenido y sectario. Veremos dónde queda el Recurso Contencioso Administrativo contra ese deshonroso TC, ahora sobre la mesa del Tribunal Supremo.


Es normal pues que nos traguemos el truco de la corrupción de las altas instancias, tan acostumbradas a silenciar los escándalos que podría incriminarlas como criminales de baja estofa. Pero en este país es posible robar a gran escala comprando, en ocasiones,  la Justicia y los medios de comunicación. Así que no debe parecernos extraño que acudan en la actualidad al rescate de ladrones y no haya ley ni justicia para quien vio intervenidos 23 bancos que engulleron los magistrales miserables y mangantes que llevan engañando a los españoles durante décadas.

Si a los 23 bancos tomados por las armas-para descubrirse después que no procedía semejante arbitrariedad delicuescente-sumamos también 800 empresas como piezas de la cacería institucional de la corrupción generalizada, lo del rescate bancario es ya una estafa sin paliativos.

Maleantes hay en todas las instituciones de España y tienen nombres y apellidos. Felipe González es uno de esos delincuentes que vive muy bien pagando la impunidad del crimen-con el botín del saqueo- y encima se le considera prócer de la patria. Aviados estamos con tan hipócritas justicias que encumbran al bellaco y anatemizan al inocente.

Por cierto que el Estado debe la retasación, entre otras, de Galerías Preciados valorada en 1 Billón de pesetas. ¿Quién responde por el saqueo de los bancos , siendo entre otros: Banco Atlántico, Banco de Jerez, Banca Masavéu, Exbank, AVA, Eurobank, Banfisa...? Mucha deuda contraída la de esta inmoralidad institucional y morosa del país que tiene a algunos mal denominados jueces como peones para que no exista reparación por el brutal perjuicio causado contra D. José María. Truco tras truco, engaño tras engaño, ésta es la democracia en la que dicen que vivimos. Ya somos muchos los españoles que comprobamos esa falacia, como ya conocía desde hace treinta años el Sr. Ruiz-Mateos.  Aun así no hemos de perder la esperanza de que algún juez no sea cínico, cobarde, ni sectario; con ser  normal y digno , bastaría. Los hay, sin duda, y capaces de hacer Justicia histórica. Ojalá.

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