martes, 14 de enero de 2014

Un trabajo muy serio para pagar a los Inversores



Reza el aforismo: "Líbrame Señor de las aguas mansas que yo me libraré de las bravas". No hay nada peor que la aparente mansedumbre que esconde la turbia traición. Muchos necios son traicioneros y sucios en todos los aspectos de sus vidas. Lo disimulan bien.

Los necios ignoran  por la vanidad estúpida de no querer saber. Son lastres de las luchas por la Justicia, ladrones de esperanza que dan más mérito a las batallas por las buenas causas. Siempre hay quienes zancadillean cuando otros pretenden conseguir una meta. Son envidiosos y arrogantes. Si el necio desconoce, nadie debe conocer. Entonces, envalentonados desde la cobardía de la mentira, es cuando en el rebuzno encuentran la lógica de sus argumentos. Más rebuznan cuanto más son oídos. Así multiplican la necedad de los desprevenidos.

Ah, si yo hablara, cuántos callarían; empresarios de postín incapaces y parcos de mérito propio; luchadores históricos de la libertad, en realidad estafadores enmascarados tras fingida honorabilidad; defensores de la ley aparente, mendaces y zafios, tahúres con ventaja por carecer de conciencia; amantes de cariños eternos, capaces de vender un padre por cuatro perras gordas...Tanto asco.

Durante estos casi dos años al lado de D. José María he conocido mucho de la misérrima condición humana de esos cínicos de la existencia que han rodeado al empresario y financiero. En algunos casos aberrantes, cuanto más cercanos, más fueron afilados los colmillos y ponzoñosas las viperinas lenguas que le han regalado cariños públicos ocultadores de desvergüenza privada. Nadie es quien parece ser en este engaño persistente frente a la opinión pública, empezando por D. José María, el más inocente de todo este teatro de míseras actitudes.

Mucho contrariaría a  ignorantes y necios que tanto sacrificio y esfuerzo dieran resultados y se anunciara el cumplimiento de los pagos. Mordazas deberían portar el resto de sus vidas algunos, bocazas. Este tiempo he aprendido que la internacionalidad del criterio, lejos de cohesionarse en el sentido común y la amplitud de razonamiento,  deriva en una obtusa mezquindad tan afín a la maldad recalcitrante como a la vaciedad del espíritu.

Trabajando duramente por pagar a los Inversores mientras gentuzas acomodadas han obstaculizado a traición, buscando hasta protagonismo derivado de la tragedia de los Inversores, he percibido de cerca la pestilencia de quienes se embriagan de caros perfumes. El hedor del alma los mezcla con un aroma de azufre perpetuo que esconden tras las falsas sonrisas.

Lucros parasitarios arrimados por si cae algo, víboras disfrazadas de civilizados prójimos viviendo a tutiplén arrastradas a los pies de quien ahora experimenta la soledad del héroe en la batalla. Siquiera consienten que alguien le acompañe en la lucha; cobardes y fulleros. 

Acaso D. José María casi siempre vivió la heróica soledad de un guerrero de nobleza rodeado de traiciones.  Tanta hipocresía de cariños falsos, de interesadas ambiciones capaces de vender por cuatro perras lo que se dice más querido; muchos adoradores de la conveniencia de los pecunios así se venda el alma ajena. Mucho callo como mérito de mis observaciones indignadas, que he de ver cómo algunos se arrastran todavía por si de las migas todavía se pueden nutrir.

 He percibido la apestosa condición de esa fingida élite que es en realidad detritus del alma que, estoy seguro, encontrarán su basurero donde yacer las acomodadas miserias humanas,  cuando traspasen esta dimensión de injusticia donde se mueven como peces en el agua, si no como pirañas en el estanque de la vida fácil viviendo a costa del esfuerzo ajeno. Vanidades y sólo vanidad, como decía el sabio Cohelet. Todo polvo al final . Pobres confiados que aún quedará la recogida de la siembra terrena.


La traición es permanente en aquellos que buscan un lugar de la existencia como aprovechados que impiden la esperanza escudriñando propios intereses, vanidades y codicias que son reclamo de auténticos depredadores que dicen interesarse por el bien de sus semejantes. Desperdicios ingentes que concitan la atención de los incautos aprovechando el totum revolutum del drama del que se rebozan intentando sacar la mejor tajada. Ésa es la naturaleza inherente de sus idiocias y vanaglorias.

En tanto se trabaja seriamente para solventar un drama brutal que acucia de diario, estas rémoras de la insidia y la inquina retorcida van desesperanzando a quienes esperan los resultados de tanto sacrificio en que ha habido que salvar tantas adversidades como malignidad; ingentes maldades contienen estos seres sin entrañas que viven para sí mismos.

Sucios traidores, develados como cobardes y vagos incapaces de sostener sus hogares sin pegarse como lapas a un genio y trabajador irrepetible que además ha cargado meritoriamente con los lastres que no le pertenecían.

Líbrame de las aguas mansas, Señor, aquellas que se exhiben como bendecidas por la vida siendo tóxicas y corrosivas capaces de desintegrar la faz de la verdad, de la nobleza y de la decencia. Linfas del demonio que esperan la oportunidad para lucirse en el infierno de sus apetencias trampeadas, jugando con la vida de los que nada  importan si no es como pago a los protagonismos de unas presunciones perpetuas.

Los Inversores cobrarán pese a que las holgazanas y ruidosas cigarras entonen sus cantares de cinismo, rezando a Satanás para que las soluciones no lleguen , riéndose y denostando a las hormigas que se dejan la piel en los esfuerzos. Quedará en  evidencia la necedad, el falsario ser de sus pútridas actitudes que se harían patentes  para enmudecerlos sin esos rebuznos permanentes que hoy confunden con repugnante simpleza.

Cómodos parásitos que no sólo no trabajan sino que estorban una labor de sacrificio sin descanso para conseguir el bien de miles de personas, habrán de callarse cuando los hechos oculten esa fácil palabrería de los inútiles que desprecian el trabajo ajeno. Es lo que tiene vivir de la sopa boba, aunque la hayan comido en las gigantescas ollas de las que jamás se sacian. El parasitismo es así de voraz.

José María Ruiz-Mateos cumplirá su solemne compromiso pese a la extrema dificultad del empeño. Los Inversores cobrarán y no será, precisamente, por estos seres desentrañados que hicieron todo mucho más difícil demorando el lapso de de las respuestas... aunque ya tomarán posiciones para adjudicarse los méritos y dar bocado. Sin embargo, todo queda en el lugar que le corresponde cuando llega el momento.



2 comentarios:

JOSE A. dijo...

Dios sabe el esfuerzo que habeis realizado y todos los obstáculos que habeis salvado para poder llegar a anunciar un final tan Feliz.- Todos los que han intentado zancadillearos se van a tener que esconder como ratas en las más profundas alcantarillas y tendran que desaparecer una buena temporada de la vida pública. Muchas gracias por todo lo que has hecho por nosotros. Gracias de corazón y que Dios te proteja y bendiga.- Un abrazo.

I.F.C. dijo...

Muchas gracias, José Antonio. Me pregunto qué impulsa, por mucha codicia interesada que haya al margen de buscar soluciones, a que seres sin entrañas manipulen y desesperancen a todos aquellos por quienes hemos trabajado duramente este año.

Hay quien presume de la mafia y se define a sí mismo. Quien dice ser empresario y las pía ferozmente por cantidades irrisorias al lado del volumen de negocio de D. José María. Arrimados que se contrarían con feroz falta de conciencia ,alimentándose de estúpida soberbia y procurándose fama a base de intentar despeñar las esperanzas para coger los restos al vuelo y vivir de sobras humanas.

Tanta hipocresía apestosa que encuentra seguidores en los necios que alaban el vacío del alma de quien rebuzna buscando propio beneficio.

Cuanto más aparentemente digna, más apestosa es esta gentualla que alimenta los egos deglutiendo falsedad y vomitando falsa virtud.

Tanta basura sobrante de alto standing que hiede tras sus máscaras de aparentes cariños hacia quien es vendido por la moneda de la traición.

De tierras lejanas llegan los parásitos para vivir del cuento y desencadenar guerras. Son vampiros que se descubren hincando el colmillo por ser vagos y cuentistas, incapaces de vivir de sí mismos por mucho que se presuma de ser entendido reflexivo siendo sólo un manipulador sin alma.

Pero la conciencia nos sigue dictando el destino altruista por solventar un drama que a otros les interesa agravar.

Dios quiera que estos bocazas acaben atragantándose con sus lenguas, cuando se manifieste el sacrificio de esta labor.

Un abrazo