sábado, 22 de septiembre de 2012

El escepticismo y el desagradecimiento de algunos en Jerez


Es paradójico que UGT, después de haberse llevado dineros del erario público, continuadamente, de manera especialmente sectaria y sin justificación ninguna de daciones con tintes de corruptela política, en boca de una tal Paqui Romero diga que D. José María no  da ninguna confianza a los trabajadores.
     Es paradójico y vergonzante porque de haber recibido un mínimo de sopa boba que se llevaron los sindicatos durante la era zapatera, Nueva Rumasa habría tenido viáticos suficientes para retomar la gestión más allá de los problemas generados por el cierre de grifo crediticio del Banco de Santander, como antes se hizo sin argumentaciones convincentes con Otaysa.

Paqui Romero, uno de esos elementos que se ha llevado lo decible e indecible del trabajo honrado de los españoles con subvenciones vergonzantes que fueron inmerecidamente a las arcas sindicales, no se acuerda de lo que era Jerez antes de que D. José María, con una inversión de 300.000 pesetas y siete magníficos trabajadores,lo revalorizara extraordinariamente.

Jerez era un pueblo de Andalucía improductivo, muerto, carente de ingenio empresarial  y de iniciativa inteligente, más proclive a la mano de obra en espera que al empresariado hacedor de riqueza. Y hete aquí que la muerta Jerez está firmemente vinculada a la expansión económica gracias al ingenio de José María Ruiz-Mateos, el genio emprendedor que llegó a crear un Holding de Rumasa absolutamente prodigioso en una España no acostumbrada a las genialidades.
    ¿Dónde estaban los trabajadores cuando se expropió brutalmente el patrimonio del empresario que daba casi  100.000 puestos de trabajo directo y 300.000 indirectos? Ejercieron de victimismo sin la valentía de luchar por lo que les estafaron y dejando al empresario bregar solo ante tanta injusticia.
Algunos trabajadores, tan escépticos ellos, quizá deberían remontarse al Jerez muerto y ver el gran tesoro bodeguero que fue culmen de la factoría vinícola en España con primeras marcas exportadas con éxito. Los reticentes trabajadores, tan cómodos lejos de los conflictos que otros tienen que resolver, deberían imbuirse de elemental agradecimiento y recordar los 40 años de producción que enriquecieron a la región como nunca se hubiera imaginado por otros indolentes e improductivos jerezanos.

Que D. José María Ruiz-Mateos tome en exclusiva la dirección de las bodegas, debería ser una noticia acorde con la gratitud que los trabajadores deben a su sacrificio empresarial siempre empañado por la traición y problemas ajenos de su voluntad.
Otra cuestión es que estos trabajadores desconfiados desconozcan la realidad de lo sucedido estos años hasta desembocar en la crisis de Nueva Rumasa. Es más cómodo no saber, no querer entender y arremeter contra todo sin reparar en los extraordinarios años productivos de un empresario sin parangón.

Algunos sindicatos en España son los causantes de esta brutal crisis que se atraviesa y cuya aquiescencia y complacencia ha sido responsabilidad de esos que dicen defender los derechos de los trabajadores y se han quedado de brazos cruzados, complacidos sectariamente, viendo cómo arruinaban un país sin mover un solo dedo pero extendiendo las manos para recibir a puños llenos.

Estando todo tan claro con el conchabamiento arrimado al poder que dio a espaldas del pueblo los corruptos favores de una era nefasta, es normal que una sindicalista diga desconfiar de un empresario que lo ha sido todo, a pesar las brutales traiciones que ha tenido que padecer, en esta España desagradecida donde los legos deciden en quien confiar. Así nos fue en este país que ha aceptado la ruina ensalzando a los verdaderos provocadores del drama que empresarios y trabajadores tienen que afrontar.

Las bodegas de Jerez no podrán estar en mejores manos de quien sabe que bajo su exclusiva dirección empresarial solo hay una perspectiva de saneamiento y crecimiento como él solo sabe hacerlo. Un poco de "memoria histórica de lo empresarial" no le vendría mal a tanto escéptico y desagradecido.


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