jueves, 23 de enero de 2014

Respuesta a una Inversora sin esperanza en soluciones




Ante el aluvión de correos recibidos y por la imposibilidad de responder a todos, doy respuesta a una Inversora que en sus líneas representa el desasosiego, la desesperanza y la angustia de una espera de tantas personas por las que hemos luchado. Sirva esta respuesta personal para convertirla en pública acerca de la realidad sobre el trabajo realizado este tiempo.

"Hola D. Ignacio,
   Soy la hija de un inversor en pagarés. Verá, me siento un poco culpable por haber animado a mi padre a invertir y menos  mal que tampoco es mucho dinero en comparación con otros inversores, por lo que no demandamos judicialmente ya que los abogados no eran precisamente baratos.
    Llevo mucho tiempo leyendo su blog y tengo confianza en lo que dice, sin embargo de repente me he preguntado por qué debemos creerle. No quiero que me malinterprete pensando que le estoy llamando mentiroso, no, ni mucho menos, solo que no percibo avance alguno entre el último artículo publicado y el de hace un año, por ejemplo.
    No sé si he logrado transmitirle la pregunta sin pretender con ella ofenderle a usted que me merece todo el respeto del mundo, por supuesto. Es solo que desde la posición en la que yo me encuentro el sentido final del mensaje que usted nos transmite a los inversores prácticamente no cambia, no avanza.
  Bueno, eso es todo. Gracias

G."

 Respuesta al correo de la Inversora

Buenas tardes, Dª G.:

Su interrogante es todo lo coherente que se puede esperar de alguien que ha tenido a bien creer en mis francas intenciones este tiempo en que me he dirigido con rectitud, dignidad y honradez con empeños de Justicia verdadera y en defensa de una gran persona que me precio y privilegio de conocer bien: José María Ruiz-Mateos. Por encima de toda confusión vivo a su lado, sin cobro alguno, este batallar permanente por cumplir con su compromiso de pagar a todos Ustedes.
 

Ruego que me disculpe la defensa que haga de mi persona para poder explicar el porqué de mi trabajo este tiempo.
 

Mi aparición en toda esta trama fue lo fortuita o destinada que se quiera entender. Lo cierto es que yo admiraba a D. José María por su nobleza  a la hora de defenderse de tanta malignidad y en nuestro encuentro hubo una conexión personal extraordinaria. Él me propuso esta cruzada a su lado para conseguir pagar a los Inversores que se amplió a una defensa cerrada de su persona injustamente tratada y terminó remontándose a la execrable expropiación delictiva de Rumasa; una cuenta pendiente de dignidad en un país maravilloso repleto de ladrones, mangantes y criminales protegidos por una Justicia politizada.

Al principio me entrevisté con todas las personas allegadas al Sr. Ruiz-Mateos que fueron declinando la invitación de trabajar por una misión que merecía el empresario en beneficio de todos los Inversores. 

A medida que fui conociendo el elenco de personajes que estuvieron arrimados a D. José María en tiempos boyantes, entre ellos casi una decena de abogados,  pronto advertí que poca ayuda obtendría de la nula voluntad de cuantos podrían haber integrado un equipo compacto de labor conjunta. Cada uno de los solicitados fue desapareciendo y dejaron patente la ínfima capacidad de agradecimiento, abandonando en la estacada a quien los mantuvo durante décadas con remuneraciones millonarias fruto de la brillante gestión del Grupo cuando permanecía bajo la dirección de mi representado.

Afortunadamente, más tarde fui contactando con  otros profesionales que no tenían nada que ver con el  el pasado del empresario, aunque en los inicios estuvimos completamente solos y obstaculizados por egoístas ambiciones que tuvimos que sortear y que aún hay que soportar.

 Soy muy consciente de que mi labor parece abstraerse en un camino fantasmal donde me flotan los pasos hacia un horizonte imposible al que me encamino víctima de la estupidez, de la demencia, de la inconsistente ingenuidad o, peor aún, desempeñando un engaño con el fin de prolongar un baldío sufrimiento en pos de esperanzas que ni yo mismo reconozco en la situación tan compleja que afronto periódicamente.

Sin embargo, creo que mis palabras pueden traslucir la honradez a ultranza que definen mis actitudes en toda mi vida y que procuro reflejar fehacientemente con el instrumento de la escritura. No encuentro otro modo de dar a entender la cristalinidad de mis intenciones y el reflejo de mi interior que procuro siempre acorde a los valores que deseo en permanencia conmigo pese a la dureza del camino.

Antes de conocer a D. José María, puedo decir que mi espíritu ya estaba fraguado en duras forjas y sea por ello quizá, el poseer aguante suficiente para no sucumbir en esta lucha contra tantas malignidades con el fin de encontrar soluciones a un inmenso drama humano junto al empresario.

A la rectitud y honradez a ultranza he de sumar el quehacer inteligente, el sacrificio en la perseverancia, la capacidad de gestión en una situación al límite y la consciencia de la importancia de lo que está en juego para no desfallecer ante la presión y la intimidación constantes al estar en un fuego cruzado de codicias enfrentadas.

Si sólo fuera trabajar para conseguir un propósito del más alto nivel, nada más al alcance de un genial empresario y financiero como es D. José María, ya el tiempo habría respondido eficazmente sin obstáculos, pero no fue posible la prontitud por esa amalgama de males que han procurado todos cuantos han mirado por sí mismos y sus ambiciones desmedidas, importando muy poco resolver el sufrimiento de miles de personas.

Mi credibilidad es un continuar a contracorriente ninguneado, boicoteado pública y privadamente, trampeado, difamado, traicionado, vilipendiado, asolado, despreciado y amenazado constantemente.Afortunadamente, gracias a Dios, tiendo a crecerme ante las dificultades.  Sólo puedo aportar de mí lo limpio ante lo rastrero, lo desinteresado frente a las codicias múltiples, la sencillez frente a la demoníaca dificultad de intereses ocultos que sacan provecho del sufrimiento ajeno.

Trabajando muy duramente al lado de D. José María, involuntariamente he podido ver lo que unos y otros esconden tras la apariencia y me he convertido en un molesto testigo íntegro que no se vende ni le compran con las mismas monedas de la traición que tantos recibieron para abandonar a un hombre que, sin ser responsable de los problemas que desea resolver con toda su alma, pretenden dar por acabado para que alimañas se salgan con la suya y en las confrontaciones varias saquen el rédito que buscan , aprovechando una tragedia que poco les incumbe salvo para llenarse todo lo posible los bolsillos.

Mi credibilidad pasa por la manifestación objetiva de una labor muy seria que entraña mucha complejidad y obstáculos que se han salvado permanentemente para conseguir una meta de salvación para todos los Inversores. Proyectos con gran solidez que la necedad y la ambición de los ajenos han pretendido dinamitar pero que han seguido un cauce profesional sin fisuras, a pesar de las muchas demoras que han irrumpido de manera inopinada y continua.

En la convicción de mis palabras está implícita la funcionalidad de todo lo duramente trabajado este tiempo al margen de conflictos, procurando el alejamiento de aquellos que están inmundamente disfrazados de benignidad, siendo lobos de caninos afilados que se presentan ante la opinión pública como dóciles corderos.

Sé que lo tengo todo en contra porque estoy solo al lado de un hombre a quien admiro por puro conocimiento de causa, frente a periodistas engañados o malintencionados, ante  una cohorte de intrigantes que manipulan por la espalda las realidades y las brindan, a cambio de dinero, como ciertas. Resentidos que sólo buscan propios beneficios que no dudan en ponerme en la línea de fuego para que tome partido en un laberinto de enfrentamientos que sólo alejan las soluciones que hemos buscado sin descanso.

He procurado con toda coherencia mantener una fe práctica siendo testigo y hacedor de gestiones profesionales con el fin de culminar con éxito una empresa de una dificultad extrema y sin alicientes, un calvario donde sólo la firmeza en la honradez y la fe en que todo sacrificio obtiene recompensa me ha hecho caminar hacia un horizonte de expectativas reales que, además, han sido protegidas en el difícil equilibrio de dar a entender que hay soluciones pero considerando el país del que se trata éste donde hallar salidas.

Comprendo que todo lo llevo en contra pero me dicta el designio de una conciencia que busca mitigar el dolor de mis semejantes que jamás me ha sido ajeno y por la defensa de un hombre desconocido al que la confusión, la envidia, la malignidad y el oscurantismo de sus enemigos han convertido en una imagen pública muy alejada de la realidad.

Sólo puedo dar de mí lo que soy y sé que es muy poco en comparación con esas deslumbrantes grandezas de tan poderosos enemigos declarados que representan la falacia, siendo yo sólo un humilde luchador por lo que creo y a ello me entrego.

Anteayer le decía a D. José María, indignado yo por el artículo de Juan Luis Galiacho, que había que desmentir todas las falacias de ese correveidile; él me respondió que no había necesidad. "Si la gente cree en lo que quiere creer por afinidad o aversión, seguirá creyendo por mucho que intentes desmentir" argumentó, resignado conocedor de cómo funciona la trampa de lo manipulado.

Gran razón de una persona cuyo pecado fue ser un genio de la empresa y la finanza y confiar en el demonio que en su momento le habló de Dios para llevarle a una trampa sectaria, en que todos los maleantes de este país se repartieron su patrimonio con el beneplácito corrupto de una Justicia que además lo dejó en absoluta indefensión.

Mi credibilidad es mi sacrificio de todo este tiempo contra toda adversidad. Más no puedo dar de mí salvo mi certeza de haber hecho lo que debía hacer. Sigo pensando que toda siembra ha de conllevar la recogida de una cosecha. Así lo espero, consciente de que nadie cree en mí.


Atentamente

Ignacio




martes, 21 de enero de 2014

ENERO 2014. Perfecta salud de D. José María e intensa actividad de trabajo


En las fotos con Julio y Leoncio, Inversores que han apoyado los serios trabajos realizados este último año para poder anunciar los pagos.En sus visitas a Alondra han podido compartir horas de conversación con el empresario.  Son testigos, como muchos otros,  del excelente estado de salud, en general, de D. José María.
 
 Ante el nuevo artículo de Juan Luis Galiacho he de reflexionar al respecto y llegar a la conclusión de que el susodicho es un correveidile-un olfateador de poca monta que ha de presentar su cuota de morbo para seguir rellenando su oronda barriga con salario mensual-,  que pretende estar informado con aquello que le dicen algunos interesados que no dan puntada sin hilo; los aprovechados,  tal cual corresponde a ese parasitismo acostumbrado, son los que van de inocentes y legales justicieros por la vida para solapar sus fechorías y disimular la inmundicia personal que verdaderamente los retrata más allá de la apariencia televisiva donde prodigan sus mentiras. Esos son los que ladran el dictado del sensacionalismo "galiachano".

Artículo mendaz de Galiacho:
http://extraconfidencial.com/articulos.asp?idarticulo=13999  

 CARTA ABIERTA AL IGNORANTE GALIACHO

Comprendo que hay mucha gentuza muy interesada en engañar sobre el estado de salud de D. José María, pero lo cierto es que él se encuentra muy bien y con actividad de diario después de una gran siembra de trabajo estos meses pasados para encontrar soluciones a los problemas que, lo repetiré siempre, él no generó.

Este último año ha sido de actividad intensa pero siempre hay un tiempo para la siembra y otro para esperar los resultados de una cosecha. Ese lapso de ritmo laboral periódico se ha mantenido durante muchos meses. Se ha hecho lo que se debía hacer.

D. José María se trasladó del despacho profesional al de una sala de estar al lado del dormitorio. Es lógico apagar una calefacción de una casa de 1.700 metros cuadrados. Con unos simples calefactores las habitaciones usadas están bien protegidas del frío invernal. De sentido común y nada extraordinario teniendo en cuenta la situación actual con embargos, sólo por Dhul, de 618 millones de euros en manos de una Justicia cuyo cometido parecer ser que es asfixiar a miles de personas con montones de papeles apilados, importando muy poco el componente humanitario de las circunstancias.Esa Justicia que en algunas situaciones pierde el culo para  dejar criminales en libertad y en otras es sorda, ciega y muda para ofrecer la mínima garantía procesal a una valiente e irreductible víctima de una execrable corrupción estatal que ahora padecen también todos los ciudadanos... esa  justicia tan rara y misérrima que D. José María ha denunciado durante 30 años desde la expropiación delictiva de Rumasa que sólo enriqueció a múltiples intereses particulares.

Este Juan Luis sólo es un cotilla que requiere información de terceros. De independiente en criterio poco, salvo para callarse la corrupción jurídica cuando la expropiación de Rumasa o la evidencia pútrida de la judicatura con los últimos acontecimientos derivados de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo. Esas evidentes desvergüenzas no tocan la dignidad del ínclito Galiacho, no.

A Galiacho, el correveidile de las sucias conveniencias,  le nutren otros que han llegado a ser muy cercanos a D. José María. Son los traidores que se han desenmascarado después de enriquecerse al lado del genial gestor de empresas; responsable genial cuando él las dirigía, por supuesto. Esos traicioneros son tejedores de infamias, conspiradores que buscan pertrecharse, ahora también en situaciones problemáticas,  los bolsillos, diversificando la insana capacidad de la caradura con la que se dirigen por la vida. Aprovechados y parásitos que bien pueden denominarse malnacidos por lo muy desagradecidos que han resultado, después de estar lucrándose y chupando del bote arrimados al empresario y financiero.

Galiacho es un oportunista, al igual que esos profesionales que durante décadas se enriquecieron no sin cometer irregularidades usando la confianza para perpetrar estafas a espaldas del Sr. Ruiz-Mateos. Precisamente, uno de estos fue de visita reciente para cotillear lo que sucede en Alondra y, de inmediato, sacarse unas cuantas perras vomitando la supuesta información que se llevó consigo. Este mundo falaz de la manipulación funciona así.

Sirva mi primera carta abierta a Galiacho para despachar a esta rémora de pluma simplona... y no me refiero en absoluto a la orientación sexual del individuo, no. En cambio, para dar respuesta a este segundo artículo de aquél que escribió "Diós" con acento en la o, me remito a ilustrar uno de tantos días de trabajo o de gratas visitas que recibe D. José María, siempre con el tesón, la fuerza y la disciplina para trabajar sin descanso por las soluciones.

La salud de D. José María en absoluto está deteriorada como da a entender el cotilla de turno. Él sigue llevando todos los asuntos del mismo modo que estos meses pasados, reuniéndose con Inversores y tratando a diario con cada hora del día ocupada en gestionar todo lo emprendido durante este tiempo.

Es cierto que tuvo un derrame en el brazo pero no por carencia de tratamientos sino por una puntual circunstancia devenida de un momentáneo cambio de su acordeón por uno mucho más duro de funcionamiento y que propició una lesión después de que lo usara D. José María.






 En el vídeo y la foto se le ve con el acordeón de color negro cuando el suyo acostumbrado es de color rojo. Mucho más suave en el uso, el acordeón de siempre regresó a su lado y ahora se restablece de la lesión provocada después de estar todo un día tocando con el nuevo. En el vídeo del día después de haber practicado durante horas, D. José María ya acusaba un fuerte dolor que le impedía manejar bien el teclado. 

Personalmente ni me imagino la complejidad para manejar un instrumento así, pero la coordinación musical es toda una prueba de que D. José María se encuentra con excelente salud mental y la física que procura mantener con diario ejercicio.

Estas imágenes fueron tomadas cuando ya el empresario acusaba el dolor y las molestias causadas por el uso continuado.

Algunos escriben libros aprovechando dramas humanos que les importan un comino, venden información a cotillas, se meten en todos los fregados jurídicos ajenos a ver si desvían la atención de los trapos sucios propios y asoman de vez en cuando con apariencia amiga para desempeñar sus acostumbradas vilezas... a esos les invitaría a que tocaran un acordeón como hizo D. José María en esos pocos ratos de distensión que se ha permitido entre los continuados horarios de trabajo.

Lerdos. Lo cierto es un tiempo de trabajo constante a su lado y siendo  yo testigo de lo cretina que es tanta gente que no tiene ni idea de la realidad que desvirtúan unos por ignorancia, otros por maledicencia  y otros más por idiotas: porque de imbéciles es juzgar la situación personal de alguien cuando se le recibe el día que no hay nadie después de que la casa haya estado repleta de familia que ha pasado a ver a D. José María de manera permanente, siendo yo mismo testigo de ello.




martes, 14 de enero de 2014

Un trabajo muy serio para pagar a los Inversores



Reza el aforismo: "Líbrame Señor de las aguas mansas que yo me libraré de las bravas". No hay nada peor que la aparente mansedumbre que esconde la turbia traición. Muchos necios son traicioneros y sucios en todos los aspectos de sus vidas. Lo disimulan bien.

Los necios ignoran  por la vanidad estúpida de no querer saber. Son lastres de las luchas por la Justicia, ladrones de esperanza que dan más mérito a las batallas por las buenas causas. Siempre hay quienes zancadillean cuando otros pretenden conseguir una meta. Son envidiosos y arrogantes. Si el necio desconoce, nadie debe conocer. Entonces, envalentonados desde la cobardía de la mentira, es cuando en el rebuzno encuentran la lógica de sus argumentos. Más rebuznan cuanto más son oídos. Así multiplican la necedad de los desprevenidos.

Ah, si yo hablara, cuántos callarían; empresarios de postín incapaces y parcos de mérito propio; luchadores históricos de la libertad, en realidad estafadores enmascarados tras fingida honorabilidad; defensores de la ley aparente, mendaces y zafios, tahúres con ventaja por carecer de conciencia; amantes de cariños eternos, capaces de vender un padre por cuatro perras gordas...Tanto asco.

Durante estos casi dos años al lado de D. José María he conocido mucho de la misérrima condición humana de esos cínicos de la existencia que han rodeado al empresario y financiero. En algunos casos aberrantes, cuanto más cercanos, más fueron afilados los colmillos y ponzoñosas las viperinas lenguas que le han regalado cariños públicos ocultadores de desvergüenza privada. Nadie es quien parece ser en este engaño persistente frente a la opinión pública, empezando por D. José María, el más inocente de todo este teatro de míseras actitudes.

Mucho contrariaría a  ignorantes y necios que tanto sacrificio y esfuerzo dieran resultados y se anunciara el cumplimiento de los pagos. Mordazas deberían portar el resto de sus vidas algunos, bocazas. Este tiempo he aprendido que la internacionalidad del criterio, lejos de cohesionarse en el sentido común y la amplitud de razonamiento,  deriva en una obtusa mezquindad tan afín a la maldad recalcitrante como a la vaciedad del espíritu.

Trabajando duramente por pagar a los Inversores mientras gentuzas acomodadas han obstaculizado a traición, buscando hasta protagonismo derivado de la tragedia de los Inversores, he percibido de cerca la pestilencia de quienes se embriagan de caros perfumes. El hedor del alma los mezcla con un aroma de azufre perpetuo que esconden tras las falsas sonrisas.

Lucros parasitarios arrimados por si cae algo, víboras disfrazadas de civilizados prójimos viviendo a tutiplén arrastradas a los pies de quien ahora experimenta la soledad del héroe en la batalla. Siquiera consienten que alguien le acompañe en la lucha; cobardes y fulleros. 

Acaso D. José María casi siempre vivió la heróica soledad de un guerrero de nobleza rodeado de traiciones.  Tanta hipocresía de cariños falsos, de interesadas ambiciones capaces de vender por cuatro perras lo que se dice más querido; muchos adoradores de la conveniencia de los pecunios así se venda el alma ajena. Mucho callo como mérito de mis observaciones indignadas, que he de ver cómo algunos se arrastran todavía por si de las migas todavía se pueden nutrir.

 He percibido la apestosa condición de esa fingida élite que es en realidad detritus del alma que, estoy seguro, encontrarán su basurero donde yacer las acomodadas miserias humanas,  cuando traspasen esta dimensión de injusticia donde se mueven como peces en el agua, si no como pirañas en el estanque de la vida fácil viviendo a costa del esfuerzo ajeno. Vanidades y sólo vanidad, como decía el sabio Cohelet. Todo polvo al final . Pobres confiados que aún quedará la recogida de la siembra terrena.


La traición es permanente en aquellos que buscan un lugar de la existencia como aprovechados que impiden la esperanza escudriñando propios intereses, vanidades y codicias que son reclamo de auténticos depredadores que dicen interesarse por el bien de sus semejantes. Desperdicios ingentes que concitan la atención de los incautos aprovechando el totum revolutum del drama del que se rebozan intentando sacar la mejor tajada. Ésa es la naturaleza inherente de sus idiocias y vanaglorias.

En tanto se trabaja seriamente para solventar un drama brutal que acucia de diario, estas rémoras de la insidia y la inquina retorcida van desesperanzando a quienes esperan los resultados de tanto sacrificio en que ha habido que salvar tantas adversidades como malignidad; ingentes maldades contienen estos seres sin entrañas que viven para sí mismos.

Sucios traidores, develados como cobardes y vagos incapaces de sostener sus hogares sin pegarse como lapas a un genio y trabajador irrepetible que además ha cargado meritoriamente con los lastres que no le pertenecían.

Líbrame de las aguas mansas, Señor, aquellas que se exhiben como bendecidas por la vida siendo tóxicas y corrosivas capaces de desintegrar la faz de la verdad, de la nobleza y de la decencia. Linfas del demonio que esperan la oportunidad para lucirse en el infierno de sus apetencias trampeadas, jugando con la vida de los que nada  importan si no es como pago a los protagonismos de unas presunciones perpetuas.

Los Inversores cobrarán pese a que las holgazanas y ruidosas cigarras entonen sus cantares de cinismo, rezando a Satanás para que las soluciones no lleguen , riéndose y denostando a las hormigas que se dejan la piel en los esfuerzos. Quedará en  evidencia la necedad, el falsario ser de sus pútridas actitudes que se harían patentes  para enmudecerlos sin esos rebuznos permanentes que hoy confunden con repugnante simpleza.

Cómodos parásitos que no sólo no trabajan sino que estorban una labor de sacrificio sin descanso para conseguir el bien de miles de personas, habrán de callarse cuando los hechos oculten esa fácil palabrería de los inútiles que desprecian el trabajo ajeno. Es lo que tiene vivir de la sopa boba, aunque la hayan comido en las gigantescas ollas de las que jamás se sacian. El parasitismo es así de voraz.

José María Ruiz-Mateos cumplirá su solemne compromiso pese a la extrema dificultad del empeño. Los Inversores cobrarán y no será, precisamente, por estos seres desentrañados que hicieron todo mucho más difícil demorando el lapso de de las respuestas... aunque ya tomarán posiciones para adjudicarse los méritos y dar bocado. Sin embargo, todo queda en el lugar que le corresponde cuando llega el momento.