Me dice D. José María haber avistado
una cigüeña bizca en vuelo rasante, con cara de vértigo, el pico encorvado de la
deformación causada por un raudo aleteo, y que ha dejado la bestia en la chimenea una
criatura de 23 años con un cartelito que indica ser la décimo cuarta de un conjunto
hermanado. La leche.
Pasmado se ha quedado el presunto
paterno con la celeridad del aterrizaje de quien en dos décadas apenas ha dado
señales de vida; ya crecidita la niña fue
a colarse como regalo de un tardío Papa Noel que anuncia buenas
nuevas natalicias de una cariñosa hija con demanda bajo el brazo… será por lo
que pueda caer. Ésta sí que es buena.
Y
como si de eterna Navidad se tratara,
esto va de regalos, a modo de nacimiento, renacimiento después de dos
décadas,
la niña aparece en el pesebre flanqueada por Bueyes, la Teresa. Anda,
¿quien fue
apoderada de Nueva Rumasa?… ¡dónde anduvo y dónde ha parado!... al fondo
del saco de un código deontológico que se pasa por el forro de las
brasas, le dicen colegas.
La ética sirve de adorno a algunos cuando ya no se enriquecen. Se dirá Ruiz-Mateos, perra suerte de abogados que siguen buscándose la vida a costa de su persona, cuando ricos los hacía y ahora desesperados, el caso es seguir sacando los cuartos. Perlas, demasiadas, recibieron los que se revuelcan en el fango dejando claro su grado de pericia profesional. Lo que se es ni disimularlo.
De la madre de la criatura Adela se
acuerda de su listeza permanente, que no la conoció en Chicago sino en la
campaña “100 mujeres para un Gobierno” y tan adelantada recuerda a la tal
Patricia que la habrían hecho presidente. Arrimada al árbol se quedó con la
fama precedida que allí a nadie engañaba la lista. Al acecho que andaba cual
felina para agenciarse el mejor cacho, preferible el del Ruiz-Mateos.
José María no recuerda salvo las
intenciones de la tipa que le endosa una criatura crecidita ahora. ¿Dónde
estuvo antes que no dio señales de vida? Que de 1.700 metros cuadrados de la
casa habrá tenido que acondicionar, exactamente,
586 para guardar la correspondencia que Adela María ha mantenido todo este
tiempo. Quizá telepática en todo caso porque alguna letra ni la a del
abecedario. Cubierto de besos desde el otro lado del Atlántico de quien se dice
hija y no supo desde que, unilateralmente, se le hizo padre para años después
pedir cuentas. ¿Pero quién es ésa que cuenta ridículos romances de telenovela? Fama
tenía la señora de buscona y ya se sabe que quien busca encuentra… a saber
de quién.
Escrito estaba en el destino de lo aprovechado que al pensar en la edad del "querido papaito", la niña se apresurara a picar por si se diera el caso de que hubiese algo. Así que prestas al juzgado que la Bueyes de lo deontológico no sabrá, pero de pasta gansa conoce un rato.
Si se arregla la situación, en cola las primeras. Oportunistas con el " a ver si cuela".
Y entre gansos y cigüeñas el nido
pretenden bien surtido todo sea colar el accidente, si es que lo hubo, y
llevarse la pasta en mano raudas "pa" Chicago.
El caso es que el demandado
no tiene ni idea de quién es la niña. Acaso la conozca su verdadero padre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario