martes, 12 de febrero de 2013

Carta abierta a la "repampimflante" Ana Rosa Quintana


Señora Ana Rosa Quintana:

Es un placer la mención-"me la repampimfla"- que usted ha hecho sobre mi criterio del todo objetivo, acerca de su plagio, con negro incluido, que hará unos años fue vergonzante asunto tratado en todos los diarios de España.


Más vileza se añade por la especulación pecuniaria que se pretendía usando el drama de las mujeres maltratadas.Como escritor y crítico literario no me molestaría en leer una sola obra más suya, supuestamente suya.

El robo intelectual es tan gravoso, tan repugnantemente parasitario, como todas esas corrupciones que usted denuncia en su programa, erigiéndose en severo juez de las faltas ajenas. No encienda pues la hoguera en la que usted pudo quemarse porque en las brasas puede haber gente inocente. Usted no lo fue entonces. Sea humilde.

 En ocasiones la vida brinda otras oportunidades que solo la estupidez del envanecimiento malogra por ese endiosamiento permanente que a veces caracteriza a la idiocia. Es asombroso cómo se aprenden poco de esas lecciones en este país tan inmensamente perdonado por las muchas corrupciones de los que pretenden dirigir el destino diario de los ciudadanos. La vanidad de lo mediocre se viste de gala en un país donde han obligado a sus habitantes  a vestir harapos; los mismos que usted podría haber lucido, desacreditada, si a los demás les hubiera repampimflado su presunción de inocencia o no se hubiera perdonado tan deleznable conducta como es el plagio.

Su comentario tan propio de una dama como es que “se la repampimfla” es común a la Historia de esta España tan sumergida en la caradura, la indiferencia por el delito sangrante, la manipulación rastrera y el olvido de las desvergüenzas. Los españoles son dignos de perdonar, no así los perdonados que reciben el indulto para que forajidos de todo tipo de calaña puedan seguir ejerciendo descaradamente el influjo de la manipulación que, por no se sabe qué visceral necedad pública, acaba aplaudiéndose.

Aprovechando su elegante comentario de que se la repampimfla, me gustaría exponerle algunas situaciones de repampimfla que han llevado a España  a estar hecha un desastre. 

1-     Después de la expropiación delectiva de Rumasa en 1983 y de la exculpación de D. José María Ruiz-Mateos, Felipe González, más los orquestadores de la delictiva expropiación, se la siguieron repampimflando asegurándose la impunidad por la politización de la Justicia.
2-     Con muchos misterios sin resolver gracias al oscurantismo que caracteriza esta falaz historia democrática española, muchos son los forajidos, sinvergüenzas, criminales de baja estofa y ladrones tras los atriles de la Política, que se la han repampimflado hasta llevar a la ruina institucional y económica al país.
3-     Se da la circunstancia de que hay muchos asesinos que les repampimfla el dolor infligido a las víctimas y hasta autores intelectuales de una matanza sin resolver que les repampimfla haber despedazado las familias como los cuerpos de las víctimas cuyos asesinatos han quedado hasta ahora impunes.
4-     Al maltratador que acaba matando una mujer, se la repampimfla la acerba saña con que se emplea descuartizando la vida ajena.
5-     Se la repampimfla al torturador que abrasa con un cigarro la piel de un bebé.
6-     Se la repampimfla al pederasta que es capaz de sodomizar a un niño por mucho horror que cause su bestial aberración que la sociedad condena.
7-     A los autores de matanzas multitudinarias, rifle en mano, se la repampimfla disparar a quemarropa y finiquitar la existencia de sus semejantes.
      8-     A los psicópatas de todo pelaje, los camuflados socialmente también, se la repampimfla   no distinguir   entre el bien y el mal. Es esa indiferencia típica repampimflante que convierte este mundo en un sitio cuyas indiferencias lo convierten en un asfixiante sacrificio de supervivencia diaria.

Señora Quintana, a mí no me repampimfla nada. Me indigna el descaro con que se obra injusticia, con que se enjuicia al inocente o se entroniza la indiferencia por el mal causado.

Como creador literario me indigna que le repampimfle con tanta ligereza algo tan repulsivo como es aprovechar el trabajo ajeno e intentar enriquecerse con la excusa de la defensa de la mujer maltratada.

Como señora,  con el comentario se ha retratado. Este país hubiera sido distinto si no hubieran existido tantos maleantes, en tantos ámbitos, a los que se la repampimfla hagan lo que hagan. "Repamflipante".

Que usted lo repampimfle bien.



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