Estimado Jordi, creo en
la democracia pero, al igual que D. José María acerca de la Justicia, no creo
que exista en España, al menos en el trasfondo veraz que pretendió otorgarse
con el mérito conjunto de los ciudadanos a través de la Transición.
La censura
drástica en El Gran Debate fue una evidencia descarada de que el verbo es
aceptado cuando no conlleva el compromiso de la verdad radicada en la denuncia,
sobre todo cuando puede quedar en evidencia esa corrupción encubierta que
maneja realmente el destino de este país.
Como te dije en Alondra
2, cuando tú y tu equipo fuisteis excelentemente acogidos para que os
sintierais cómodos trabajando, no podemos llamar a lo nuestro democracia cuando
ésta está sedimentada sobre oscurantistas bases de misterios sin resolver,
siendo la delictiva expropiación de Rumasa uno de los secretos mejor guardados
por honorabilidades aparentes que se beneficiaron del brutal expolio.
En todo momento
practicamos la misma sinceridad contigo y con la misma integridad sin
subterfugios que no van con nosotros y con absoluta trasparencia en el criterio
y los argumentos coherentes que pertinentemente compartimos durante la estancia
en la casa para entrevistar a D. José María.
Con el director,
Alberto, previamente hubo una sintonía naturalizada por la total disposición a
mostrar la realidad de lo acontecido durante esos días. Todo fue
orquestadamente correcto y tú obtuviste, con buen agrado nuestro, el
beneplácito para formular cuanta pregunta juzgaste de interés general.
Siendo así los
antecedentes, no se entienden la displicencia y el desagradecimiento que
mostrasteis en directo durante la grabación de El Gran Debate. El detonante de
vuestro cambio de tratamiento pudo ser cuando me expresé acerca del
conchabamiento de la judicatura, la empresa, la finanza y la política, para
llevar a cabo la delictiva expropiación de Rumasa hace treinta años, junto a
gente oculta de aparente honorabilidad que muy seguramente habían llevado a la
ruina al resto de los españoles tres décadas después.
Nada expuse que no te
comunicara durante nuestra charla que antecedió a la presentación del
empresario ante vuestras cámaras montadas en la residencia.
Es sintomático que
pasaras a otro tema sin cerrar el debate que apenas se había iniciado.
Mostrasteis una cara oculta en un programa de libertad de expresión que anula
toda intención disertativa vuestra en defensa de la comunicación democrática.
La fachada de vuestras intenciones aparentes escondía una descarada actitud de
intolerancia que llevasteis a cabo con el menosprecio propio del totalitarismo
que evidenciasteis sin ningún pudor, como quien acostumbra a violar la libre
disposición de pensamiento que posee cualquier ciudadano.
Llámame ingenuo-aunque me parezca evidente que ni Esperanza, ni Patricia, ni el director Alberto ni tú mismo hayáis expresado un mínimo comunicado- si creo que podrías comunicarte explicando algo al respecto. Si no eres lo que la apariencia hace sospechar, se espera tu llamada. Gracias.
Ignacio Fernández Candela
Portavoz de D. José María Ruiz-Mateos
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