Mi primera defensa ante probable querella por calumnias etc., y petición de investigación, por presunto delito fiscal, a Dª Isabel Fernández- Quiñones García.
Señoría:
En la convicción de que la honradez y la verdad son baluartes para desmontar las farsas y las manipulaciones cuando sibilina y arteramente se pretende desvirtuar la realidad de los hechos, comparezco para defenderme con axiomática honestidad y las pruebas irrebatibles que pueden transformar esta denuncia en una evidencia de mendaz intención contra mi persona, porque cuanto digo y ratifico es la realidad sobre la persona de Isabel Fernández- Quiñones García.
Adjunto dicha prueba y razono a continuación la existencia de este vale firmado por D. José María Ruiz-Mateos toda vez que Isabel Fernández Quiñones García permaneció como asistente personal del empresario durante el tiempo de bonanza económica en que se perpetraron numerosos delitos fiscales, con presumible gran cantidad de dinero negro que la asistente entonces, presuntamente, no debió desconocer.
El empresario, D. José María Ruiz-Mateos basaba aquella política de financiación interna en el pulso que históricamente echaba al Estado español cuando reivindicaba su exculpación en 1997, demostrándose así la irregularidad de la expropiación de Rumasa en el año 1983, sin que se le devolviera en básica exigencia legal nada.
Otra cuestión fue el lucro con que fueron beneficiados cuantos no tenían nada que ver con la injusticia reivindicada durante treinta años hasta su muerte, demostrando la UDEF que el empresario no estaba relacionado con el desarrollo malogrado de la emisión de pagarés de Nueva Rumasa, principal problemática de estos últimos años, y por la que ha sido injustamente acusado y vilipendiado por proteger, con encomio heroico de padre, a su progenie hasta el final de sus días.
Ante el retorno de las ofensivas públicas orquestadas, con el agravante del cerco moral con publicidad, contra mi vida social y laboral por Antonio Biondini, me vi obligado, mediante escritos en mi blog, a defenderme por el acoso continuado; por la siembra de sospechas no argumentadas contra mi dignidad personal, así como por la feroz influencia que pretendió ejercerse participando dichos ataques a direcciones de red social vinculadas a medios de comunicación como El Imparcial- periódico digital donde soy columnista desde hace casi dos años- , con la intención chantajista de que me perjudicara hasta la expulsión mi relación como colaborador, ganada a pulso de calidad y esfuerzo durante casi 100 publicaciones semanales en portada con cientos de miles de lectores las columnas y posicionadas en primeros lugares de buscadores como Google. Un intento rastrero de daño injustificable como deleznable. Asimismo, Antonio Biondini procuró ejercer presión sobre mis amistades para que me abandonaran destruyendo así mi derecho inalienable a la convivencia social.
Ante el ataque inopinado, el acoso agotador que regresaba, Antonio Biondini fue respondido por iniciativa de amigos: un Capitán Caballero Legionario, un Catedrático, un Médico Tocoginecólogo,
escritores etc., que comprobaban indignados la siembra de falacias que pretendían dañarme, incluso con riesgo de mi vida, de manera inmisericorde una vez más.Tiempo antes había sido víctima de un acoso público-con especial ensañamiento ante las televisiones y prensa de España-inexorable y despiadadamente sostenido sin lógica que no fuera la sospecha infundada y sin razón probatoria.
La aparición de ofensas, vulneración de mi honor, humillación pública con el mismo modus operandi de Antonio Biondini, llegó , inesperadamente, también de la mano de Isabel Fernández- Quiñones García en la red social Twitter sumándose al acoso y derribo dirigido por el anteriormente citado.
Después de constatar la intención acosadora, avasalladora y persecutoria a la que se sumaba Dª Isabel, procedí a defenderme de manera justificadamente indignada a través de mi blog, recordando algunas características de su comportamiento en el pasado, ciertas actitudes reverdecidas del olvido en estos años, para evidenciar el ejemplo moral que conllevaba la crítica feroz como falaz contra mi persona.
Señoría, cuanto digo es verdad y si el origen de esta denuncia es que se constate la indignación honesta de la querellante, he de discrepar y por ende razonar con meridiana claridad cuanto afirmo taxativamente:
Además de aportar físicamente la prueba del vale firmado por José María Ruiz-Mateos, este con un valor de 3.000 euros-causa principal de la querella de calumnias por la que me defiendo y paradójica evidencia que puede demostrar que se esté incurriendo en falsedad del propósito denunciador-, sirva en mi descargo un razonamiento elemental acerca de los 15 años en que Isabel Fernández Quiñones García desempeñó un trabajo en el entorno familiar de un espacio empresarial acostumbrado a mover ingentes sumas de dinero, donde los vales firmados en un papel tenían la misma consistencia que un cheque al portador con la manifiesta intención de no ser declarado.
No miento cuando digo que fueron encontrados vales similares al presentado como prueba que tenían el designio beneficiario de Isabel Fernández Quiñones , quien durante más de una década convivió con la anormalidad fiscal que se encerraba entre los muros de Alondra, 2, lugar de residencia del empresario fallecido.
La explicación es sólidamente lógica puesto que Isabel Fernández-Quiñones García formaba prolongada parte del entorno más cercano al empresario y se beneficiaba presuntamente, de igual modo que otros, de esa práctica de palabra que convertía un simple papel con una rúbrica del Sr. Ruiz-Mateos en un valor pecuniario tan sólido como el dinero.
Cuesta creer que en esos 15 años la ex asistente ignorara el modus operandi de los pagos convertidos en costumbre siguiendo las particulares normas establecidas por el empresario en ese reducto de rebeldía contra el Estado español que le debía, según reivindicaciones reiteradas en el tiempo y la perseverancia de la indignación, 18.000 millones de euros en retasaciones al no asignarse ninguna cantidad por la expropiación en la Caja General del Ministerio de Hacienda. Pero una cuestión es la legítima denuncia de una situación legal controvertida y otra la situación personal como la de Dª Isabel Fernández-Quiñones García quien podría haber cometido un presunto delito fiscal percibiendo cantidades no declaradas.
Por lo que, en aras de la limpieza moral de una sociedad harta de corruptelas, sería decisivo factor de transparencia, ante la fundada sospecha que describo, una investigación de la Hacienda Pública para asegurar que: o esas presuntas cantidades no fueron percibidas o que fueron declaradas en su momento, pues en 15 años aquella maquinaria expendedora instaurada, en su singular batalla ante tanta injusticia por el empresario, podría haber producido, presuntamente, considerables rendimientos.
Expuesto el aspecto práctico de la deducción básica sobre la prueba que presento en mi defensa contra esta querella, paso a considerar el aspecto de la reacción dispar de Dª Isabel cuando declaré con verdad cuanto aquí se pretende denunciar.
Anteriormente al curso de esta querella, Isabel Fernández Quiñones me conminó, en lo que consideraría si se me permite la expresión un "chantaje legal", a que me retractara y pidiera perdón públicamente-de nada sirvió mi actitud apaciguadora, ofreciendo dejar todo como estaba al principio borrando las entradas que denunciaban mis verdades- o de lo contrario procedería a una acción judicial contra mi persona por parte de sus abogados.
Mi dignidad como persona íntegra no podía tolerar que, por ocultar irregularidades que ella ya había admitido con las primeras reacciones de sorpresa que dejó escritas en la red social de Twitter, yo quedara como embustero y arrepentido por ceñirme a la exacta realidad; así se constata con mi aportación de pruebas acerca también de la actitud que demuestra admitir cuanto digo para luego reaccionar con impostada indignación pública cuando advierte la gravedad de mis ciertas narraciones.
1- Reacción de sorpresa con sarcasmo sin desmentido.
2- Reacción de altanería y autosuficiencia que no de indignación por ser inocente.
3- Ligera percepción de lo gravoso del asunto, pero alivio al pensar que no hay pruebas.
4- Incido en que su actitud es una aceptación de culpa.
5- Al día siguiente, con la consciencia de la gravedad, me amenaza con afán de usar a la Ley para su engaño personal, incluyendo el perfil @policia de la Policía Nacional.
6- Amenaza repetida usando nuevamente la dirección de la Policía Nacional con intención falsaria.
7- Más coacciones en manipulación una vez es consciente de que está al descubierto. Sigue pretendiendo usar con engaño a la Policía Nacional para sus fines. Torticera y rastreramente incluye @elimparcial con intención de dañar mi reputación personal sin que sepa el receptor a qué se refiere con la mención de los delitos.
8-Ampliación de la intención engañosa, pretendiendo usar la figura de un juez para defenderse con querellas de lo que antes le "bufaba".
9-Defensa impostada de una moral y una dignidad que antes necesitaba de pruebas para mantenerse incólumes.
10-Refuerza la amenaza manipuladora nombrando otros departamentos que luchan contra la actividad delictiva en Internet.
Lo cierto, Señoría, que con esta sucesión de pruebas mostrando las actitudes cambiantes de Dª Isabel, bien se puede aducir que a la señora "se le vio el plumero"; o "donde dije digo dije Diego", o "a mí me bufa todo mientras no haya pruebas" pero si las tienes engaño a la Justicia para encubrirme. La reacción indignada surgió cuando vio que de ser probado cuanto decía, como así le hice saber bien intencionado para evitar que se disparara en un pie intentando abatirme, solo quedaba una huida hacia adelante como es la presentación de estas querellas.
A continuación, después de las primeras reacciones de burla, no exenta de sorpresa, y de admitir imprudentemente que cuanto digo es verdad pero que sin pruebas no ha de preocuparse, es cuando inicia una ofensiva manipuladora de efectista indignación. En la que, con ánimo de amedrentarme, hace partícipe a la Policia Nacional twiteando también a Antonio Biondini, de expresivas amenazas de querellas por tres delitos, la defensa de su moral y honor ante un juez y cuantas muestras conminatorias de afectada indignación resultan cuando, quizá por consejo legal, le advierten que sus primeras manifestaciones eran equívocas si aspiraba a parecer inocente.
Lo cierto es que esas primeras reacciones de admisión de culpa son más consistentes por su espontaneidad que las posteriores de indignación, con la intencionalidad conminatoria como manipuladora de informar del proceso de ese amedrentamiento contra mi persona a la propia Policía Nacional, en lo que resulta una artificiosa y flagrante utilización de la Ley en busca de intereses poco honestos y nada sinceros.
Sinceridad es la mía, Señoría, tanto en la persistencia de un acoso contra mí que es presunto delito y puedo probar, como en la veraz entrada del blog que sirve de base para denunciarme por, sencillamente, decir la verdad que avala la prueba del vale monetario como el propio comportamiento, a todas luces falsario y engañador, de Isabel Fernández-Quiñones García, quien procede abusivamente con múltiples querellas con el fin de ocultar el verdadero fin de esta causa que es solo una prolongación del acoso al que soy sometido, esta vez con pretensión de convertir en cómplice de artimañas a la propia Justicia.
En relación al hecho denunciado, la descripción literaria que revisa con sarcasmo las actitudes de quienes me han atacado sin justificación, son solo una representación de la libertad de expresión que permite recrear el criterio inspirado por las acciones de las personas.
No me cabe duda de que ante mi defensa se vaya a contraatacar con todo tipo de argucias legales que serán una respuesta a mi determinación honrada de poner fin a un calvario de acoso practicado impunemente contra mí y que me ha infligido daños morales, económicos y de salud de quizá ponderable evaluación pero de imposible reintegración en mi haber personal.
Así pues, Señoría, sirva como defensa probatoria cuanto digo junto a las imágenes de los tweets con los que se comprueban la segunda intención que subyace en estas denuncias, siendo la primera una fachada para defenderse ilegítimamente de las verdades incómodas y relevantes que Dª Isabel está obligada a silenciar, con el que sería celebrado y añadido aliciente el que fuera condenado por descubrirla siendo yo persona de recta conciencia.
Sincera y muy atentamente
Ignacio Fernández Candela
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