martes, 24 de abril de 2012

Las numerosas sentencias a favor de José María Ruiz Mateos por la expropiación de Rumasa.



La ignorancia no sólo es atrevida, sino también canalla. Deshonra a este país la aparición de tanto ignaro en esta oscura historia de España que Zapatero protagonizó provocando una crisis institucional y económica sin precedentes.
A nadie deben engañar las apariencias; unos toman las medidas impopulares por los destrozos que otros provocaron durante ocho años.
Una suerte de cretinos ha visto el filón del mal llamado  progresismo, como una manera de conseguir lo que con la libre competencia les es negado, por una cuestión de pura inepcia como así demostró el deshonroso ejecutivo socialista que dejó España hechos unos zorros al son de la Internacional, del “papeles para todos” y del estruendo de un 11-M no esclarecido y del que no pocos españoles sospechan que están implicados los que llevaron  hacia el abismo a toda la ciudadanía; los mismos que cuentan estrellas, nubes y monsergas en tanto el gobierno del PP intenta arreglar un desaguisado absolutamente estremecedor e inconsecuentemente impune.
Vivimos en un país de conveniencia donde es mejor no saber. Tal es la impunidad aliada de la ignorancia, que se siguen poniendo palos a las ruedas del carro después de cambiar a los conductores que nos llevaban a la ruina; así de extensa y contagiosa es la enfermedad que padecemos con tanto virus suelto en el Congreso de los Diputados.

No sólo hablamos de caraduras y facinerosos políticos, expertos en trapisondería, en pago de prebendas a bufones ruidosos, en aliados de fulleros callejeros y acostumbrados a la picaresca visceral… no debemos obviar las responsabilidades de los que disimulan actitudes delicuescentes como si no hubiera pasado nada. Así nos va condecorando a los únicos culpables de esta destructiva era zapatera, para luego responsabilizarse  los que menos culpa tienen de los desastres inasumibles que son mucho mayores que los provocados por el felipismo.

Con los antecedentes de impunidad de la era González, era cuestión de tiempo que se repitiera la torticera intención de saqueo pero ahondando en las raíces institucionales durante el gobierno de Zapatero. Es referente exponencial de estas corrupciones acostumbradas del socialismo español, la Rumasa de los años ochenta de Ruiz Mateos que fue expropiada asegurándose la manipulación política, económica y judicial que buscaba denostar el primer holding de España con  argumentaciones populistas.

Todo fue un saqueo con la particularidad de que los delincuentes detentaron-todo se sabrá- un poder pleno de corruptelas que facilitó el atraco estatal con la aquiescencia de un poder judicial vergonzoso y sectario. Años después las numerosas  sentencias del Tribunal Superior de Justicia daban la razón a José María Ruiz Mateos quien de manera paradigmática y obligado a que fuera de modo poco ortodoxo, defendió sus legítimos intereses aún padeciendo una persecución política, judicial y mediática que jamás socavó su entereza e integridad empresarial.


Decía al principio que la ignorancia es osada y canalla surgida de esos tiempos del zapaterismo en que incluso se ha pretendido reescribir una Historia al margen de la verdad histórica acontecida en 75 años. Si hay ignorantes que se creen la patraña del régimen feliz que pretenden imponer loando criminalidades del pasado y levantando rencores guerracivilistas, no es extraño que los ignorantes crean que hubo sentencias del Tribunal Superior de Justicia en contra del genial empresario jerezano.

No es extraño que esos ignorantes de nueva hornada, se crean que las resoluciones judiciales fueron desfavorables cuando, siendo todo lo contrario, José María Ruiz Mateos obtuvo la razón jurídica en muchas sentencias con otros tantos recursos por resolver.

Queda pues en el aire y pendiente  una indemnización estatal que muy seguramente fue ralentizada a propósito durante estos últimos años.

El mentir y dejar un rastro de bellaquería con apariencia de dignidad es una estratagema que a Zapatero le fue de perlas, como a González entonces, para esquilmar las arcas del Estado y robar, a golpe de decreto, los más sustanciosos botines.

No es de recibo el acoso y derribo contra Nueva Rumasa- incluso con los errores de gestión derivados de la delegación de responsabilidades en gestores carentes del ingenio financiero de Ruiz Mateos, pero bienintencionados en el desarrollo-, sin considerar el brutal atropello de quien después vendió a precio de saldo Galerías Preciados y ha vivido a cuerpo de rey bajo la protección dineraria de los que se beneficiaron de la criminal expropiación. Felipe González es el ejemplo de que se puede ser marrullero y salir beneficiado con la suerte de quien vende su alma al diablo. Zapatero también.

La Justicia parece ser un cuchillo de doble filo donde unos son sentenciados sin oportunidad a la defensa y otros delinquen impunemente siendo intocables, acaso pagando la limpieza de las sucias togas con que España se ha contaminado en demasiados casos sospechosos de prevaricación. Otra cuestión es la especulación bancaria, pero eso no sólo es padecimiento de Nueva Rumasa, siendo todos los ciudadanos los que han advertido el juego sucio de la banca y su enriquecimiento  con el “trampeamiento legal” a través de truculentas maquinaciones propias de estafadores, como pueden ser las  participaciones preferentes perpetuas.

Los pagarés de Nueva Rumasa  podrían haber cumplido su cometido sin problemas, si se hubiera permitido que la dinámica empresarial enderezara los errores de gestión. La intención era responder ante todos los compromisos adquiridos, pero con el indispensable contrato crediticio que  abruptamente se ha denegado.

Más delictiva es la intencionalidad bancaria de las participaciones preferentes perpetuas siendo una flagrante estafa contra los clientes que confiaron en sus bancos. Nueva Rumasa podría haber cumplido el expediente de las responsabilidades mercantiles de no existir una traición bancaria que no va a dejar de enriquecer a su artífice, en tanto se hunde un holding al que todavía el Estado ha de rendir cuentas en honor a la verdad y a la Justicia; pero con tanto ignorante y canalla suelto es más fácil  pensar que José María Ruiz Mateos es culpable, cuando la realidad jurídica está en camino de aclarar lo contrario.

Ágil ha estado el banquero que ha cerrado el grifo en comparación con la lentitud de la Justicia en dirimir los recursos. Un término medio hubiera sido lo perfecto, pero no para quienes saben que dejando el proyecto empresarial a medio camino han alcanzado sus ocultas y especulativas metas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¿Conspiración bancaria? ¿Incumplimiento de contratos crediticios? ¿Asfixia económica premeditada? Parece que no todo está escrito aún sobre la segunda aventura empresarial de Ruiz Mateos.