http://www.minube.com/rincon/finca-la-almoraima-a496331
http://andaluciainformacion.es/campo-de-gibraltar/255589/la-almoraima-la-esperanza-de-castellar/
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En 1983 la finca de La Almoraima, de 16.000 hectáreas,
fue expropiada por la ruindad de una pandilla de miserables advenidos al
poder con el cabecilla Felipe González dispuesto a robar, como así lo
consiguió, el 10% del PIB de España, siendo un 2% generado por el Holding
Rumasa.
Se expropiaron, el tiempo ha demostrado que de manera
delictiva, 700 empresas y 23 bancos de D. José María Ruiz-Mateos.
No me cuesta nada imaginar el estentóreo jaleo
de alegrías al canto demagógico del sinvergüenza Alfonso Guerra coreando el
"to par pueblo". Todo un pueblo, en concreto, debió regocijarse con
ese frotamiento de manos colectivo cuando se anunció la expropiación de Rumasa
en 1983, considerando que la finca de La Almoraima estaba en las cercanías y
era propiedad de D. José María Ruiz-Mateos.
En Castellar de la Frontera han tenido tiempo para
descubrir que los forajidos que expropiaron a punta de metralleta al
propietario, fueron los manipuladores de tontos útiles para prometerles
la zanahoria de igual modo que los asnos trotan el camino sin llegar a degustar
el premio.
Personalmente,después de conocer muy de cerca la
criminalidad del felipismo con el perfecto delincuente de Felipe
González-perfecto delincuente porque sus actividades delictivas se aseguraron
de quedar sin castigo-, premiado con la impunidad, la compra de la Justicia, y
las millonarias compensaciones de los amigotes Cisneros y Slim, los
habitantes de Castellar probablemente tengan merecidas las consecuencias de
esas miras codiciosas con que les engañaron para justificar una expropiación
delictiva como vergonzante capítulo de la Historia de España.
Si de manera fehaciente se ha de mostrar esa España de
lo sucio, rastrero, mezquino e hipócrita que se pretende encubrir con el
silencio conchabado de todos los que se beneficiaron, es la expropiación de
Rumasa el máximo exponente de la pútrida concepción de una democracia cuyo tufo
proviene de la política, de la banca, de la judicatura, de instituciones
aparentemente honorables y parásitos con aires de grandeza adquiridos a base de
robar patrimonios por decreto ley. Seguramente habrá gente honesta y honrada
pero es difícil averiguar dónde encontrarla.
La finca de La Almoraima, comprada por el Sr.
Ruiz-Mateos lícitamente por 600 millones de pesetas de entonces, posee un valor
de retasación de 51.000 millones.; una cantidad suficiente para pagar a los
Inversores de pagarés. Si sumamos todas las retasaciones que el abogado
burgalés García Gallardo realizó por el incumplimiento de la Ley de
Expropiación Forzosa de 1954, vulnerado el artículo 58, el montante de
indemnizaciones que debe el Estado por la canallada delictuosa de la
expropiación de Rumasa asciende a 3 Billones de pesetas. Solo Galerías
Preciados importa 1 Billón de pesetas y está sobre la mesa del Tribunal
Supremo.
Es repugnante observar a tanto hijo de mala madre
ignorar algo tan evidente dejando muy clara la hipócrita concepción de un país
donde nada ni nadie son lo que parecen ser.
Es obligado recordar- por la mucha hostilidad de
resentidos sin causas, mediocres jueces de la calle y las tertulias
televisivas, envidiosos con saña y demás fauna del resentimiento visceral que
vergonzantemente caracteriza a algunos sectores de la sociedad- que D. José
María Ruiz-Mateos fue absuelto, en 1996, de todas las imputaciones que la
basura gobernante de entonces pretendió adjudicarle dejándole, además, en
absoluta indefensión.
Es obvio deducir que si alguien que está acusado de
robar una cartera ajena- siendo la suya propia- es inocente y absuelto de
imputaciones, debería la Justicia reintegrar lo que se le quitó con falsas
acusaciones. Hete aquí que en la justa compensación de una consecuencia lógica
derivada de una inocencia demostrada, ésa tan cacareada Justicia se indispone
descaradamente dejando que se dilate durante treinta años una decisión
compensatoria por los daños y perjuicios sufridos por el empresario.
La realidad asqueante de esta España tan querida pero
con tanto hipócrita suelto, es que un hombre inocente sufrió el expolio brutal
de todo su patrimonio y jamás se hizo nada por compensarle del calvario
sufrido. Cualquier español mataría si se le tratara así. Milagroso es que los
protagonistas de semejante arbitrariedad delictiva no hayan sido pasados a
cuchillo pues la venganza del empresario consistió en crear riqueza y generar
empleo. Milagroso que tanto cerdo siga hocicando a cuenta de lo robado.
El dinero nunca le importó a D. José María pues muchos
pueden decir de los miles de millones de pesetas que ha regalado. Cierto es que
siempre declaró que le costaba pagar impuestos a un Estado que le saqueó
miserablemente el trabajo de toda una vida y lo dejó en indefensión
absoluta.
La paradoja es que un hombre justo se enfrentó a todo
un Sistema corrupto que pretendía obligarle por Ley lo que a él, en lo más elemental,
se le ha negado. Puede decir, afirmar taxativamente, que cree en la Justicia
pero que no existe en España.
Un hombre singularmente genial tuvo que
enfrentarse involuntariamente con la codicia conjunta de una gentuza que bien
especuló con su existencia personal y profesional.
La Almoraima fue gestionada por sinvergüenzas con
patente de corso; como así pasó con Galerías Preciados vendida a precio de
saldo por 1.000 millones a los amigachos del repugnante playboy de pacotilla,
ridículo cantamañanas convertido en hombre de la patria Mister X, para luego
revenderse por 30.000 millones al Grupo Montleight. No es extraño pues que
ahora los más necesitados del pueblo comprueben, una vez más, que fueron los
tontos útiles que recorrieron un largo camino hacia la ruina.
Es lo que pasa por dejarse guiar por majaderos;
ilusionados con la expropiación contra un hombre trabajador y honrado,
superlativo en ingenio inalcanzable para la mayoría, descubrieron que los
gritos de júbilo con las promesas demagógicas del socialismo solo les iba a
conducir al enriquecimiento ajeno y a la pobreza propia.
Seguro que tantas quejas por no
poder percibir lo que se robó a un hombre íntegro, con el alborozo del pueblo
de Castellar, no son ni un ápice de intensas que lo sufrido silenciosamente por
el empresario y financiero jerezano.
Que no se lamenten. La ignorancia siempre se cobra el precio que procura su daño.
Por otro lado, sí es verdad que esta finca de 16.000 hectáreas, robada con armas por delincuentes que usaron la demagogia para engañar al cándido pueblo, podría ser respuesta suficiente para cumplir con los Inversores.
Lo paradójico es que esa Justicia que se hace la sueca en España para intervenir por el daño causado contra el empresario de manera tan atroz, es la misma que ha embargado el patrimonio de D. José María con el que podría pagar tres veces la deuda de los Inversores. En tanto están asfixiadas miles de personas que solo con un poco de eficacia judicial verían cómo se puede resolver rápidamente un drama que pretende solucionar cuanto antes el empresario.
Son esas paradojas de una España de tantas mentiras donde el héroe pasa por villano y los villanos por próceres de la patria. Luego nos sorprendemos de los resultados institucionales y económicos de tanta hipócrita estulticia.
Que no se lamenten. La ignorancia siempre se cobra el precio que procura su daño.
Por otro lado, sí es verdad que esta finca de 16.000 hectáreas, robada con armas por delincuentes que usaron la demagogia para engañar al cándido pueblo, podría ser respuesta suficiente para cumplir con los Inversores.
Lo paradójico es que esa Justicia que se hace la sueca en España para intervenir por el daño causado contra el empresario de manera tan atroz, es la misma que ha embargado el patrimonio de D. José María con el que podría pagar tres veces la deuda de los Inversores. En tanto están asfixiadas miles de personas que solo con un poco de eficacia judicial verían cómo se puede resolver rápidamente un drama que pretende solucionar cuanto antes el empresario.
Son esas paradojas de una España de tantas mentiras donde el héroe pasa por villano y los villanos por próceres de la patria. Luego nos sorprendemos de los resultados institucionales y económicos de tanta hipócrita estulticia.
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